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La “Rompepiernas” de Espiel a Belmez por la condena de la N432-A

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Antonio Monterroso

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La N432-A debería ser lección obligada de clase; al menos desde el Muriano a Fuente Obejuna. Hay hazañas colectivas, memorables, de generaciones y generaciones, de familias en familias, de desvelos en desvelos, que no deberían olvidarse. El Guadiato jamás fue fácil. Casi nunca tuvo cauce. Ni amigos suficientes en el acá del valle. Convendría correr o andar alguna vez en la vida los 21Km de “La Rompepiernas” para entenderlo, si se quiere conocer aquello. Si de verdad se quiere entender nuestro porqué. El de las marchas negras. El del actual quebranto. El de nuestro derecho igualitario como tierra.

Pocos indígenas hispánicos, salvo nosotros y algunos desgraciados como nosotros, han tardado 1 h y 45 minutos en recorrer 72 Km por un valle. Los que iban de la señal de la calle Trajano de Belmez a la entrada de Córdoba. Allí está aún, y que no la quiten, que nos sirve para imaginar otra que fue nuestra misma memoria. Curvas si podía haberlas, líneas continuas hasta no quedar pintura, subidas, bajadas, baches y luego, el puerto de Espiel: allí donde había una curva donde no cabías si venía el autobús de frente. Allí donde tantos se despeñaron ladera abajo, sobresalto de huertas, cercados y avernos. Y aún sigue habiendo hoy quien dice que ya más asfalto no, que ahora es un escándalo de dinero invertir en comunicar el Guadiato: poneos malos, enfermos, vosotros, en la aldea de Los Pánchez y soñad con venir a Córdoba a tiempo. Nos lo merecemos, aunque sólo sea por mérito de vómitos, mareos y desenlaces.

Ayer fue la vigésimo primera edición de la media maratón La Rompepiernas Espiel-Belmez. Los años impares toca al revés. La mayoría disfrutó de una carrera única, verde de insulto si podía estar la dehesa, carretera difícil, inmejorable organización, castillo al fondo, chubasquero molón que él solo ya vale más de lo que pagas, y no hemos empezado con el resto de atenciones. José Antonio iba en sus trenes de carbón y yo en mis piedras de antaño. Los últimos. Seguramente porque no damos para mucho más. Él sí, yo menos. Y seguramente porque ninguno de los dos corremos esa carrera por correrla. Corremos esa carrera, como tantos otros paisanos que no tienen forma, y que la sufren, porque es la historia de nuestra vida, de nuestra crianza. Los 45 minutos en coche desde Belmez al cementerio de Espiel; algo más de los 21km de ayer. Y de ahí, una hora aún a Córdoba.

Allí, a media carrera, rezuma el movimiento de la cantera de San Antonio y el carbón que se fue del Guadiato. Allí los postes de luz de madera, que por lo que se ve, siguen sin querer darnos electricidad. Si Amazon o Google decidieran poner una sede en el Guadiato tendríamos que decirle que no tenemos luz, que no hay más. Allí la Juliana, el Albardado y el Valle y los camiones de las canteras. Allí no los vas a adelantar. Allí la vía a Emérita por cerro Moyano que sigue sin despuntar. Allí, y tantos y tantos yacimientos más. Allí vive el miedo de no tener que tener que tirar pa Córdoba. Allí el autostop de los sacos de heroica apoltronada de los militares del Muriano. Allí, por fin Espiel y una Villaharta que no verás.

Hoy La Rompepiernas le da color de ropa sintética y medias de compresión a esa tele Inter con secador en cajillo cuando se iba la voz. Hoy, la serpiente de colores hace olvidar el repetidor de Villanueva y la falta continua de señal de televisión. Hoy, La Rompepiernas no consigue dejar noches con velas porque se sigue yendo exactamente la misma luz de los camiones del carbón.

José Antonio Torquemada gracias. Por la vivencia y porque ayer me sacaste del Pozo Belmez. Lo disfrutamos. Tu viste Cabeza de Vaca en pleno vigor y el trotar del hollín camino de la Sierra de la Estrella. Yo vi pasar los lingotes de plomo directos al puerto de Corduba. Lo hicimos, como siempre en Belmez, como manda el Guadiato, con el orgullo de los últimos, con un castillo de estoica y con ese manchurrón de tristeza que por supuesto que nos conseguiremos quitar.

“Más curvas que la carretera de Espiel”: Atrévanse alguna vez, siquiera como antropológica experiencia.

(Viva nuestro Recreativo, el belmezano, que desde el finish de meta es para colmo equipo de 1ª Andaluza)

@AntMonterrosoCh

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