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Sobre este blog

Desde muy pequeña he sentido que mi mundo lo dirigían como en “El Show de Truman”, pero con Fofito. Me esforzaba en tener una vida seria y, desde arriba, alguien iba soltando “extras” y guiones absurdos que me hacían perder la dignidad a base de risa. Llegó un momento en que mientras protagonizaba esas historias, mi mente solo pensaba -para sobrevivir- en cómo iba a escribirlo. Por lo que ya no puedo seguir siendo testigo en silencio. Necesito vaciar mi cerebro y madurar.

Rakel Winchester

Tipos de clientes de bares de copas y cómo combatirlos - Parte I: “El cliente tacaño”.

Bar de copas

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Si hay algo a lo que tenemos acceso l@s camarer@s de los bares, gracias a nuestro instinto y la psicología que nos da la experiencia, es al interior de los clientes. Y, coincidiendo en diversas charlas con compañeros del gremio, el cliente que peor nos cae es “el cliente tacaño”:

Voy a dar unas pautas seguidamente de cómo reconocerlo y cómo combatirlo. Porque si hay algo feo feísimo en el tema placer/vicios es la ausencia de generosidad.

1. El cliente tacaño si sale con 10 o 15 euros, preferirá tomarse diez cañas en soledad a 5 na más, invitando a otras tantas a su mejor colega (que el pobretico está tieso y tú lo sabes).

Ataque: no le des charla. Que se aburra soberanamente. Y no permitas que hable con nadie. Si se quiere adosar a una pandilla, o bien -sin que te vea, así rollo de espaldas a él- haces gestitos disimulados al grupo así con el dedo en la sien haciéndoles creer que está to majareta perdío, o bien te acercarás y le dirás: cucha, no molestes a mis clientes que ellos están hablando de sus cosas, si has venío solo, te aguantas solo.

2. El cliente tacaño siempre te pagará los picos de su cuenta con moneíllas chicas de esas de cobre. De esas de céntimo y dos céntimos comías de mierda. De esas que todos tenemos pululando por suelo y mesas de nuestra casa y que es el único ser humano que las lleva en el bolsillo, a puñaos, a la voz de “te lo voy a pagar EN SUELTO a ver si me lo quito de encima”. A ver si me lo quito de encima Y TE LO COLOCO A TI ENCIMA, maricarmen. Y sin perder la sonrisa el mu desgraciao.

Ataque: cuando se le gaste “to el suelto” y saque el primer billete, dale siempre la vuelta en moneíllas chicas tú también. Pero muchas. Montañas de moneíllas. Mogollones más de con las que te ha estao pagando toa la puta noche el mu tacaño. Que le pesen los bolsillos. Millones de moneíllas. Que se deje la uña en la barra rascando monedas del tamaño de una lenteja como te ha hecho dejártela a ti horas antes.

3. El cliente tacaño llegará con su novia, pedirá una caña y la novia un Ron con Cocacola. Y él se dará cuenta de que lo suyo vale mu poquito y lo de su novia, al ser una copa, costará tres veces más. Y entonces aprovechará un descuido de la novia para pagar LO SUYO. Porque es un tacaño, está claro.

Ataque: Haz que no lo ves. Saca una bayeta y ponte a hacer limpieza general de la barra a lo bestia, y cuando la novia salga de su descuido grita muy fuerte: ME COBRO DE LAS DOS COSAS, ¿VERDAD?.

El cliente tacaño, ante esa situación tiene cuatro caminos a seguir:

a/ si es tacaño, joderse y pagar el ron de su novia. Y yo que me alegro.

b/ si es tacañotacaño te dirá en bajito: “no, sólo mi caña” a lo que tendrás que contestar a voz en grito mirando a la novia a los ojos, mu abiertos los tuyos:

¿¿¿LO QUE QUIERES ES QUE TE COBRE POR SEPARADO TU CAÑA Y A TU NOVIA LE COBRE SU RON???. Y que pase fatiga.

c/ si es tacañotacañotacaño, el muy hijoputa pagará todo por corte y le dirá a su novia que le dé su parte. Pa matarlo.

d/ si es tacañotacañotacañotacaño... pagará todo y le dirá a su novia: “luego me tienes que invitar a mí a... (calculará mentalmente) tres cañas!!!”. Pero tú cerrarás inmediatamente la barra pa que se joda.

4. El cliente tacaño es el único animal que si osa pagar la cuenta suya y de sus amigos, te pedirá que en la vuelta que le des incluyas: cuatro billetes de cinco, seis monedas de cincuenta céntimos, cuatro monedas de veinte céntimos, dos monedas de diez céntimos... todo ello para hacer cuentas y que cada colega le dé su parte y él las vueltas, y su putamadre de tacañerías.

Ataque: dale la vuelta en un solo billete, aunque tengas que poner tú una parte. Que se busque la vida por tacaño.

5. El cliente tacaño siempre pretenderá dejarte a deber unos céntimos sin importancia, con la excusa de “no, si es por no cambiar”. (unos céntimos sin importancia si fuese un cliente generoso. Pero como es “el cliente tacaño”, pos un céntimo es una lucha a vida o muerte contra él).

Ataque: Le dirás que “te vienen mejor los billetes”, algo que sonará megafalsísimo pero que te la traerá al pairo. Le asegurarás que “las monedas te vienen fatal”. Y es entonces cuando, achicharrao perdío, sacará su MEGAFAJO de billetes en una carterilla de cuero de rico profesional con una goma. Y tú, que esas gomas las has visto si acaso en las lechugas de la plaza o cuando te haces un moño bajo pa fregar tu portal, agarrarás el billete de cincuenta (que te viene como el culo, pero eres capaz de patearte la cuidad buscando cambio con tal de que no se salga con la suya) y con una sonrisa de oreja a oreja dirás: “¡¡¡Huy, me viene fenomenal este billete!!!”

6. El cliente tacaño es siempre el último en sacar el dinero de la pandilla. Pasará hoooras con la mano en el bolsillo simulando buscar el dinero, rascándose un huevo -que tú lo sabes y a ti no te engaña- mientras sus amigos tienen la mano estirada con sus respectivos billetes peleándose por pagar.

Ataque: Haz como que no los ves. Obsérvalo fíjamente, no mires a los lados y espera a que encuentre su dinero. Que no te engañe, sólo quiere ganar tiempo. Y es entonces cuando comenzará su repertorio vistísimo de sacar del bolsillo pegoletes y objetos extraños antes que su cartera. Pero como tú ODIAS al cliente tacaño y sabes que LE TOCA PAGAR LA RONDA, tienes todo el tiempo del mundo para ver cómo va petándote la barra de... dos canicas, un pelo, las migas de un bollicao, un lacasito descolorío, el cerdito que le tocó en el roscón de reyes..

Puede convertirse en HORAS... pero la cartera saldrá y PAGARÁ.

Así que, clientes tacaños, que sepáis que os tenemos calados. ¿No es más bonito disfrutar con los colegas y ponerse si acaso un tope ...y gastártelo en compañía a esas ridiculeces de las que NOS DAMOS CUENTA??

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Desde muy pequeña he sentido que mi mundo lo dirigían como en “El Show de Truman”, pero con Fofito. Me esforzaba en tener una vida seria y, desde arriba, alguien iba soltando “extras” y guiones absurdos que me hacían perder la dignidad a base de risa. Llegó un momento en que mientras protagonizaba esas historias, mi mente solo pensaba -para sobrevivir- en cómo iba a escribirlo. Por lo que ya no puedo seguir siendo testigo en silencio. Necesito vaciar mi cerebro y madurar.

Rakel Winchester

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