No nos molesten con impertinencias
"No valoramos la sentencia de Colecor. Estamos liados repartiendo comida"
(Juan Miguel Alburquerque. Portavoz de UCOR)
Hemos escuchado excusas para escurrir el bulto pero, desde luego, ninguna tan sofisticada como ésta. Caballero, por favor, no nos moleste con impertinencias que estamos haciendo populismo de manual en el Polígono del Guadalquivir. Y cuando uno está en plena campaña, cosechando votos por la vía de la compra indirecta, no tiene tiempo para pegos, que diría el señor Gómez.
Así que no insistan: repartir comida entre nuestros potenciales votantes es una labor extenuante que no deja un minuto libre para detenerse en la lectura de una sentencia que tumba por enésima vez la legalización de las naves de Colecor. Por mucho que el señor Alburquerque sea, nada más y nada menos, que catedrático en Derecho Romano por la Universidad de Córdoba.
Nos maravilla, por cierto, el recurso que utiliza para ponerse de perfil. Una treta del tipo soy músico y me acuesto a las diez o no me pregunten la hora que traigo manzanas.
Tenemos, por tanto, tres hechos extravagantes. Uno: que al principal partido de la oposición le trae al fresco el escándalo urbanístico más deplorable de la década. Dos: que el escándalo urbanístico más deplorable de la década lo ha provocado el principal partido de la oposición. Tres: que las estrategias para captar votos están llegando a un punto desolador.
Y si ésta es la alternativa política a la política convencional, estimado contribuyente, que el último apague el chiringuito antes de salir.
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