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Una estampa recuperada en San Jacinto

Rafael Ávalos

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La hermandad de los Dolores recupera para el paso de la Señora de Córdoba un juego de candelabros del siglo XIX | También unos ángeles que decoran su peana, recientemente restaurada en una primera fase | La cofradía recobrará el Viernes Santo una silueta característica hasta 1985

La peana aparece sobre el paso de manera diferente a cómo habitualmente lo hace desde 1985. Presenta un juego de candelabros desconocido para los más jóvenes cofrades de la ciudad, así como dos ángeles que portan una cornucopia de metal dorado. Recuperará de este modo, el próximo Viernes Santo, la hermandad de los Dolores una silueta que mantuvo desde el último tercio del siglo XIX hasta mediados de la década de los ochenta de la pasada centuria. La imagen de Nuestra Señora de los Dolores recorrerá Córdoba este año con su estampa más característica. Lo hará además con una candelería y un exorno floral que permita la mejor observación posible de todas estas piezas.

El juego de candelabros, de cuyo origen no existe documentación específica -lo que hace suponer que se tratara de una donación-, figura ya en las primeras fotografías del paso de Nuestra Señora de los Dolores. Consiste en dos grandes de cinco puntos de luz cada uno, que se caracterizan por sus inconfundibles tulipas, realizados en metal plateado y dorado y que van situados en los extremos delanteros de la peana de la Señora de Córdoba. El conjunto se completa con cuatro brazos realizados en plata de ley, que se ubican en el frontal de la misma. Es la imagen que ya presenta el paso, todavía en fase de montaje, y que ofrecerá la hermandad de San Jacinto a la ciudad el próximo Viernes Santo. Las piezas lucen después de un proceso de restauración llevado a cabo por la empresa Herpoplat, que les ha otorgado su esplendor originario.

Además del juego de candelabros, recupera la cofradía servita cuatro de los ángeles que decoran la peana procesional y que son obra del artista cordobés Francisco Arellano. Los dos mayores, que portan una cornucopia de metal dorado con flores, van situados en las ménsulas de las esquinas delanteras, mientras que los dos más pequeños escoltan el medallón central, que presenta una magnífica imagen después de la restauración a que ha sido sometido, así como el frontal de la pieza sobre la que recorre la ciudad de manera ininterrumpida desde 1779 la Señora de Córdoba.

De esta forma, los fieles y cofrades podrán admirar el próximo Viernes Santo la peana en su primera fase de rehabilitación, llevada a cabo por Enrique Ortega y Rosa Cabello, de Regespa. La restauración, que continuará a partir del mes de julio, es posible gracias al convenio de colaboración firmado entre la Fundación Cajasol y la hermandad. La actuación inicial consistió en el tratamiento del medallón central, así como en la limpieza del dorado del frontal de la pieza, que tiene la característica de presentar tres diseños diferentes en cada una de sus caras: uno en dicha frontal, otro en la trasera y otro para los laterales. Realizada por el tallista Francisco Enríquez, el escultor Francisco Arellano -también autor de los ángeles que la decoran y que en realidad son ocho en total- y el hermano servita Agustín, encargado de la talla y de los cuatro medallones, esta obra fue estrenada en 1779 y desde entonces se ha usado en todas las salidas de Nuestra Señora de los Dolores, primero sobre parihuela y a partir de mediados del siglo XIX sobre paso.

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