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Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

Morir en Agosto

García Lorca en La Barraca

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Yo era muy chico el 16 de agosto de 1977. Era un niño aprendiendo a nadar esquivando las putadas que me hacía un primo mayor en la piscina de una urbanización horrorosa de apartamentos de cemento en Fuengirola. Era cuando la Costa del Sol empezaba a ser el Sangri-La de esa milonga española llamada “clase media”.

Pues ese día, cuando mi madre y mi tía nos llamaron desde el balcón para subir a comer filetes empanados, en la pequeña tele del apartamento me enteré de que Elvis Presley había muerto.

Yo sabía quién era ¿quién no lo sabría?

El 31 de agosto de 1997, muy temprano, la radio del Ford Escort que yo le había pedido prestado (¿?) a mi padre, anunciaba que Lady Di había muerto estrellada contra un pilar parisino y su cadáver (regio y pop a la par) se enfriaba ya en la morgue del Hospital de la Pitié-SalPêtriére de la capital francesa. Yo volvía de farra con una amiga y paramos en el altar de San Rafael del Puente Romano (antes tenía tráfico rodado) y cogimos un cirio de plástico rojo a medio consumir, con todo el respeto, en honor de la Princesa del Pueblo. El cirio acabó meses en la guantera del Ford Escort hasta su próxima ITV.

Yo sabía quién era Lady Di ¿quién no lo sabría?

En 1962, el día 5 de otro agosto, encontraron en su mansión de Helena Drive (Los Angeles, CA) el cadáver escabechado en barbitúricos de Norma Jean. Tenía 36 años. Marilyn Monroe, sin embargo, creo que aún sigue viva pero su cuerpo está bajo la cripta número 24 del Corredor de los Recuerdos del cementerio de Westwood Village. Allí, la estrella retirada del beisbol Joe DiMaggio, el hombre que más la amó, mandó depositar una rosa blanca cada día.

Yo tengo una gorra de los Yankees de Nueva York ¿quién no la tendría?

Hace 86 años, también en agosto, el día de Santa Elena, en su tierra, asesinaron a Federico “por rojo y maricón”. Dicen que esa madrugada de verano todos los grillos de la Tierra se pusieron a cantar para apagar el ruido de los fusiles. No sirvió. La luna, obviamente, estaba en cuarto menguante. Desconozco si Lorca murió vestido con uno de sus trajes blancos impolutos intuyendo los disparos de sangre en su pecho o si iba con uno de esos monos de obrero con el que llevó el teatro a los

pueblos con La Barraca. Qué más da. Federico merecía haber muerto muchos años después si no por rojo ni por maricón al menos por viejo en México o Nueva York.

Yo tengo versos de Lorca en mi cabeza ¿quién no los tendría?

Paradójicamente, mi madre nació en agosto y fue a morir en otoño.

Como una hoja.

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Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

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