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¿Alguna pregunta?

Aristóteles Moreno

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El presidente de Urbanismo no firmó el precinto de Colecor

(José Tomás Valverde. Ex jefe de Disciplina Urbanística)

No sigan dándole vueltas al tinglado de Colecor. Lean el titular de arriba y échense a dormir la siesta. ¿Necesitan alguna aclaración? ¿Algún comentario al margen? ¿Alguna pregunta? La frase no viene firmada por el portavoz del partido de enfrente. Ni por el dueño de la mercería de Capitulares. Ni por el carnicero de la plaza de abastos. El comentario sale de boca del que era jefe de Disciplina Urbanística cuando una edificación de 40.000 metros cuadrados emergió de la nada en la carretera de Palma del Río. Quiere decirse que este señor sabe del tema un rato y conoce los detalles de la trama (sí, de la trama) como la palma de su mano.

La frase, que resumimos arriba, no dice exactamente eso. Dice lo siguiente: “Preparé dos resoluciones del presidente adoptando medidas cautelares. Una con advertencia de precinto que necesitaba una nueva orden expresa a la Policía Local. Otra con indicación de precinto de forma automática si se incumpliese la orden de suspensión sin necesidad de nueva orden. Las dos se remitieron al presidente, que firmó la primera y no la segunda. Es decir, que no siguió las indicaciones del jefe del Servicio, sino que adoptó la decisión que libremente quiso”.

Ahí lo ven: el presidente adoptó la decisión que libremente quiso. En román paladino: desoyó las indicaciones de sus técnicos y dejó construir el capricho del señor Gómez por razones que hoy, ocho años después, aún nadie nos ha explicado con suficiente claridad. Por cierto que el presidente de la Gerencia de Urbanismo era por aquellos años el señor Andrés Ocaña, mano derecha de la señora Aguilar, y alcalde heredero cuando ésta fichó por una compañía mejor posicionada en el mercado.

Luego vendría toda aquella escenificación de las multas coercitivas y aquella parafernalia insufrible para lavar la cara del Gobierno local. Pero alma de cántaro: si tuvo usted en su mano firmar el precinto de la obra y prefirió mirar para otro lado. ¿A qué viene montar todo este teatrillo de cachiporra como para hacernos creer durante años que hicieron lo que había que hacer para restablecer la legalidad urbanística?

Lo que queremos decir es que estas nuevas revelaciones de un hombre clave en la trama (sí, en la trama) encajan como anillo al dedo con las pijotas frescas, los cafés con pastas en la Albaida y la Biblia en verso. ¿O no?

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