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Un necesario servicio al costalero

Rafael Ávalos

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El Centro de Atención al Costalero atiende en Semana Santa a quienes ocupan un lugar en una trabajadera para aliviar los dolores que dicho trabajo les puede ocasionar | Tan importante es el tratamiento posterior a una estación de penitencia como la prevención anterior

En la calle aguardan varios de ellos. Otros, esperan su turno en la estancia principal. Tras las distintas puertas que hay en la sala, en una camilla se encuentran tumbados quienes se encargan de llevar a los titulares de las hermandades por las calles de la ciudad. Unas manos expertas les cuidan. Son las manos de las fisioterapeutas del Centro de Atención al Costalero, que en Semana Santa funciona para ofrecer una ayuda a todos cuantos portan un paso que desean recibir un tratamiento que evite dolores musculares. La actividad no cesa en la mañana del Jueves Santo, un día en el que quizá muchos de los que allí están vuelvan a ocupar un lugar en una trabajadera. El servicio es más que necesario, sobre todo para evitar problemas de otro tipo en un futuro.

El esfuerzo que estos días de Semana Santa realizan los costaleros ocasiona diversas molestias físicas que deben de ser tratadas correctamente. A la casa hermandad del Resucitado, donde se encuentra este año el centro abierto con tal motivo, se acercan en torno a 30 o 35 cada mañana. “Las patologías más comunes son de lesiones musculares, sobre todo la parte cervical, también lumbar y parte de piernas”, explica la coordinadora de Jueves, Viernes y Sábado Santo del servicio, que presta el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía en colaboración con la Agrupación de Hermandades y Cofradías. ¿Cuál es el tratamiento que reciben para sofocar esos problemas? “Sobre todo es terapia manual. Tenemos también electroterapia y luego un tratamiento por si van a volver salir o para continuar con lo realizado a través de vendaje neuromuscular”, indica Lola González.

Pero no todo es tratar las zonas afectadas después de una estación de penitencia, sino que “lo mejor es la prevención” y que los costaleros “tengan una buena preparación física, hagan un buen calentamiento y los estiramientos que realizan”. En ese sentido, para evitar que las patologías sean mayores, es importante “acudir a los ensayos y todo lo que ellos saben, como colocarse bien el costal y la faja”. “Luego, al terminar tienen que seguir realizando esos estiramientos”, indica en relación a la salida bajo el paso. Incide además en la necesidad de que estén todos bien físicamente, ya que “el hecho de que algunos estén un poco más débiles o con menos fuerza ya está afectando a que los demás tengan más trabajo de la cuenta”.

Se trata en definitiva de seguir una serie de recomendaciones antes y durante una estación de penitencia, en la que todo lo mencionado, como la corrección postural o los ejercicios de calentamiento deben de estar “ya asimilados”. Es decir, que “todo esté automatizado”, pues cuando van en la trabajadera difícilmente pueden pensar en otra cuestión que no sea llevar con el máximo esplendor a los titulares. Por otro lado, indica Lola González que “es raro que salgan sólo en una procesión”, lo cual permite que se pueda realizar seguimiento a estos costaleros. Eso sí, “sabes que la resolución del problema no va a ser total” y lo que se hace es “echar una mano para que pueda continuar”. Por tanto, es esencial “seguir con fisioterapia” una vez terminada la Semana Santa. Sobre todo para evitar problemas a largo plazo, puesto que las dolencias de estos días “pueden degenerar en patologías cervicales más graves, ya no sólo musculares, sino de protrusiones o hernias”.

“Algunos vienen antes de salir, como prevención, para que les pongamos un vendaje y les expliquemos mejor. Luego es distinto el tratamiento con los que salieron el día de antes y los que han dejado pasar varios, porque los primeros suelen tener más infamación y hay que ir con más suavidad”, detalla Lola González sobre las labores de estas jornadas en la casa hermandad del Resucitado. En definitiva, el Centro de Atención al Costalero trata de ofrecer, de esta forma, una ayuda a quienes marchan bajo un paso en Semana Santa, pero también una muestra de las bondades de tratamientos fisioterápicos. “La idea es que vean cómo funciona el servicio, los beneficios de la fisioterapia y darles un poco de ayuda, pero que sepan que luego tienen que continuarlo”, expone su coordinadora de Jueves, Viernes y Sábado Santo.

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