Carta a un 'fachapobre'

Muy Sr. Mío:

Espero que al recibo de la presente, se encuentre usted en buen estado de salud, aunque no puedo evitar preguntarme si su bienestar es tan sólido como su ideología. Yo, por mi parte, gracias a la Sanidad Pública y a las políticas del gobierno de Pedro Sánchez, me encuentro muy bien, gracias.

El motivo de esta misiva es expresar una inquietud que ha crecido en mí a lo largo de los años, especialmente al observar su comportamiento en el barrio. Con frecuencia le veo en la frutería, en la oficina de Correos o cuando se dirige a la iglesia, y no puedo evitar sentir una mezcla de curiosidad y preocupación.

En el supermercado, me he fijado en que usted no lleva carrito de la compra. Supongo que, como “rancio caballero”, prefiere cargar con las bolsas en las manos, en lugar de utilizar un carrito que, según su criterio, “es cosa de criadas” y usted es “todo un señor.”

Es habitual que, tras saludar a conocidos, despliegue una serie de improperios contra el presidente del Gobierno. “Es un felón”, dice usted, “está rompiendo España, entregándola a los bilduetarras, a los catalanes y a los moros…”. Me pregunto si alguna vez se detiene a reflexionar sobre la ironía de su discurso. 

Es cierto que su pensión ha aumentado un 3,8% en 2024, gracias a una ley aprobada por ese mismo gobierno “socialcomunista” que usted tanto critica, y no por la benevolencia de los suyos, el PP y VOX, que se opusieron a dicha ley. ¿No le resulta curioso que, a pesar de su desprecio, dependa de las decisiones de aquellos a quienes tanto vilipendia?.

Recuerdo que usted se sonrojó cuando le mencioné que Rajoy le subió la pensión un 0,25%. ¿No le parece que es un poco triste que la carta de la ministra de Seguridad Social, costara más que la propia subida? Y, por cierto, una ministra que se encomendaba a la Virgen del Rocío, ¿no le parece un poco fuera de lugar?.

Que ya es mala suerte tener un presidente “tan inútil y tan rojo”. No como Mariano, que decía cosas “tan brillantes” como “Cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio político”. O como José María, que nos metió en una guerra ilegal contra Irak, mintiendo y asegurando la existencia de armas de destrucción masiva, o que los atentados del 11M habían sido ETA. Porque, aunque usted no tenga el dinero, ni las mansiones de Ana Patricia Botín, se considera “un caballero español, de orden, como Dios manda”.

Vale que la Sanidad Pública se ha estropeado mucho ¿no?. Que sí, que Obama quería copiar el modelo de la sanidad andaluza para implantarla en su país, y que hace un mes que no consigue ver a su médico de cabecera. Que solo logra que lo vea la enfermera, “que como es mujer y enfermera, no sabe”, según usted. Y que tiene derecho a que Don Enrique le atienda en persona, no a que lo llame por teléfono, en una consulta que dura dos minutos. Pero así es la vida, y esto es se lo debe al embustero Moreno Bonilla, que riega con millones de euros públicos, la Sanidad Privada. Y ahora, con sus 81 años cumplidos, tendrá que buscar un seguro médico privado, pero a ver qué compañía lo acepta.

Y lo de los moros, ¿qué me dice? Vienen y vienen en pateras, según usted, a “robarnos nuestro pan”. Gente de mal vivir, que viene a poner bombas y a violar a nuestras mujeres. No como los españoles del siglo pasado, que se iban a Europa a trabajar y a ganar un chusco de pan. Esos eran españoles, muy españoles, ¿verdad?. 

Le veo por el barrio, con la banderita española en su muñeca. La misma que cuelga en su terraza. Una bandera que no ondea cuando un fondo buitre echa a la calle a una familia o cuando los bancos desahucian a un matrimonio de ancianos. ¿No le parece que es un poco hipócrita aferrarse a esos símbolos mientras ignora el sufrimiento de sus compatriotas? La verdadera patria se defiende cuidando a las personas, no ondeando una trozo de tela.

Sin otro particular, y con la esperanza de que el futuro le inspire a elegir caminos más generosos y dignos, me despido atentamente.