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Mamá Necesita un Respiro.

María Isabel Martínez

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Tener un bebé no siempre es una experiencia idílica, al menos al principio. Hay niños y niños.

Hay algunos niños que son auténticos “benditos”, tanto es así que antes de haber cumplido el primer mes tras el nacimiento, los padres te dicen que ya mismo se animan con el hermanito. Y le preguntas ¿Tan bueno es? Y te contestan que solo duerme, come y que ni siquiera sabe llorar. Te dicen que duermen del tirón desde el día uno y que no les está dando ruidito alguno. Yo cuando escucho esto siempre les digo que no lo cuenten, que hay gente muy envidiosa, no sea que les echen un mal de ojo de esos y se nos estropee el bendito. ¡¡Así cualquiera!!... así monto yo un equipo de fútbol en lo que te canta un gallo. Aunque no sé yo si tentar la suerte, siempre te sale bien......En mi caso, tras la bendita, vino “la mosca cojonera”. Por supuesto, desestimamos lo del equipo de fútbol ipso facto.

Hay otros niños, que en términos generales se pueden considerar “buenos”. Tienen sus cosillas, como todos, pero haciendo balance se puede decir que el niño aprueba. Los padres no duermen mucho al principio pero lo van sobrellevando como pueden, saben que tarde o temprano el bebé regulará sus tomas y todo cambiará. Y sí, tiene sus momentos “llantos y rabietas”, pero se resuelven más o menos rápido sin mucho caos. “La mosca cojonera” era de estos. Nos tuvo cinco largos años sin dormir a mi estupendo y a una servidora, pero era tan gracioso y nos comía tan bien….que casi estoy por terminar de perdonárselo cuando cumpla la mayoría de edad.

Pero hay otros niños…que son auténticas pesadillas para sus padres, al menos los tres/cuatro primeros meses. He visto yo alguno de esos que se te eriza el pelo cuando lo escuchas llorar porque no te puedes creer que no le pase nada. Con esos niños, la paciencia infinita de sus padres no es suficiente. Hay que recurrir a la paciencia infinita de los abuelos, vecinos, tíos…y quien se ponga a tiro,  para preservar la salud mental de sus padres.

Siempre has leído que si un niño llora es por algo, y eso unido a la propia lógica, te llevan lo primero a buscarle la explicación y el origen de su llanto. Que si pueden estar malitos, que si tienen hambre, que si estará mojado, que si tiene gases, que si… que si…y comprobado uno por uno todos estos puntos, y por supuesto, descartados todos….llegas a la conclusión de que te ha tocado el niño “petardo”. Sí sí, petardo. Ese niño que no para de llorar de día y de noche y que ha sido dotado por la naturaleza de un chorro de voz privilegiado, digna del mejor tenor y que lo lleva hasta sus últimas consecuencias. Esos niños…¡¡¡esos son agotadores!!! Sobre todo porque con el tiempo terminas por comprender que en efecto, no le pasa nada, es que el niño es así, pero te pasas media vida agobiado y buscando explicaciones a semejante actitud de llanto imperativo en grado superlativo.

Al principio te preocupas mucho, en exceso diría yo, porque evidentemente intuyes que ese llanto debe de obedecer a alguna causa orgánica probable, porque los niños no pueden llorar así por nada…pero vas descartando una tras otra y te vas quedando sin recursos lógicos y constatables. Te agarras ahora  a los famosos gases (que parece que lo explican todo), pero van pasando los meses y esos malditos gases no parecen atenuarse…con lo que tres meses más tarde, concluyes que no eran gases, tampoco. Y así vas descartando cosillas y el niño sigue sin mejorar. Tiene sus ratos buenos, ojo, pero son tan pocos y fugaces, que ni los disfrutas. Finalmente concluyes que simplemente son niños intransigentes que lo piden todo llorando ¡¡¡y de qué manera!!! Esos padres/madres, por supuesto se quedan con el hijo único y no lo dan en adopción, porque no pierden la esperanza de que algún día deje de llorar y por el trabajo que les ha costado parirlo..... Yo he visto madres llorando al lado de esos hijos por estar agotadas físicamente y sobre todo, psicológicamente. Madres que te confiesan con lágrimas en los ojos que se arrepienten de ser madres (aunque me consta que no lo sienten así realmente).

¿Y cómo ayudas a estas madres? ¿Cómo les dices que su hijo cambiará con el tiempo? Si tú misma ves que pasa el tiempo y no mejora la situación…. ¡¡¡Qué difícil!! Intentas decirles que se relajen, que tengan paciencia, que se abstraigan de muchas cosas…etc…pero realmente comprendes que eso es tremendamente difícil para ellas, pues están aprisionadas dentro de una bola inmensa, dando vueltas  sin salida aparente. Sólo puedes darle tu apoyo y aliviarlas en lo que creas que puede venirle bien, o en lo que ella te pida,  incluso quedándote con el bebé a ratitos para que  pueda descansar y permanecer una milésima de segundo sin oírlo. Estas madres necesitan también alejarse un poquito de sus hijos, para recuperar su equilibrio. Y parece duro lo que os estoy contando, pero esa madre está al borde del precipicio y están saltando todas las alarmas. No podemos dejarla caer.

Los milagros no existen y no podemos cambiar al niño de un día para otro. Aunque sí es importante comprender que si en la casa reina un ambiente de tensión, eso desata un feed-back que nos retroalimenta a todos, incluido el bebé. Por ello hay que insistir en que deben intentar permanecer calmados. El bebé responderá mejor así. Y si en el momento crisis hay alguien más calmado que otro (incluida la vecina de enfrente), que se haga cargo del bebé. Esa persona seguramente lo calmará, pero no porque lo sepa hacer mejor que su madre o padre, sino porque cuando recibe al bebé está calmada y el bebé lo nota y esto le permite eliminar sus tensiones. Es importante también alejarnos de las personas de nuestro entorno que nos provoquen inestabilidad, personas que lejos de ayudar, empeoran la situación con actitudes o comentarios improcedentes, probablemente vertidos inconscientemente y sin el ánimo de hacer daño, pero que pueden llegar en momentos inoportunos.

En efecto, esos niños terminarán por sosegarse (unos antes y otros después) y poco a poco todos irán recuperando el equilibrio perdido, pero solo lo asimilaremos una vez haya pasado. Y la normalidad tarde o temprano  llegará a sus hogares y comenzará una etapa en sus vidas que les hará disfrutar de esa preciosa paternidad y maternidad enturbiada de momento. Sé que no es la mejor de las ayudas para estos padres, (o que no es lo que ellos esperan oír)  pero no puedes hacer mucho más por ellos, salvo darles apoyo, aliviarles en lo que puedas y si es necesario, ofrecer tu hombro.

Ánimo a esas madres y padres que lo pasan mal por tener un precioso “petardo” en casa. Nada es eterno y todo pasa. Sed pacientes y recurrid a ayuda profesional si lo necesitáis, no lo dudéis.

Vuestro hijo ha venido al mundo para ser un triunfador. Tiene muy claro lo que quiere y luchará por ello con todas sus fuerzas. Y eso es una buena cualidad.

Dedicado a esa increíble mamá B. Ánimo, tú puedes.

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