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Madre no hay más que una

Marian Castro

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Este domingo se celebró en México, así como Estados Unidos y otros países de América, el Día de la Madre, una fecha marcada en rojo en el calendario de cualquier mexicano. Desde políticos, a deportistas, cantantes... cualquier hijo de vecino  festejan, agasajan,  en ese día a su madre, a la que idolatran y todo ello quedó patente ayer en las redes sociales. Hablábamos anteriormente de machismo en este país pero sin embargo para algunos aspectos el matriarcado es un hecho relevante recalcar. Ahí no existe “clasismo”, ni estrato social, cualquiera reconoce el valor de su progenitora y la autoridad de su palabra, consejo, en las decisiones relevantes de su vida. Esa mujer que durante nueve meses nos mima desde dentro para después darnos el privilegio de venir al mundo y “apapacharnos” con su cariño de por vida.

Los españoles en este aspecto somos algo más desapegados en general, más que nada en los últimos tiempos. El primer domingo de mayo no vemos restaurantes llenos, cines, teatros, tráfico paralizando la ciudad para sacar a homenajear a nuestra madre, a lo sumo le regalamos una llamada o una flor. Aquí no. La madre tiene su monumento y su fiesta laboral.

Sin embargo, es una celebración importada del vecino “gringo”. Fue el director del periódico Excélsior Rafael Alducín, quien en el año de 1922 mediante artículos, concursos y premios, respaldó la propuesta de José Vasconcelos, entonces Secretario de Educación, de dedicar un día a las mamás, emulando la idea de Estados Unidos, ya que ambos consideraban que el homenajear a las madres era algo necesario, logrando el 10 de mayo de ese año celebrar por primera vez en este país el día de las madres. Y desde entonces hasta hoy, la madre es toda una institución en México.

Compruebo como la mayor parte de mis amigos mexicanos cada domingo se reúnen entorno a la mesa para compartir familiarmente entorno a un sabroso desayuno mexicano, que puede durar horas y horas. La madre es el sostén de esta sociedad: las madres de los 43 desaparecidos en Ayotzinapa, las madres de asesinados por el narco, de los feminicidios de Tijuana... promueven las movilizaciones al Zócalo, la protesta pública. Y se las escucha. ¿Qué sería de un mexicano sin madre? Está incluso presente en el acerbo popular, en su modismos usados diariamente en una conversación. “Madre”, “madres”.... decenas de expresiones hacen patente la presencia de este rol en la cultura mexicana.

Aún no disfruto del privilegio de ser madre pero aquí el homenaje a todas, y sobre todo a la mía, que como se suele decir, es la mejor del mundo es la mejor del mundoy la que me ha hecho ser como soy hoy. Disculpen que me ponga un poco “pastelosa” pero la ocasión lo merece. Felicidades a las madres por el milagro de dar la vida y verla florecer.

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