Nita: “El flamenco es algo muy serio como para que se confunda con una tendencia”
“¿Tú le hiciste una entrevista a Julio Anguita, no? Qué suerte”, me dice Nita, es decir, la cantante Cristina Manjón (Córdoba, 1987), que se confiesa, mientras posa para el fotógrafo, fan absoluta del que fuera primer alcalde comunista de España y líder histórico de IU. El detalle podría pasar desapercibido de no ser porque Nita se confiesa una jornalera en esto de la música, porque exhibe durante la entrevista un orgullo de clase y porque reivindica a la joven que creció en Ciudad Jardín y que, cuando cantaba flamenco, se negaba a incorporar la estética de peineta y caracolillo que imperaba entonces en los concursos y en las galas.
No era por llevar la contraria, era una cuestión de libertad. Porque, años después, cuando se juntó con el canario Alejandro Acosta para impulsar Fuel Fandango, lo primero que hizo fue precisamente incorporar la estética flamenca y confrontarla con la música electrónica. Eso que hoy todos asumimos como normal y algunos celebran como revolucionario está en los cimientos del proyecto de Nita y Acosta, que suma tres lustros, cinco continentes y cuatro discos en el mercado.
El último, Origen, fue un bastinazo en su ambición estética y en la concreción de ideas de la pareja. También el salto adelante de Nita, que mostró en ese disco una madurez como letrista y compositora que catapultó al disco al número 1 de ventas en España. Claro que apenas tuvo tiempo para saborear las mieles del éxito, pues, cuando el disco llevaba solo un mes en la calle, el mundo se paralizó por completo. Y Nita, como todos nosotros, se sentó a reflexionar.
Y con ella, reflexionamos todos. Conviene recordar que mucho antes de que mezclar el flamenco, la electrónica y los ritmos urbanos se volviera cool y fuera portada de suplementos culturales y protagonista de anuncios de cerveza, ya había una cantante cordobesa y un productor canario que habían echado abajo el muro del purismo y habían normalizado la fusión de lo jondo y lo contemporáneo. Y Nita, como se demostrará en esta extensa charla, sigue siendo eso: jonda y contemporánea.
PREGUNTA. ¿Qué te ha traído por Córdoba esta semana?
RESPUESTA. He venido a grabar un programa que se llama Caminos del flamenco, que presentan Miguel Poveda y Soleá Morente, y que es de la misma productora de Un país para escucharlo. Según me han contado están haciendo artistas puros del flamenco, pero metiendo algunas piezas de gente que transita por otros caminos dentro del flamenco. Y ahí hemos estado.
P. ¿Has venido con Ale?
R. Sí. Con Alejandro, con Richi Palacín, a la guitarra Paco Soto, y hemos hecho Mi huella, el tema que acabamos de sacar con la paisana María José.
P. En el último año has grabado unos cuantos programas de televisión similares, que no matan el hambre, pero sí quizá el gusanillo.
R. Es que realmente no hay apenas nada de música en directo en televisión. Entonces, este es el único programa, que lo han hecho en La Primera, en Canal Sur y en La 2, en el que se puede ver música en directo. Yo creo que por eso tiene tanto éxito. Y desde luego se agradece que haya un programa así.
El arte es la única manera que tenemos los seres humanos de sentirnos más libres
P. Hace poco grabaste un directo también en los Conciertos de Radio 3, ¿no?
R. Bueno, aquello fue en streaming, pero para mí todo esto es una forma de poder subirme un poquito al escenario. Porque he estado cuatro meses sin tocar. El otro día tocamos en Madrid en un teatro, presentando el nuevo show que estamos haciendo, pero llevábamos cuatro meses sin poder tocar, que se dice pronto.
P. En esta situación ha habido otros artistas que se han volcado más en las redes, en los streamings y tal. No ha sido vuestro caso.
R. Los streaming son caros. Yo he intentado hacer streaming, pero montarlo bien, con cámaras pro, con toda la banda y una producción potente no es barato. Lo hemos intentado pero de momento no lo hemos conseguido. Hemos hecho cositas desde casa como casi todos los artistas, tocando cada uno desde un sitio. Pero ha sido más un vídeo divertido para enseñarlo al público, pero poco más.
P. ¿Hay presión para tener que estar ahora mostrando cosas a través de redes?
R. Bueno, en un primer momento sí surgió un movimiento muy de eso, de estar en las redes. Yo he hecho poco. Solo hice un directo con Alejandro, que lo hicimos como pudimos -él salía en una pantalla de televisión y yo estaba en el salón y fue una cosa bastante extraña- pero luego vi la cantidad de gente que estaba dándome las gracias y diciéndome que les alegrábamos la vida con las canciones… Esa es la parte más bonita de la profesión: cuando alguien te dice que le estás ayudando. Esa es mi meta en la música.
P. Desde fuera, además, mi impresión es que a vosotros esto os ha cogido en el mejor momento de vuestra carrera.
R. Pues no sé si era el mejor momento, pero sí nos ha pillado en un momento en el que ha sido muy jodido. Porque claro, ha habido otros compañeros que a lo mejor esto les ha pasado al final de la gira o en un momento de composición. A nosotros no. A nosotros nos ha pillado en la salida de un disco, en la salida del cuarto álbum, después de doce años de carrera. Y claro, tener una gira montada y que, de repente, pase algo así, ha sido un poco duro. He estado un poco triste, sobre todo al principio. Pero después no, porque yo creo que en la vida lo que venga hay que aceptarlo. No nos queda otra. La vida es así. Viene con todo. Entonces, ha venido esto, ha llegado en este momento, toca aprender de ello. No me voy a quedar rebozándome en lo negativo, sino que he pensado: ¡Ostras!, ¿qué puedo aprender? En mi caso, yo siempre había querido parar un poco. Mi vida ha sido siempre gira, disco, carretera. Esto es una vida compleja. El otro día leía una entrevista de Chick Corea, que en paz descanse, que lo decía: “somos los últimos soldados románticos”. O sea, la vida del músico no es fácil. Sobre todo si eres mujer. Es un estrés de estar bien físicamente, emocionalmente… Bueno, es complicado y es estresante.
P. El primer estado de alarma es que nos lo tomamos, no sé si equivocadamente, como un break. Y no lo era.
R. Hombre, ese parón para mí fue como: No hay mal que por bien no venga. Ahora voy a descansar. Lo que pasa que no fueron solo esos 3 meses. ¿Ha sido duro? Sí. Pero también hemos sacado grandes canciones, bonitas canciones. Algunas van a salir ahora en el EP Romances.
P. El coronavirus nos ha cambiado la vida a todos, pero a ti te la ha cambiado particularmente.
R. Bueno, yo estaba en la vorágine de la zona de confort. Yo vivía en Madrid, en esa gran urbe, y estaba muy acomodada. Ya llevaba cuatro años y pico allí y tenía esa rutina de vida. Yo siempre había querido vivir en la naturaleza y a poder ser cerca del mar y, al final, la pandemia ha sido el empujón que necesitaba para irme de la gran ciudad. Con mucho miedo. Ahora vivo en un pueblo de la costa y tenía mucho miedo. Mi cuerpo, además, ha necesitado tiempo para asimilarlo, hasta que me he ido adaptando. Y ahora resulta que veo asfalto y digo ¡uhhhhh! Yo eso no lo quiero. Ahora estoy en este modo, pero no sé qué pasará, porque yo me siento nómada también. Pero de momento estoy feliz.
Casi todas las mujeres han vivido algún tipo de violación, abuso o acoso sexual a lo largo de su vida
P. Haber construido un hogar en un momento como éste ha debido calmar la sensación de incertidumbre.
R. Sí. Paradójicamente en ese sentido ha sido un gran año para mí. Porque he construido como tú dices mi hogar en un sitio donde me siento muy inspirada y muy tranquila. Es que, donde estoy viviendo es como una explosión de naturaleza y melancolía. Porque es un lugar muy solitario en invierno y a la hora de escribir me inspira muchísimo. Y el contacto con el mar, que era algo que era vital porque siendo cordobesa, era mi sueño vivir cerca del mar. Así que me siento muy plena. Porque el mar me da mucha calma y me ayuda a ser feliz.
P. Tú te moviste en su día a Madrid más que por gusto, por asentar el proyecto. ¿Este adiós a la capital está siendo traumático para la banda?
R. Hombre, si te digo la verdad estoy un poco flipando con la logística. Porque claro, al principio yo decía: nos apañamos, está Sevilla y tal. Pero, problema que hay aquí: que acostumbrada a estar en Madrid que es el centro de España, ahora te vas de repente a la punta más sur y, a la hora de moverte para conciertos o cualquier historia, pues te obliga a hacer encaje de bolillo. Porque, si ya de por sí estás alejada del núcleo de España, le sumas lo del Covid, que hay menos vuelos, menos posibilidades… En fin, tengo que hacer constantemente encaje de bolillo, pero yo creo que merece la pena. Yo desde luego voy a luchar porque merezca la pena siempre seguir viviendo donde estoy porque de momento estoy muy contenta.
P. Irse de Madrid es perderse cosas. Pero irse de Madrid para ti también es ganar a nivel competitivo.
R. Yo a nivel creativo he ganado muchísimo. Yo en Madrid no encontraba un lugar de paz. Nunca lo encontré en Madrid. Y mira que en total he vivido casi seis años allí. Y nunca he encontrado un lugar de calma. Yo soy cordobesa, estoy acostumbrada a que, si quiero calma, me voy a la fuente de la calle El Pañuelo y me pongo al lado. O me siento en el Camposanto de los mártires, la plaza que está al lado de La Fragua, o a la Ribera, o al Patio de Los Naranjos. Yo me siento en un banco y respiro calma. Y eso es una cosa que a mí, que soy una persona un tanto solitaria, me aportaba Córdoba, pero Madrid no. Porque yo me iba al Retiro, me sentaba y no… La paz y calma que tenía en Córdoba no la he encontrado yo en Madrid. Y eso era algo que me preocupaba mucho porque yo veía que no me estaba viniendo bien a nivel competitivo o a nivel creativo. Y, sin embargo, este lugar, me da eso. Todo este EP que sale ahora, todo el EP de Romances lo he escrito y lo he compuesto allí. Y lo he cantado allí en un estudio.
P. De hecho, los discos los habéis grabado siempre huyendo de Madrid.
R. Y muchas de las letras que yo he escrito las he escrito con la mochila, viajando por el mundo. La urbe nunca ha sido mi principal fuente de inspiración. Hay gente a la que sí.
P. Claro, un canalla como Sabina se nutre mucho de esa vida que bulle en la urbe.
R. Y es nutritivo. Ver a la gente, observar a la gente lo es. Pero luego, a nivel paisajístico… Me inspira más la naturaleza que una gran ciudad, que no me inspira tanto.
P. De hecho, las dos últimas canciones que han sacado tienen exactamente eso: una mezcla de melancolía y naturaleza.
R. Sí. También por ejemplo en Mi huella tenía muchas ganas de hablar de lo que estamos viviendo ahora mismo. Porque en parte es consecuencia del trato que se le está dando al planeta. Quería cantar del impacto del ser humano en el planeta. Ésa es Mi huella. Tenía muchas ganas de escribir una canción que hablara de eso. Y eso me ha venido hablando en plena naturaleza. Luego, cada uno escucha la canción y la entiende a su modo, que eso es también lo bonito de la música. Pero la intención que subyace en Mi huella era contar el impacto que tenemos con el planeta y la manera que tenemos de relacionarnos con el planeta y con los demás seres humanos.
Aquí no importan los seres humanos ni el planeta, aquí lo único que importa es el dinero
P. Ya te estoy imaginando paseando por la playa y cabreándote cada vez que ves la huella que dejamos los humanos allí.
R. Sí. Siempre he tenido mucha conciencia y cuando he estado en países como Costa Rica, por ejemplo, he aprendido todo lo que se puede hacer. O sea, en ese país no existe el plástico. Aunque vayas a un lugar remoto de Costa Rica no hay plásticos.
P. Tampoco tiene ejército.
R. Claro, lo sé. Costa Rica es un lugar muy interesante porque aprendes que sí que se pueden hacer ciertas cosas. O sea, que sí que se pueden usar bambús en vez de pajitas de plástico, que sí que se puede no usar una bolsa de plástico. Pero claro, ahí tiene que haber también una fuerza a nivel político y a nivel gubernamental que fomente todo eso. Y eso aquí no lo tenemos. Porque aquí no importan los seres humanos ni el planeta, aquí lo único que importa es el dinero.
P. El ecologismo acaba siendo una campaña cosmética, en vez de una cuestión de país.
R. Exactamente, no es una realidad, es todo postureo.
P. ¿Se siente uno menos artista cuando no puede cantar con total libertad?
R. Sí. Y yo, por lo menos, compongo. El que sea solamente intérprete, ostras… Sí. La verdad es que sí. Justo. Te sientes como menos útil. Porque es tu trabajo. Es como si a ti no te dejaran hacer tu trabajo como periodista. Llegaría un momento en el que te sentirías vacío. Porque no puedes hacer nada. Y el hecho de que no pueda hacer nada en el escenario, ya te hablo a nivel corporal… Y luego hay otra cosa, después de la pandemia, el verano pasado hicimos algún concierto con banda, muy poquitos, y de repente vimos que los cachés están directamente en el suelo. Así que pensamos: Vamos a reinventarnos en acústico. Pero yo en un concierto no puedo estar sentada. Yo no puedo ser cantaora porque no puedo estar sentada. ¿Al final qué he hecho? Pues nos hemos reinventado y hemos hecho un show electrónico donde estoy con Alejandro, con máquinas y luces, y yo desfogo: abanico, me muevo, hablo a la gente… Yo necesito esa expresión escénica.
P. Es que eso es parte de Fuel Fandango.
R. Eso es parte de mí. Yo necesito expresar eso. Sino, no me siento bien. Y necesito desfogar mis sentimientos. Yo lo hago encima del escenario.
P. ¿Eres libre cuando cantas?
R. (Se le ilumina el rostro) Yo sí.
Yo no puedo ser cantaora porque no puedo estar sentada
P. ¿Y cuándo no estás cantando?
R. Yo me siento libre, pero, si me paro a pensar, vivimos en un sistema en el que la libertad es un tema complejo. Pero sí, yo ahora vivo donde quiero, hago lo que quiero, he conseguido ser autosuficiente, tengo una casa muy sostenible. Me siento libre, pese a estar dentro de un sistema. Y cuando canto es cuando más libertad siento.
P. ¿Y componiendo?
R. También. De hecho, la premisa de Fuel Fandango es componer sin ningún tipo de regla ni de frontera. Ni a nivel estilístico ni musical. Nosotros nunca nos ponemos a componer un disco pensando en qué se lleva ahora o cuál es la tendencia. A nosotros la tendencia no nos interesa. Queremos hacer música atemporal. Sé que es algo muy complicado, pero estamos en el camino.
P. Igual es que el propio camino es la meta.
R. Nosotros queremos hacer música con honestidad. Por eso cada disco es un universo y cada canción es un mundo diferente. Porque nosotros cambiamos, como cualquier ser humano, estamos en constante evolución. Y, para mí, esa es la clave: Yo reflejo lo que soy. Y yo no soy ahora la misma persona que era hace tres años.
P. ¿A qué has renunciado para poder ser quién eres?
R. Bueno, he renunciado a tener hijos, por ejemplo. Era una cosa que era muy importante y siempre he tenido muchísimo instinto maternal. Y, bueno, creo que uno de los sacrificios que he hecho para tener esta carrera ha sido ese. Y sigo igual. A mí me encantaría ser mamá, pero no tengo pareja estable, pienso en ser madre soltera y me echo a temblar. Porque claro, como mujer y viviendo en este país, y teniendo una carrera profesional, significa sacrificar. Yo tengo que dejar una cosa por otra. Ser madre y tener una carrera en la música está bastante complicado. Y más si no tienes otra figura dentro de la familia. Todo eso, al final, merma esas ganas. Pero bueno, no tengo hijos, pero tengo cuatro discos (Se ríe).
P. Que son muy bonitos y van a durar mucho.
R. Eso es. Y que no gritan, ni nada por las noches.
P. ¿Siempre quisiste ser cantante?
R. Yo creo que directamente ni siquiera me lo planteé. Yo nací cantante. Mis padres tienen toda una hemeroteca de vídeos y fotos y yo de pequeña ya estaba con esto. Si no era haciendo bromas, como cómica, estaba disfrazándome, bailando o cantando. Desde siempre. Ha sido un proceso muy natural. Pero sí es verdad que, cuando tenía 18 años o así, mis padres me decían que tenía que estudiar y tener un título. Todo eso que te dicen siempre en casa.
Me siento libre pese a estar dentro de un sistema
P. Claro que sí. Lo que nos decían.
R. Porque ahora parece que ha cambiado un poco la cosa gracias a dios.
P. Porque ahora ni los títulos te aseguran el futuro.
R. Claro, es verdad eso. Y mira, yo tengo ahora más futuro que muchos compañeros que sí estudiaron una carrera. Pues yo siempre quería ser cantante, pero me quitaban mucho la ilusión. En el instituto, en mi casa, me decían que bueno… Lo típico: tienes que tener un título, tienes que tal… Y yo al final empecé decoración de interiores aquí en la escuela Mateo Inurria pero no lo terminé, no me motivó mucho. Y al final, pues mira, conseguí dedicarme a esto profesionalmente y llevo ya 14 años viviendo de la música.
P. ¿Ese era el plan b? ¿Podrías ser algo distinto ahora?
R. Sí, me planteo otras cosas. Me planteo escribir para otros artistas. Y me gustaría también, y es algo que estoy planteándome para el futuro, asesorar artísticamente a gente que está empezando. Porque como me gusta tanto el arte y que estamos detrás siempre de cada cosa que hacemos -videoclip, fotografía, la marca-… Pues he pensado varias veces que me gustaría coger a un artista que está empezando y que, como lógicamente tendrá dudas sobre cómo expresar su proyecto, pues ayudarle. Decirle: vamos a buscar un estilismo, vamos a buscar un nombre, vamos a buscar una tipografía, vamos a buscar una foto… Y crear esa marca que ayude a expresar lo que el artista quiere expresar con su arte. Y creo que no se me daría mal.
P. En una de estas igual te llaman de coach en La Voz.
R. Bueno, yo ya de maestra de voz no sé si me veo, porque yo no tengo mucha paciencia. Nunca me he visto de maestra, aunque sí de asesora artística. No lo sé, yo es que creo que me quedan muchas cosas para aprender como para ser coach vocal.
P. Lo que parece que no se ha podido cambiar en estos años y la pandemia tampoco, y eso que no hay ingresos por conciertos, es la miseria que cobráis por streaming y las plataformas. Me sorprende que ni la pandemia haya logrado que se hiciera frente común.
R. No. Hay un vacío impresionante y creo que es algo demencial. Creo que si la gente de a pie supiera la miseria que desgraciadamente cobramos por reproducción… Nuestro oficio, en muchos sentidos, es de una riqueza espectacular a nivel creativo y escénico, pero…
P. Ser rico a nivel creativo no llena la nevera.
R. No. Nosotros solamente comemos de los directos. Yo soy una artista de directo y como de los directos. Cuando yo no hago directos, yo no como. O sea, todo lo que hago de promo, los programas de televisión, con suerte te pagan algo. O sea, la única salida que tienes es hacer algún tipo de colaboración con alguna marca. Yo no soy fan de estas cosas, pero tengo que comer y a veces las hago. Lo que no hago es basar mi carrera en eso porque no me interesa. Hay otros que lo hacen y yo lo respeto, pero a mí eso no me interesa. Entonces, es complicado, porque yo lo que veo es que pasan los años y sigo trabajando mucho por amor al arte y sin cobrar un duro. Y viajando, y arriba y abajo. Yo a veces se lo digo a mi familia y a mis padres y no se lo creen. Me dicen: “¿Qué estás en no sé donde, llevas desde las siete de la mañana y no te paga nadie nada?”. Y le digo: No, mamá. No se lo creen. De lo único que yo como es de los conciertos. Lo que pasa es que yo soy una hormiguita y soy una tía cero gastona. Me he criado con una familia muy sencilla y me han enseñado a disfrutar con cabeza. Teniendo en cuenta siempre que éramos gente sencilla y trabajadora. Todo es eso: disfrutar pero ahorrando. Y gracias a eso he conseguido tener ahora una tranquilidad con todo lo que nos ha venido encima.
Ser madre y tener una carrera en la música está bastante complicado
P. Percibo un orgullo de clase.
R. Hombre, yo estoy orgullosa, porque, ¡hostia!, yo todo lo que tengo lo he sudado hasta la última gota. Yo cuando alguien viene de familia adinerada y ha tenido acceso a estudiar en grandes sitios o ha tenido ayuda económica para montar sus proyectos, yo lo miro y digo: qué suerte. Pero a continuación digo qué suerte la mía de haber venido de una familia sencilla y trabajadora. Porque yo le doy un valor a todo lo que yo tengo que creo que esa gente no se lo puede dar nunca.
P. De hecho, es muy común que quien viene de familia adinerada encubra su suerte, reniegue de ello y vendan la historia de que parten desde cero.
R. Hombre, nadie escoge donde nace.
P. Claro que no. Lo curioso es que alguien lo oculte.
R. Pero es normal también que lo oculten. También los hay que ocultan lo que yo te estoy contando. También hay gente a la que le gusta aparentar lo que no son. Yo vengo de una familia sencilla de barrio y trabajadora a la que nunca le ha faltado nada pero que no es una familia acomodada. Y eso es lo que te digo que me ha dado el valor de que ahora veo mi casa y pienso que cada recoveco del muro es una gota de sudor mía tocando en un escenario en un festival a las dos de la mañana. Hasta el último grano de cemento. Y digo: ¡Ole yo! Eso es un orgullo. No sé, a mí me parece muy bonito. Yo, si tuviera que volver a nacer, volvería a nacer con mi familia. Lo tengo clarísimo.
P. ¿De dónde sois?
R. Nosotros somos de Ciudad Jardín. Me he criado en Gran Vía Parque, al lado de la plaza de toros.
P. ¿Y qué recuerdos tienes de aquel barrio y de aquella época?
R. Pues que me encantaba cuando había mercadillo. El momento mercadillo era lo más. O sea, irnos mi madre y yo y estar allí con los gitanos charlando, eso es lo que me gustaba de mi barrio. Las tiendas chiquititas, las verdulerías… Me gustaba mucho cuando yo estaba en el instituto Al Haken y nos íbamos a Los Lagos a hacer trastadas. Y me encantaban las pistas, cuando nos íbamos a ver a los skaters. Me gustaba mucho mi barrio. El polideportivo, porque yo hacía gimnasia rítmica, no sé…
P. Ha cambiado muchísimo toda esa zona.
R. Sí. Ha cambiado. Los Ministerios, La Habichuela, que me iba mucho allí a tocar el yembé.
Yo nací cantante
P. Hostia, ¿eras tú la del yembé?
R. (Se ríe) Yo era la percusionista del grupo. Siempre me he criado con gente muy flamenquita. Y estaba cantando siempre.
P. Ahora vamos a hablar de flamenquito, hombre. Pero antes, hay una cosa que sí que habéis cambiado que es que os habéis sumado a esta tendencia del single. Y eso que sé que como romántica eres más de disco…
R. De todas maneras, te estás adelantando un poco, porque todos estos singles de Romances van a acabar siendo un vinilo.
P. Entiendo.
R. Es que yo no dejo de estar dentro de la industria de la música, me guste o no. Y hay ciertas cosas que hago aunque no me guste hacer. Bueno, tampoco me gusta estar a la contra de lo nuevo. Habrá algunas cosas que no me gustan, pero hay otras en las que cedo porque es una nueva fórmula y tampoco me parece mal. De hecho me parece bien. Eso sí, me da mucha pena el CD. Se está perdiendo. Yo misma ya lo estoy perdiendo. Ya no tengo apenas CD, en el coche no hay para CD, se está perdiendo. Pero yo sigo siendo romántica y fiel al formato físico y ahí está el vinilo, que lleva acompañándonos no sé cuántos años, seguro que lo sabes tú mejor que yo…
P. A mí me van a echar de mi casa los discos.
R. (Se ríe) No, me refiero a cuantos años llevan.
P. Ah, desde principios del siglo XX, desde las primeras grabaciones de pizarra.
R. Eso, desde los discos de pizarra. Pues eso, yo tengo mi humilde colección de vinilos y que ese formato no se pierda. El vinilo es el que me duele a mí. Mientras no se pierda eso, yo saco el single, saco lo que sea, pero luego mi vinilo, mi disco físico, con su diseño, con su portada, que lo toques.
P. ¿Origen ha sido un punto y aparte en vuestra carrera?
R. Yo estoy muy orgullosa de ese disco. Creo que hicimos un súper trabajo y siento un poco de pena porque no hayamos podido desarrollarlo escénicamente. Pero sí, creo que es fruto evolutivo de muchos años de curro, de muchísimas experiencias, de muchísimas vivencias, de conocer a muchos músicos de fuera, de compartir mucho con otra gente, de aprender. Es que, Alejandro y yo, aunque se nos vea muy sofisticados en el escenario somos gente súper sencilla. Y nos empapamos mucho, porque somos humildes y sencillos. Y, al ser humilde y sencillo, tienes los oídos y los ojos bien abiertos y estás siempre empapándote. La gente que se cree más que los demás no aprende, al revés. Nosotros siempre hemos estado aprendiendo y me imagino que eso es lo que nos ha llevado a hacer cada vez mejores producciones o composiciones.
Trabajar con Vicente Amigo ha sido uno de los momentos más bonitos de mi carrera
P. Supongo que además ese disco es importante porque habrás cumplido el sueño de trabajar con Vicente Amigo.
R. Siempre lo admiré y ahora lo admiro más tras haberlo visto en la distancia corta. He visto su sencillez y es un tío campechano, amable y tiene una belleza interior muy brutal. De hecho, cuando hizo el tema, me hizo una llamada de teléfono que me emocionó muchísimo. Ese ha sido uno de los momentos más bonitos de mi carrera. Que este hombre me diga las cosas que me dijo tan bonitas sobre mi manera de cantar y de escribir me emocionó un montón. No sé, llamé a mi padre después y estábamos súper emocionados toda la familia. Vicente Amigo es un genio y me ha inspirado mucho. Es alguien que ha conseguido coger una ciudad y transformarla en música. Eso es muy fuerte. O sea, el viaje que es Ciudad de las ideas, como cordobesa, es brutal. Yo lo escuchaba de pequeña y me preguntaba cómo lo hace. Me preguntaba cómo era posible que pudiera estar escuchando un tema y directamente me trasladara a la calle empedrá de la Judería. Yo era muy jovencita, pero yo pensaba: Yo quiero hacer eso. Una de mis metas musicales es esa, intentar que alguien escuche lo que yo hago y le transporte a un paisaje visual. En Medina lo intenté. Ojalá lo consiga algún día. Pero, que alguien me escuche y diga: Córdoba… No sé. Amo a Vicente.
P. ¿Tú te has vuelto más flamenca con la edad?
R. Es que yo creo que ser flamenco es tener un modo de vida. Ser flamenco no es solo dedicarse al flamenco, no. Ser flamenco es un modo de vida y una manera de saborear las cosas. Y también pienso que ser flamenco viniendo de Córdoba es muy fácil.
P. Y a pesar de que hay gente que reniega de ello.
R. Claro. Yo nunca he renegado, lo que pasa es que he tenido mi estilo siempre. Yo es que cantaba flamenco con 14 años y me decían que por qué llevaba jersey de rayas o por qué llevaba el pelo tan corto. Yo nunca he ido con los cánones flamencos. Eso por suerte ha cambiado. En mi época, las niñas que iban a cantar flamenco iban de una determinada manera. Y yo no. Siempre he ido a mi rollo, como a mí me gustaba. Ahora, ¿me siento más flamenca? Sí. Me siento flamenca.
P. ¿Acabarás haciendo un disco de flamenco?
R. No hombre. No creo, yo no soy cantaora.
P. Pues hablas con la autoridad de una cantaora vieja.
R. (Se ríe) No, flamenco puro no. Verás, yo canto un poquito por bulerías, un poquito por fandangos de Huelva…
P. Tú puedes cantar lo que te de la gana.
R. Yo puedo cantar, pero yo no soy cantaora. Yo no me he dedicado a estudiar el flamenco como para estar ahí metida. Yo soy cantante y puedo hacer muchos estilos, entre ellos algún palo del flamenco. Y me lo trabajo y lo hago. Pero no me veo haciendo nada puro porque yo no entiendo la música como algo tan rotundo. Ni la música ni nada que tenga que ver con el arte. El arte es libertad. El arte es la única manera que tenemos los seres humanos de sentirnos más libres. Entonces, si me dices de hacer algo puro, pues no. A mí me gusta hacer algo libre.
No me veo haciendo nada puro, porque yo no entiendo la música como algo tan rotundo
P. Sí, pero yo no creo que Morente fuera menos libre haciendo Despegando que haciendo el Omega.
R. Pero Morente hacía lo que le daba la gana.
P. Pues igual que tú.
R. (Se ríe)
P. Es verdad que el flamenco está ahora mismo más de moda que nunca. Ahora mismo he escuchado el nuevo tema que ha hecho Israel Fernández con Diego del Morao y El Guincho.
R. No lo he escuchado todavía, lo escucharé.
P. ¿Tú percibes la tendencia actual aflamencar un poco todo?
R. Sí, ahora ha venido esta tendencia. Pero las tendencias son un péndulo. Eso me lo dijo mi amiga Bea, que estudió Historia del Arte, y siempre se me ha quedado marcado. Las tendencias y las modas son como un péndulo. Igual que vienen, se van. Y el flamenco no es una tendencia. El flamenquito y el aflamencar va a venir y se va a ir. Pero en la gente que sentimos el flamenco en nuestras entrañas nunca se va. El flamenco es algo muy serio como para que se confunda con una tendencia. Aunque me alegro de que lo mantengan vivo y de que lo lleven por el mundo, pero el flamenco es algo muy serio. Y es serio porque es nuestra cultura: La cultura andaluza.
P. ¿Y se puede hablar de esto sin tener que cavar ninguna trinchera? No está en mi ánimo hacerlo, pero a veces parece que la cosa va de bandos.
R. Sí. No sé. A la gente parece que le gusta mucho discutir y no respetar. Yo creo que hay que respetar. A ti te puede gustar algo o no y eso es respetable. Ahora, si a mí me preguntas que cuál es mi opinión del tema, qué te digo: pues que el flamenco no es una tendencia. No. Es algo mucho más importante que eso.
P. ¿Alguna vez has sentido que habías llegado demasiado pronto?
R. Yo siempre he sabido que España no era como otros países europeos. La industria en España no es comparable a la de otros países. Entonces, yo sabía perfectamente que el proyecto que estábamos haciendo a lo mejor no iba a poder tener el recorrido que podría haber tenido en otro país. Eso yo lo sabía. Pero hay que tener en cuenta una cosa: yo empecé Fuel Fandango en la crisis de 2008. Tú sabes perfectamente cómo funcionaba la música hace 15 años. Yo sabía el momento social y vital que teníamos. Por eso yo no me quejo porque yo vivo de esto. Hago lo que quiero y tengo la última palabra en todo lo que hago. Y el equipo de trabajo que tengo a mi alrededor me respeta mucho. Y yo me siento muy respetada en este país por mis compañeros. Allá donde voy, la gente nos respeta mucho y eso nos lo hemos ganado a pulso a base de trabajo duro y honestidad a la hora de crear.
Ser flamenca es un modo de vida y una manera de saborear las cosas
P. ¿Ser inclasificable ha sido una declaración de intenciones o una manera de supervivencia?
R. No. Es una declaración de verdad. O sea, yo creo que los seres humanos estamos en constante cambio, en constante evolución física y mental, y si cambias como persona, cambias también como artista. Entonces, no sé, tengo el ejemplo de mi padre, que es quien me ha introducido en la música, y que siempre me ponía a los Beatles. Él me recalcaba que eran la mejor banda. Me decía: “¿Por qué es la mejor banda? Pues porque cada disco es un universo. Siempre están cambiando. Esta es la riqueza de los músicos, el cambio constante, la evolución”. Y yo me quedaba con aquello y pensaba: es verdad, cada disco es un mundo.
P. Con el añadido de que lo hicieron todo en siete años. Siete años de carrera. Es algo insuperable e irrepetible.
R. Sí. La cosa es que hay mucha gente hoy en día que hace un disco, le funciona, y repite fórmula. Todo el rato. Eso a mí me cansa. No me estás ofreciendo nada. Esa no soy yo.
P. ¿Alguna vez has sentido que os intentaban encajonar en un estilo o movimiento del que no os sentíais parte?
R. Bueno, en general a los medios de comunicación y a todo el mundo le encantan las etiquetas. Y sí, lo han intentado. Ahora ya es diferente. Ahora se han abierto muchas puertas en el campo de la fusión, pero al principio nosotros, y haciendo electrónica, que era una cosa que no se había hecho, pues fue algo como raro. Fue raro para mucha gente. Después se han ido abriendo puertas y ahora es algo muy normal, ya ni siquiera te preguntan por estas cuestiones. Ahora ya está muy normalizado esto de la fusión.
P. En breve Zahara saca un disco en el que habla un poco de su vida y, en parte, de los momentos difíciles que ha vivido dentro de la industria de la música. Entre ellos, las situaciones complejas que ha vivido con algunos ejecutivos de las discográficas. Yo no sé si tú te has visto alguna vez en alguna situación incómoda o te has visto forzada a aguantar algún comportamiento reprobable.
R. Bueno, en mi vida general sí. He sufrido acoso sexual, he sufrido un intento de violación, o sea, me han pasado cosas muy desagradables desde que era pequeña. Después, en cuanto a la música, pues sí. También. He sufrido acoso por alguna persona de mi entorno laboral. Sí. Esto pasa, es real. Y nos pasa a muchísimas mujeres. El movimiento Metoo es una realidad. Yo estoy harta de hablar con mujeres y casi todas las mujeres han tenido algún tipo de violación, abuso o acoso sexual a lo largo de su vida. Eso es una realidad. Y pasa en todos los gremios, y en la música también. También te digo que, gracias a dios, no todo es así. Hay muchos compañeros míos que nos respetan mucho y son magníficas personas, empezando por mi compañero, que es un cielo de ser humano. Pero hay algunos que sí, tienes que estar con mil ojos, porque te cosifican, te ven como un objeto sexual, no te ven como una compañera.
P. Y eso no ocurre con los hombres.
R. No, eso no le pasa a los hombres. A los hombres les pasan otras cosas, pero a nivel sexual no.
P. Alejandro ha jugado un papel muy importante en tu vida.
R. Sí. La figura de Alejandro va más allá de lo profesional. Es una persona que siento como si fuera un alma gemela y siempre lo va a ser. Es mi familia. Es un pilar muy grande. En este gremio, que además es tan complejo y las mujeres estamos en minoría, tenerle siempre a él de apoyo me ha hecho sentirme menos sola. Además, Alejandro es muy sensible y es un tío muy honrado. Puedo confiar plenamente en él. Es un ser que no tiene maldad. Tendrá fallos, como los tenemos todos, pero es un ser muy puro, muy transparente. Es una bella persona que siempre va a estar en mi vida. Si el día de mañana dejáramos el grupo, Alejandro va a seguir estando en mi vida. Él y su familia.
La premisa de Fuel Fandango es componer sin ningún tipo de regla ni de frontera
P. Y además te ha enseñado a hacer papas con mojo picón.
R. Y ahora resulta que estoy haciendo papas con mojo sí (Se ríe)
P. Oye, mañana cantas con Cristian de Moret y vienes de publicar un temazo con Bronquio. ¿Hay Nita para rato?
R. Sí. La verdad es que estoy entretenida trabajando con diferentes personas. A mí me gusta hacer colaboraciones aparte de Fuel Fandango porque aprendo también de otros compañeros y exploro otras sonoridades.
P. ¿Qué le pides al futuro?
R. Pues le pido seguir dedicándome a lo que me gusta y seguir haciendo feliz a la gente. Ese es el motor de mi vida. Para mí la música es un arma curativa, sanadora, tanto para mí como para quien me escucha. Esa es mi gran alegría. O sea, aunque yo a veces tenga ganas de dejarlo, porque a veces puede conmigo la industria, recibo un mensaje de alguien y me doy cuenta de que no puedo dejarlo. De que es imposible. Yo le pido al futuro salud, amor y poder seguir ayudando a los demás.
P. En el fondo tu libertad es al mismo tiempo tu esclavitud.
R. (Se ríe) Pero es una esclavitud de belleza.
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