Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Manuela, Ada y Mónica

.

Ángel Ramírez

0

El sábado nos acostamos con Esperanza Aguirre, Xabier Trias y Rita Barberá y lo hicimos el domingo con Manuela Carmena, Ada Colau y Mónica Oltra. Parece un cambio de nombres pero es mucho más, es un cambio de época, de horizonte, de estado de ánimo, es dar un salto de un par de décadas, te levantas en un país miserable,oscuro y siniestro, y te acuestas confiado, sabedor de que la gente que  manda se parece a ti, e incluso es mucho mejor que tú.

Aún recuerdo el día que Ada Colau compareció en comisión parlamentaria y recibió el acoso de un triste diputado del PP sacado de alguna crónica galdosiana. Ella, que venía de las calles y de ayudar a gente a la que dejaban sin hogar, se plantó ante aquel prepotente y  le dijo que no se retractaba de lo dicho, y que el que tenía que arrepentirse era él por permitir que supuestos técnicos y seguros mercenarios mintieran de esa manera en la Cámara. Recuerdo a Manuela y sus denuncias de hace unos años, y su simpatía e inteligencia de siempre, y a Mónica Oltra con sus camisetas y su valentía. Son como mis hermanas, mis amigas, o mi pareja, con ese brillo que da el coraje y la oportunidad, algo que las hace admirables y a años luz de tantos políticos y políticas que solo nos ofrecen sumisión y saber decir la lección.

¿Cómo dejamos que una panda de miserables se hiciera con nuestras vidas, que gestionaran nuestros recursos, que nos dijeran qué y qué no podíamos hacer? Durante años elegimos marquesas, vividores, arribistas para que nos robaran quizás en la confianza de que algo del botín sería para nosotros, pero lo que fue para nosotros fue el encanallamiento, el convertirnos en  compañeros en la mediocridad, en buscadores de excusas baratas, una especie  entre la complicidad y el victimismo, un perfil muy de este país que es puro escapismo.

En Andalucía nos ha faltado un punto de osadía, pero estamos en ello. En Córdoba, un grupo de gentes (muchas, muchas, no sé cuántas) se han dado un curro descomunal, con una ilusión, una entrega y una inteligencia que no recuerdo desde hace mucho. Los veía organizando mesas, micromítines, acciones de calle, y pensaba yo que porqué Antonella, con sus muchas canas, u Olga o Marlon hacían aquello, por qué montaban stands para que muchos ciudadanos las miraran con desdén, porqué perseguían a la gente para darles folletos que la mayoría no leían. Gracias a ellos y ellas y muchos como ellos hoy en Córdoba puede existir un gobierno municipal que nos saque del azul oscuro casi negro en el que estamos inmersos, este estado de martirio al que nos someten con su altanería, su sectarismo, ese tradicionalismo autosatisfecho y decadente del que nos avergonzamos. Es bueno que lo sepamos, que si eso ocurre no será gratis, se lo debemos a esas muchas que pusieron el proyecto en pié, con enormes posibilidades de fracaso y ante la indiferencia de la mayoría, que sepamos que el bienestar y los derechos, hay que ganarlos en un batalla dura y sin cuartel, y que nos podemos permitir unos cuantos gorrones pero no demasiados.

La democracia normalmente es un aburrimiento y lo más que nos deja es elegir entre males menores, el arribista demagogo de la derecha, o la ventajista hipócrita de la izquierda, o al revés. Pero a veces, muy pocas, nos reconciliamos con nosotros mismos, hacemos cosas que mejoran el mundo ante nuestras narices,y sentimos cómo podemos aún recuperar el sentido de la ciudadanía, hacemos lo que dicen nuestros representantes porque los reconocemos mejores o al menos iguales que nosotros, y sabemos que hacen lo que deben. Hoy con Manuela, Ada y Mónica me siento en un país así, pero no olvido que eso existe por el esfuerzo y que basta que nos relajemos para que volvamos a ser un país patético. Han llegado a nuestras instituciones otra gente, gente a la que reconozco y de la que me siento orgulloso porque he estado con ellas en muchas, y si están ellas es como si estuviera yo pero mejor, porque me superan en brillantez y valentía, y me alegra porque lo que realmente me desazona es verme rodeados por peores. Un abrazo y que siga la racha.

Nota: Olga, Alberto, Ramón y otros en la sede de Ganemos Córdoba

Etiquetas
stats