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Dolores Baena, ex directora del Arqueológico: “Quizás mi pecado fue hacer un museo inclusivo, diverso, sostenible y abierto”

Entrevista a Dolores Baena

Aristóteles Moreno

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Es miércoles 24 de enero. Han pasado exactamente 36 días desde que sacaron a Dolores Baena de una reunión de trabajo para anunciarle que estaba despedida. Fue la mañana del 21 de diciembre. Justo un día antes de la Lotería de Navidad. La ya ex directora del Museo Arqueológico de Córdoba aún digiere el golpe que acaba de recibir tras veintiún años en el cargo. “Todavía me encuentro desubicada”, admite sin rodeos. La destituyeron de un plumazo y la mandaron a casa hasta nuevo aviso. Cuando se produjo esta conversación aún no había recibido nuevo destino. Días después se incorporó al equipo del C3A como asesora.

La entrevista tiene lugar junto a la muralla del Alcázar Viejo, a escasos metros de su casa. Los rayos del sol apenas calientan una mañana gélida de enero.

A lo mejor quieren funcionarios acomodaticios

PREGUNTA. ¿Sabe ya por qué la destituyeron?

RESPUESTA. Pues no. Nadie me ha dicho nada. Nadie se ha puesto en contacto conmigo ni tampoco lo espero. Creo que ha sido un cese arbitrario. He pasado un año muy malo, casi rozando el acoso. Yo Interpuse dos demandas por el contencioso administrativo contra una resolución del delegado de Cultura, que es una cosa bastante normal.

P. ¿Por qué fueron las demandas?

R. Había dos personas del Museo que me habían denunciado hace muchos años por acoso. Se constituyó un comité hace más de un año y se retomaron las denuncias. Una de esas personas llevaba tres años fuera del Museo. Y hubo un informe muy claro del técnico de prevención de riesgos laborales que decía que yo no había hecho acoso sobre nadie. Cuando el personal quiere cambiarse de sitio y no hay un concurso o no tiene suficientes puntos, hay gente que utiliza las denuncias porque inmediatamente de manera preventiva los cambian de sitio. Es una manera bastante torticera de utilizar ese tipo de recursos. El delegado dictó su resolución diciendo que no había acoso, pero ordenando que yo hiciera unos cursos. O sea, me impuso un castigo por algo que no había hecho. Y yo dije que no hacía esos cursos, por lo que fui al contencioso.

P. ¿Unos cursos de qué?

R. De gestión de personal. Se da la paradoja de que yo llevaba más de diez años formándome en competencias directivas, gestión de conflictos e inteligencia emocional aplicada a los equipos. Y es bastante paradójico que tuviera que volver a hacer lo que ya había hecho.

P. Usted cree que se trató de una excusa.

R. Viéndolo desde la distancia, creo que sí.

P. La Junta justificó el cese en la necesidad de implantar nuevos modelos de gestión. ¿Qué modelos de gestión?

R. Los desconozco. Cada vez que entraba el nuevo equipo en la Consejería de Cultura nos solían reunir a los directores y directoras para hablarnos de las directrices en ese mandato. Hace años que no nos reunían a los directores y directoras de museos de Andalucía. Y no conozco que haya ningún nuevo modelo ni ninguna nueva directriz más allá de lo que ha habido siempre. Si tienen un nuevo modelo, yo no lo he visto publicado ni nos han mandado ninguna comunicación ni nada. Para nuevo modelo el que hemos llevado nosotros en el Museo. El equipo siempre me ha seguido, me ha apoyado y ha participado en el modelo que hemos introducido con una visión del arte contemporáneo sobre la arqueología a base de poesía, danza, teatro o títeres. Hemos seguido el modelo de los grandes museos europeos.

Hay que ordenar el turismo en Córdoba

P. La Junta ha convocado un concurso público para seleccionar al nuevo director. ¿Se va a presentar?

R. No he pensado en eso. Estoy bastante descolocada.

P. ¿Qué le ha molestado más: la forma o el fondo?

R. Las formas son muy importantes. Dice mucho de la persona que lo hace y de la consideración que tiene. Todos merecemos un respeto como personas. Las formas han sido muy malas y el fondo totalmente arbitrario. Yo no he hecho nada malo para que pierdan la confianza en mí. Todo esto me ha hecho mucho daño.

P. Anunció una eventual denuncia por el cese y tiene otras dos más presentadas. ¿Hay algo personal con el señor delegado de Cultura?

R. Yo no tengo nada personal contra él. Lo he tratado como a todos los delegados y delegadas cuando han entrado en el Museo. Le he contado los proyectos y le he invitado cuando hemos hecho actividades. No ha aparecido nunca por el Museo en ninguna actividad. No ha estado en nada. Sin embargo, iba a los otros centros. Tampoco nos citaba en las redes sociales ni nada. Y he hecho todo el esfuerzo posible para que tuviera su lugar.

P. En apenas un mes fueron destituidos los directores de Granada, Jaén y Córdoba, además del responsable del Centro de Arte Contemporáneo. ¿Qué está pasando en la Consejería de Cultura?

R. Realmente no lo sé. Y, aunque lo quieren meter todo en el mismo saco, son casos muy diferentes. A lo mejor quieren a gente nueva, más acomodaticia, que firme cosas que nosotros nos negamos a firmar como funcionarios. Ellos sabrán qué es lo que quieren.

P. Destituir a directores de museos, conjuntos arqueológicos o centros culturales se ha convertido en una liturgia política en cada mandato. ¿Vamos por buen camino?

R. Yo creo que no. No vamos a estar como los cesantes del siglo XIX, que cada vez que entraba un Gobierno cambiaban. ¿No? Los proyectos de los museos arqueológicos son a muy largo plazo. Si tú andas cambiando a los directores y directoras continuamente nunca va a haber una continuidad ni una estabilidad en los centros. Son puestos de libre designación pero la cultura tiene que tener una línea de continuidad porque si no los proyectos se pueden venir abajo.

En el Arqueológico hemos seguido el ejemplo de los grandes museos europeos

P. ¿Este tipo de puestos deben de estar blindados administrativamente?

R. Yo creo que debían de ser por examen y oposición. Ahora mismo sé que está en marcha la oposición para dirigir los museos municipales. Yo creo que debía ser así.

P. El Movimiento Ciudadano mostró su apoyo públicamente y una campaña de change.org asegura que usted ha convertido el Museo en un lugar “inclusivo, diverso, sostenible y abierto”. ¿Ese fue su pecado?

R. Era mi objetivo y a lo mejor ha sido mi pecado. En el Museo ha tenido cabida todo el mundo, incluso gente con la que yo puedo no estar de acuerdo. Nunca hemos vetado a nadie. Ahora me para gente por la calle. Estoy muy sorprendida. Y me dice: “Usted no me conoce, pero yo he ido a la actividad del Museo. Lo que le han hecho es una barbaridad”. Me pasa con relativa frecuencia y estoy muy orgullosa, no porque me apoyen a mí sino porque se preocupan por el Museo y eso es lo que realmente a mí me ha importado siempre. He tenido miles de mensajes por correo electrónico y por WhatsApp de todas partes de España.

P. Veintiún años como directora son muchos años. ¿Merecía el Museo Arqueológico un cambio de aires?

R. Quizás sea la forma de verlo de otras personas. El Museo está ahora mismo en una etapa de cambio. Está el proyecto del Ministerio de Cultura, que son muchos millones para esta ciudad. El proyecto lo hemos hecho nosotros y ha partido de propuestas que yo he redactado. He estado continuamente con los arquitectos del Ministerio apoyada por mis compañeros. No sé si es lógico que en medio de un proyecto tan importante que va a traer muchos millones a Córdoba se produzca esto. Yo tenía muchos proyectos. El Museo Arqueológico Nacional ha adquirido una pieza que era fundamental para Córdoba: un cimacio califal del siglo X excepcional. Una pieza magnífica. Hemos hecho cuarenta mil informes diciendo la importancia que tiene para Córdoba y hemos propuesto durante años su adquisición por parte de la Consejería. Como no se ha movido o no importará, esa pieza importantísima para esta ciudad se ha ido al Arqueológico Nacional.

P. ¿Dónde se ve en los próximos años?

R. Ahora mismo es difícil decirlo. No me veo. Me están llamando para muchas conferencias a nivel nacional. También tengo una vida en el movimiento ciudadano. Siempre he estado en las asociaciones de vecinos y he sido presidenta del Consejo Social. Y sigo moviéndome en ese terreno en mi barrio. No sé si eso también habrá sido algo que no guste. No lo sé.

¿Córdoba puede morir de éxito? Todavía estamos a tiempo

Dolores Baena nació rodeada de libros. Sus padres eran distribuidores y llegaron a dirigir una editorial especializada en historia de Andalucía. Su hermano montó la librería Anaquel en la Plaza de la Compañía. “He movido más cajas de libros que de piedras”, confiesa. Y, sin embargo, se inclinó por la historia cuando ingresó en la Universidad de Córdoba. Los profesores Juan Francisco Rodríguez Neila y Pilar León tuvieron mucho que ver en su decantación por la arqueología.

Entró en el Museo Arqueológico en 1990 para ocupar una plaza como conservadora. Hasta entonces había trabajado durante tres años prestando sus servicios como arqueóloga a promotores privados. Quiere decirse que ha invertido media vida entre las cuatro paredes del gran museo provincial de Córdoba. Cuando pisó el Arqueológico por primera vez, un universo de piezas invadía cada rincón del viejo edificio de Jerónimo Páez. “Había piedras por todas partes. En las escaleras, en los despachos, debajo de las mesas, en el suelo. Y dijimos: vamos a convertirlo en un museo para el siglo XXI”. Y así fue. Dolores Baena estudió proyectos museísticos de medio mundo, Europa y Norteamérica.

Hoy el Museo Arqueológico de Córdoba dispone de unos 40.000 registros, que pueden agrupar a unas 100.000 piezas en total. Pero solo el 1% aproximadamente se encuentra en exposición pública. El resto se conserva en los almacenes del centro museístico. Todo ese ingente tesoro de piedra se encuentra custodiado y administrado por un equipo de cuarenta personas, que dispone de un presupuesto anual de poco más de 200.000 euros, la mitad que el ejercicio anterior.

P. Y ahora conoce el Museo como la palma de su mano.

R. Un museo nunca se acaba de conocer del todo. Lo mejor es que te puede sorprender en cualquier momento. Pasas por una estantería y de pronto ves una pieza en la que no te habías fijado nunca. A mí me apasionan mucho los detalles.

P. ¿Córdoba esconde más de lo que enseña?

R. Muchísimo más.

Si hay un nuevo modelo de gestión en el Arqueológico, yo no lo he visto publicado en ningún sitio

P. ¿Por ejemplo?

R. Tiene sitios muy singulares a los que no solemos hacerle mucho caso. Como, por ejemplo, la Casa Árabe, que es un sitio maravilloso. Y muchos otros palacios, rincones o plazuelas. Lo bueno de esta ciudad es que cualquier rincón donde te muevas estás viendo parte de la historia. Córdoba todavía tiene mucho que mostrar, pero falta un modelo de ciudad.

P. No tenemos modelo.

R. Yo creo que no. Nunca se ha acometido un modelo de ciudad. ¿Qué modelo de ciudad tenemos? ¿Qué modelo económico? ¿El sector terciario para el casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad?

P. ¿Y qué modelo propone usted?

R. Un modelo basado en nuestro patrimonio y que sea sostenible. Hay que ordenar los flujos del turismo. Hay que estudiar el gasto y hacer pruebas de carga de los monumentos. Ver cuáles son las zonas saturadas. Yo no he visto en ningún lado cuál es el gasto que tiene el turismo en Córdoba. Y aquí gasta agua, basura y un montón de cosas. ¿Qué impacto tiene eso para las arcas municipales que es de todos? ¿Qué impacto tiene realmente el turismo en la ciudadanía? Hace falta un estudio global.

P. Según usted, el turismo está desordenado.

R. Sí. Hay mucha concentración en unas zonas y ahí la subida de la vivienda es tremenda. Barrios como en el que yo vivo se están despoblando. Cada vez que queda una casa vacía se dedica al turismo. Hay muchos apartamentos turísticos que no son legales y para eso están las inspecciones de la Consejería. En Córdoba estamos a tiempo de frenarlo. De lo contrario, nos vamos a quedar con uno de los mayores centros históricos de Europa como si fuera un teatrillo. El ejemplo de la calle Deanes me parece inadmisible. No creo que represente el modelo que queremos. Córdoba tiene unas singularidades, una artesanía, y debía de tener un comercio específico y no lo que se vende en cualquier sitio. Y, por supuesto, un comercio de cercanía.

P. ¿Córdoba puede morir de éxito?

R. Todavía estamos a tiempo.

La destrucción de los arrabales califales de Poniente fue un desastre

P. ¿Qué pieza nos falta por colocar en el puzle de nuestra historia?

R. Creemos que lo sabemos todo del mundo andalusí y romano y no lo sabemos todo. Nos hace falta colocar la pieza de la gente. Ver cómo era la vida cotidiana. Cómo era la influencia de sectores olvidados en la historia, como los niños, los enfermos, los mayores, las mujeres. Yo me dedico a a investigar sobre la memoria de las mujeres en la historia. Y para eso hay que mirar muy bien el patrimonio con otros ojos porque nos puede dar muchas sorpresas.

P. Hemos invisibilizado a las mujeres en nuestra historia.

R. Sí, claro. El sistema heteropatriarcal. Las mujeres siembre han estado en función de los hombres.

P. ¿Y qué mujeres tenemos que rescatar?

R. Muchísimas. De época romana, por ejemplo, a Helvia, la madre de Séneca. Fue una mujer excepcional que luchó para que su hijo tuviera un estatus. La mujer de Lucano, que también escribía. Y a las mujeres andalusíes, de las que conocemos el nombre, y que construyeron edificios, hospicios, hospitales, fuentes, baños. Hicieron ciudad. También a las mujeres de la Edad Moderna, que fundaron conventos e hicieron muchas cosas por la comunidad saltándose incluso su estatus. En la época romana las mujeres no eran ciudadanas y en la islámica tenían sus limitaciones.

P. ¿Lloró por los arrabales califales de Poniente?

R. Lloré mucho. Fue una gran destrucción. Los arrabales de Poniente eran una ciudad completa fechada en una etapa muy concreta donde se podía estudiar el urbanismo de Al Andalus. Fue un desastre.

P. Más de 1,5 millones de metros cuadrados arrasados. ¿Se pudo evitar el arqueocidio?

R. Siempre está la polémica del progreso y de la conservación. También se vio en el siglo XIX cuando estaban tirando las murallas de Córdoba para hacer grandes avenidas. El progreso es precisamente conservar nuestra historia. Se podían haber estudiado bien a fondo y luego construir. Nosotros tampoco pretendemos parar las zonas donde se va a construir de nuevo. Pero hay otros muchos sitios que se podían haber conservado. No hubo el tiempo necesario y reposado para estudiarlo todo y sacar las conclusiones que había que sacar.

Córdoba esconde muchísimo más de lo que enseña

P. El arqueólogo Desiderio Vaquerizo en una entrevista hace varios años declaró lo siguiente: “Seremos terriblemente juzgados”. ¿Usted también lo cree?

R. No lo sé. La gente tiene muy poquita memoria y vamos a lo inmediato. A largo plazo, creo que sí.

P. ¿Hay que promover el delito de arqueocidio?

R. El delito contra la destrucción del patrimonio ya existe. Lo que pasa es que ha sido la administración la que ha dado los permisos en muchos casos. Y si da los permisos, no hay ningún tipo de delito.

P. ¿La arqueología es una oportunidad o un inconveniente?

R. Una oportunidad, por supuesto. Para el turismo de calidad, para que vengan investigadores de todas partes del mundo a estudiar en el Museo Arqueológico los restos que ya no pueden ver in situ y, desde luego, para generar valores y riqueza.

P. Hace un año el arqueólogo Antonio Monterroso presentó la previsible ubicación de la ciudad perdida de Almanzor cerca de Alcolea. Nadie ha movido un dedo desde entonces. ¿Sabe por qué?

R. No sé si por falta de interés o por falta de recursos. Tenemos que tener en cuenta que a la arqueología y a la cultura no se le dedican tantos recursos. Hay mucho patrimonio por proteger y poco dinero para excavar. Yo también soy de la opinión de que si no puedes mantenerlo no excaves. Es mejor que esté tapado. Cuando preparé el proyecto de presupuestos del Museo para 2024, me dijeron que había un recorte del 50% en inversiones con respecto al año anterior.

Es vergonzoso cómo está el yacimiento de Cercadilla

P. Estamos hablando de Medina Azahira, uno de los grandes enigmas de la historia de Córdoba, de cuya existencia hay pruebas aéreas de cierta cientificidad. ¿Cómo es posible que no se haya hecho ni siquiera una cata arqueológica?

R. Con una cata arqueológica se podría verificar, efectivamente. Pero lo que hay que hacer es proteger la zona para que no haya destrucción de ningún tipo. Porque muchas veces lo que estás haciendo es un llamamiento a la gente que expolia. Hay que tener mucho cuidado. Yo he trabajado mucho con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Cercadilla es vergonzoso como está. Se podía haber limpiado cuando se hizo la exposición del Mediterráneo cristiano porque es uno de los yacimientos europeos de esa época y vino mucha gente de fuera. Si Cercadilla no se arregla, ¿vamos a abrir la cata en el otro lado? ¿O van a estar muchísimos años al aire como estuvieron los Baños Califales? Cercadilla lleva ya treinta años así.

P. ¿Un museo arqueológico es la punta del iceberg del tesoro material de una ciudad como Córdoba?

R. Totalmente. El Museo muestra lo que es la propia ciudad. Por eso nuestra exposición es temática y se llama Córdoba, Encuentro de Culturas. Mires para donde mires hay elementos de todas las épocas. Ahí está la propia Mezquita de Córdoba con la Catedral dentro.

La cultura tiene que tener una línea de continuidad

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