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¿Por qué corren las liebres cuando oyen que se están matando...?

Sebastián De la Obra

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¿Por qué corren las liebres cuando oyen que se están matando a los camellos? Porque primero te matan y después intentas demostrar que no eras un camello... Este viejo cuento ruso habla del miedo y su contagio. Zygmun Bauman lo recuperó para hablar de las políticas del miedo.

Los forasteros tenemos tiempo para pensar aunque el tiempo de una vida no alcanza para casi nada (andamos siempre comenzando y recordando...). Ahora me gustaría, como cuando era un niño, ser invisible e inaudible. Las realidades producen tanto desasosiego e impotencia que querría pasar de puntillas. Mientras tanto observo. Veo gentes que se repiten y se afirman, una y otra vez, en sus propias opiniones. Cualquier otra opinión la viven como amenaza y se enrocan como Narciso. Veo gentes que desde el poder (los diversos poderes) mienten y vuelven a mentir. Sin saberlo piensan (y repiten) las mismas palabras que Maquiavelo le dirigía a su amigo Guiccardini: desde hace ya algún tiempo nunca digo lo que creo y nunca creo lo que digo; y si alguna vez resulta que digo la verdad, la escondo entre tantas mentiras que es difícil de encontrar... Unos y otros solo disponen de intereses y ambiciones desmedidas.

Entre ambas gentes están los que sienten y viven del miedo y entre el miedo. Estos últimos se van convirtiendo, poco a poco, en indeseables. Hace tiempo dejaron de consumir. No votan. Crecen en número pero no dejan huellas y las que dejan se borran rápidamente. En la vida urbana se van pareciendo a las ratas (por ahora solo se les ve cuando anochece). A lo largo de la historia recibieron multitud de nombres... ahora, realmente, deja de tener sentido el nombrarlos. Son (y los vemos) radicalmente inútiles. En algún momento del pasado pudieron parecerse a Job y mostraron su cólera frente a un Dios que no escucha. Ahora ni eso alcanzan... No lo saben pero sufren la vieja maldición talmúdica: “No hay muerte sin pecado, no hay sufrimiento sin falta”. Ya no hay recursos (dicen los que mienten) para domesticar su sufrimiento. Han dejado de ser sujetos (dicen los Narcisos) para modificar sus condiciones. ¿Quién se atrevería a realizar un listado de posibles nombres? La verdad es que a poca gente le interesa realizar este ejercicio semántico. Nos vamos pareciendo al personaje de el Roto cuando dice: Es curioso, de mirar tanto los números voy viendo borrosa a la gente“

Nota: dedicado a las liebres que corremos cuando oímos que se están matando a los camellos.

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