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Juntos y poco revueltos

Rafa Japón

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La coeducación, es un método educativo que parte del principio de la igualdad entre sexos y la no discriminación por razón de sexo.

Pues si me preguntan a mí, el objetivo está conseguido. Con la excepción del centro con mayoría gitana -donde sí hay que seguir insistiendo en este tema-, en el resto de institutos en los que he trabajado el trato entre chicos y chicas es de lo más natural. No hay ningún problema entre sexos. Pasó a la historia aquello de “los chicos con los chicos y las chicas con las chicas”. Si les pides que formen grupos siempre se hacen mixtos y no hace falta que el profesor lo aconseje. No recuerdo el último insulto machista que escuché (excepto en el instituto que ya he mencionado), si es que he escuchado alguno. La comunidad educativa ha conseguido herir de muerte la lacra del sexismo y el toro no era pequeño. No hay más que mirar atrás para comprobarlo.

Para variar los gobernantes no se enteran y siguen cargando tintas con este tema. Supongo que es porque piensan que queda bien, moderno. Es obligado que haya un proyecto de “Coeducación” en todos los centros públicos, cuando en la inmensa mayoría de ellos es estéril. ¿Sería necesario explicar a los chicos las bondades de la abolición de la esclavitud? Pues la coeducación está igual de pasada de moda. Pero es que a los del otro bando hay que echarles de comer aparte y vuelven a la carga con la exclusión por sexos.

Y, aunque lo piensen los pocos defensores de la educación diferenciada o nos lo vendan así en alguna serie de televisión, los centros no son Sodoma y Gomorra. Vale, alguna parejita besucona hay, pero nada que tengamos que tachar de X. Además, ¿que hay más enriquecedor para la vida de una persona que el amor? Separar a un chico del resto de las chicas o viceversa, no supone NINGUNA ventaja en su educación sino todo lo contrario. Los centros de educación deben ser copias de la realidad y no simulacros artificiales. Si un padre achaca el fracaso escolar de su retoño a que se distrae con los especímenes del otro sexo, se equivoca de pleno. Si no es con las chicas (o con los chicos) se distraería con cualquier otra cosa. Yo fui a un colegio mixto y no ligaba un carajo... sin embargo, algo siempre pillaba en la fiesta de fin de curso de cierto señero colegio cordobés, por entonces femenino. ¡Así de desesperadas tenían que estar las pobres chicas para besuquearse conmigo! A algunos anticuados padres les salió el tiro por la culata.

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