¿Y si James Rhodes tiene razón pero sin pasarse de frenada?
En mayo de este año, el pianista James Rhodes escribió una columna en El País alabando a España. Es difícil no estar de acuerdo con todo lo que escribe, a pesar de la que tenemos encima. Esta semana ha pasado por Córdoba el periodista y escritor Manuel Hidalgo, que ha presentado su libro Pensar en España, con entrevistas con 16 intelectuales. “Pensándolo bien, España no está tan mal”, arranca en el prólogo Iñaki Gabilondo. Quizás nos falta pensar, aunque sin pasarnos de frenada.
Hidalgo sostiene que probablemente no ha habido una época mejor en la Historia de España. Solemos pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero pensemos en cualquier grupo tradicionalmente oprimido. Una mujer, ¿en qué otra época de España habría gozado de estos niveles de igualdad, con todo el camino que queda por recorrer? ¿Y los homosexuales? ¿Las minorías étnicas o inmigrantes?
Sin pasarse de frenada, insisto, España no ha conocido un periodo como el que va desde la muerte de Franco hasta la actualidad, con sus defectos. El país nunca ha tenido 40 años de paz en su historia. Ni de un desarrollo más o menos constante. Pero sobre todo, jamás ha habido tantos derechos y libertades como en la actualidad.
Pero todo, que ha sido una conquista, que ha sido una lucha, que se lo debemos a nuestros padres y abuelos, no es para siempre. Nada es eterno. Ni las victorias ni las derrotas. Ni mucho menos las conquistas sociales. España no es hoy un país peor que el de 1978, al contrario. Es más libre, seguramente, con más derechos, indudablemente. Y es una democracia imperfecta, está claro.
Las redes sociales y hasta los medios de comunicación acabamos distorsionando una realidad. Parece que vivamos al borde de un apocalipsis continuo en un país al borde de la ruptura permanente. En el que luego casi nunca pasa nada de eso. Pero puede acabar pasando.
Si relajamos la conquista de nuestros derechos y libertades, si consentimos por omisión que se perpetúen los abusos, las desigualdades sociales o si empezamos a ceder y dar pasos atrás (como esos partidos que proponen volver a leyes anteriores como en el caso del aborto) estaremos poniendo en riesgo que este país no esté tan mal, al fin y al cabo.
España, en este mundo globalizado, no es una excepción. Se podría vivir mejor, sin duda. Podríamos ser Suiza, Escandinavia o Francia, modelos a los que mirar, aunque no para todo. Pero eso también se conquista. Y se hace mirando hacia atrás. Sabiendo de dónde venimos, de un país que históricamente ha llegado tarde a todo. Y en el que como sigamos a leches volveremos a perder el tren.
En el libro, Manuel Hidalgo pregunta por un cuadro que mejor defina a los españoles. Yo también habría respondido lo mismo, el Duelo a garrotazos de Goya. James ahí no te compro el discurso.
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