Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.
Terrorismo tardofranquista, terrorismo silenciado
¿Quieren ustedes hablar de terrorismo y terroristas? Hablemos de terrorismo, de “su terrorismo”, de ese terrorismo del que nunca hablan ustedes los salvapatrias, las mentes olvidadizas de moral laxa con leguas viperinas. Un terrorismo que tanto la derecha extrema como la extrema derecha llevan silenciado y blanqueado casi 50 años, con el único fin de que caiga en el olvido.
Empezaré recuperando las declaraciones del difunto Paco de Lucía a Jesús Quintero, que casi le cuesta la carrera tras una paliza en Gran Vía en 1976 por un grupo de neonazis donde decía “La derecha es la que ejecuta”, a lo que yo añadiría, y después blanquea.
La derecha extrema y la extrema derecha cada vez que se quedan sin programa y sin argumentos, recurren a ETA, a pesar de haber pactado y negociado con ellos y llevar más de 10 años disueltos.
A ciertos periodistas y un buen puñado de políticos, les sigue interesando el terrorismo, pero resulta que no nos explican ¿Dónde están los homenajes a los asesinados por el terrorismo tardofranquista? ¿Qué ha sido de los presos por asesinatos con vínculos con grupos terroristas tardofranquistas? ¿Cuántos fueron absueltos o sus casos sobreseídos y archivados? ¿Dónde están los asesinos del Batallón Vasco Español, de la Alianza Apostólica Anticomunista o Triple A, de ATE, de Grupos Armados Españoles (GAE) o de los Guerrilleros de Cristo Rey?
Hace mucho tiempo que los medios españoles no hablan del terrorismo tardofranquista, como si los muertos fueran unos apestados ¿Por qué no exigen el mismo trato para los terroristas tardofranquistas que para los terroristas de ETA o yihadistas?
Existe la obligación moral de recuperar para España parte de la memoria tapada y silenciada sobre el terrorismo de extrema derecha que se dedicó a sembrar el miedo y el terror en España por motivos ideológicos.
Hoy sus herederos vuelven a estar presentes en nuestras instituciones, tal vez nunca se fueron, para volver a sembrar de amenazas, chantajes y coacciones a quienes no piensan como ellos.
Terrorismo Tardofranquista
El terrorismo tardofranquista es silenciado, ocultado, tapado y casi eliminado de la Unidad Didáctica para los alumnos y alumnas de 4º de la ESO, donde apenas se referencian a 3 grupos además del ataque perpetrado por la Triple A contra la revista satírica El Papus, como si no hubieran existido más ataques, ni más grupos, pero sobre todo, como si no existieran muertos. Como si los muertos que ocasionaron valieran menos que los muertos por otros actos terroristas.
Durante los años 70 y 80, España tuvo operativos hasta 7 grupos terroristas de extrema derecha, además de una serie de grupúsculos incontrolados que tenían vínculos con terroristas venidos de otros países como Italia, Argentina, Francia o Portugal.
Dijo en su día Blas Piñar, recuperado alguna que otra vez por la actual extrema derecha en sus discursos, durante el Congreso de clausura de Fuerza Nueva «iY menos mal que un argentino, Jorge Cesarsky, ha tenido el valor, que yo le agradezco y que ha faltado a los españoles, de meter una hucha en las narices al socialista sueco!».
Esos vínculos con Blas Piñar llegan hasta nuestros días, ya que el nombre del libro que publicó Abascal en 2015 bajo el título “Hay un camino a la derecha”, es el mismo lema que utilizó el Frente Nacional en las elecciones europeas de 1987 “Hay un camino a la derecha”. En pasadas tribunas de El Dique, ya hemos mostrado las similitudes del discurso y decálogo de Vox con Onésimo Redondo o José Antonio Primo de Rivera.
Junto con los principales grupos terroristas ultraderechistas anteriormente nombrados, también operaban aunque con menor resonancia los Comandos Antimarxistas, el Grupo de Intervención Nacionalista (G.I.N), Acción Nacional Española (ANE) o los Grupos de Acción Sindical (G.A.S.), los cuales estaban compuestos principalmente por militantes de los Guerrilleros de Cristo Rey y CEDADE, además de tener vínculos con Fuerza Nueva, a los que se unían comandos callejeros, grupos dedicados a dar palizas, a la extorsión, el chantaje y a la bomba incendiaria.
La actividad de los diferentes grupos terroristas de extrema derecha tuvo lugar principalmente entre 1974 y 1982. Enfocando sus actos posteriormente en reventar actos públicos o dar palizas. Según un informe del Gobierno del Pais Vasco se llevaron a cabo 74 actos terroristas que tuvieron un total de 66 víctimas, pero tal como se recoge en la entrevista realizada al terrorista del GAS en Interviu en 1977 “los ataques y atentados realizados por el GAS (y otros) fueron numerosos. Muchos más de los que en la nota policial decía en su detención se enumeraban. Los proyectos de atentados también son escalofriantes”.
Entre sus ataques podemos apuntar los que se llevaron a cabo contra librerías progresistas o salas de fiesta como la librería Mugalde, la librería Ruedo Ibérico (París), la librería Nafarroa (Biarritz), la Editorial Ebro (París), la revista satírica “El Papus” en Barcelona o las salas de fiestas de Le Bataclan (París) o sala Scala en Barcelona. Pero estos no fueron sus únicos objetivos, también asesinaron al empresarios, taxistas o familias.
En 1976 tuvieron lugar los Sucesos de Montejurra, donde 2 simpatizantes carlistas de izquierdas, mueren asesinados por disparos durante la celebración de la tradicional romería carlista de Montejurra. Por estos sucesos se detuvieron a los neofascistas Stefano delle Chiaie, Rodolfo Almirón, Jean Pierre Cherid y Pier Luigi Concutelli, y a Guerrilleros de Cristo Rey que habían acudido a la cita a boicotear la presencia de los carlistas de izquierdas.
Cualquiera que no reuniera los estándares ideológicos o estuviera “en el sitio equivocado” era un potencial objetivo de los grupos y comandos ultraderechistas. Un ejemplo de ello, es el acto terrorista contra Norma Menchaca, José Unamuno y Sebastián Soria. La actuación policial se lo atribuyó a pistoleros de extrema derecha. El caso fue sobreseído y archivado.
Otros casos similares a los de Menchaca, Unamuno y Soria, fueron los que se llevaron a cabo contra el estudiante Carlos González Martínez, ejecutado por los guerrilleros de Cristo Rey durante una manifestación en Madrid, donde le asestaron varios disparos por la espalda, o contra el estudiante andaluz de 19 años, Arturo Ruiz García, mientras participaba en una manifestación. Entre los pistoleros implicados se encontraban Jorge Cesarsky y José Ignacio Fernández Guaza, ambos vinculados con la Triple A.
Justo veinticuatro horas después del atentado contra Arturo Ruiz, en la noche del 24 de enero, tuvo lugar la Matanza de Atocha contra los abogados laboralistas. El acto fue llevado a cabo por pistoleros vinculados a la extrema derecha, Falange y Fuerza Nueva.
Esta Tribuna se queda pequeña para hacer referencia a todas las personas asesinadas por el terrorismo tardofranquista que la derecha extrema y la extrema derecha quieren silenciar para siempre.
En la mayoría de los casos, los modus operandi de los movimientos terroristas de ultraderecha eran los mismos que los que llevaban a cabo otros grupos terroristas como ETA, como es el caso del secuestro y asesinato, llamadas telefónicas para asumir autoría, o pedir la libertad de terroristas que estaban procesados por su participación en otros actos terroristas. Pero es llamativo, que esos periodistas y políticos no hagan alusión nunca a esto.
En España hay víctimas de terrorismo de 1ª y de 2ª, y a la vista están con las declaraciones de los hermanos de Arturo Ruiz “Nunca nadie jamás hizo nada ni se ha dirigido a nosotros”. Sólo lograron que su hermano fuera considerado víctima del terrorismo, y una indemnización, en el año 2000. Pocas han sido las victimas reconocidas por el terrorismo tardofranquista y aún menos los hechos investigados, así como los autores materiales e intelectuales juzgados por dichos actos.
La actuación de los diferentes partidos políticos ha consistido durante décadas en silenciar y tapar el terrorismo tardofranquista, bien por la vinculación de estos movimientos con partidos que venían y representaban a la dictadura franquista, y que si se actuaba contra ellos podían dinamitar la débil transición, o porque esos actos casualmente, están bajo la Ley de Amnistía de 1977.
Durante cinco décadas se ha silenciado el terrorismo de extrema derecha, y actualmente se sigue silenciando, buscando que las nuevas generaciones no conozcan qué en España, los salvapatrias y patriotas, asesinaban a personas por su ideología, mientras estos luchaban por la consecución de derechos y libertades que hoy son pisoteados, manoseados y vendidos al mejor postor.
Hoy como ayer, esos grupos y representantes de la ultraderecha, campan a sus anchas por el territorio español, y siguen chantajeando, amenazando, coaccionando y amedrentando a quienes no piensan como ellos.
Sobre este blog
Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.
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