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Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

San Antonio y los tratos

San Antonio.

Magdalena Entrenas

27 de septiembre de 2025 20:39 h

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Dicen que las personas se van volviendo más creyentes conforme van cumpliendo años. El horizonte oscuro e incierto de la muerte nos invita a creer que alguien nos rescatará para otra vida.

Supongo que, porque me eduqué en un colegio de religiosas, por la influencia de mi madre y porque al fin y a la postre somos de alguna manera lo que hicieron de nosotros, el caso es que conservo intacta una suerte de fe a la que, como siempre digo, no me puedo sustraer. Eso sí, una fe muy de andar por casa. 

Seguramente mi naturaleza indómita es la que me hace no soportar, bajo ningún concepto, los mandatos de curas y hasta de seglares que, tan mortales como yo, tratan de dar lecciones de vida. Para mí la conexión con ese dios en el que creo es directa y, si acaso, con la ayuda de “segundones”. Ángeles, arcángeles, santos y hasta almas benditas. Santa Rita, San Cucufato y, desde luego, San Antonio, amén de las almas que me cuidan desde algún lugar, como la de mi abuela. Ellos son mi hilo directo con lo que sea que haya después. 

El otro día en una maravillosa boda del hijo de unos amigos todo fluía con una magia increíble, hasta que, al levantar un brazo, bailando como una posesa, me di cuenta de que había perdido una pulsera familiar. La magia del lugar y de una noche de septiembre increíble, se rompió de repente. La tenue y maravillosa iluminación con velas en una finca de la campiña cordobesa, no presagiaba que la búsqueda que iniciamos fuera fructífera. 

Y así fue. Nada por aquí, nada por allá. Así que solo me quedaba resignarme … O confiar en mi leal San Antonio, quien a lo largo de mi vida me ha ayudado tantas veces a encontrar las cosas que con demasiada frecuencia pierdo. La razón, de momento, sigue ahí. El caso es que un día alguien me dijo que San Antonio era aún más eficaz para quien, además de creer en él, le prometía un dinerito para una buena causa. Así que mientras abandonaba el recinto de la boda, hice un trato con San Antonio. Una vez más. 

Al día siguiente, comuniqué la pérdida de la pulsera a los anfitriones y estos, a su vez, al recinto de la boda y a la empresa de catering. Pero nada. Para cuando se hicieron las gestiones allí no quedaba ni rastro de la celebración. Y, de repente, a los dos días, me llamó el mismísimo novio, minutos antes de coger el avión al otro lado del mundo y me dijo: “Tu pulsera la han encontrado”. 

A medida que me hago mayor me pregunto más a menudo qué pasará conmigo cuando me muera. Tengo claro que mi parte mortal será incinerada, purificándose entre llamas. Ahora cuido más mi máquina mortal para que me dure y me lleve de manera cómoda hacia el camino eterno, aunque cada vez me importe menos el aspecto que perciban los demás. Soy yo la que me importo.

También tengo claro que mi energía, tal vez el alma, lo que soy en realidad, seguro que encontrará refugio con otras almas en algún lugar. No sé si eso es bueno, o malo, pero cuando tú has sido coherente con lo que piensas, lo que dices y lo que haces y te propones no hacer mal a nadie, más al contrario, ayudar en la medida de tus posibilidades, ese refugio del alma debe ser un sitio maravilloso.

Ayer fui a ver a San Antonio y cumplí mi parte del trato. Ya saben, los tratos están para cumplirlos y de eso sí que sé yo un rato.

Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

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