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Curro, capataz: “A Dios se puede llegar de muchas maneras”

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Alfonso Alba

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Luis Miguel Carrión Curro (Córdoba, 1969) nunca se ha perdido una Semana Santa y es incapaz de concebir su vida sin ella. Curro (Luis Miguel sólo lo llaman en su casa y sólo a veces) es una de las personas con más capacidad de movilización de toda la ciudad. A partir de hoy y hasta el próximo Domingo de Resurrección, Curro dirigirá a medio millar de costaleros cordobeses, 500 hombres que soportarán durante horas un peso medio de 40 kilos. Curro es capataz y no hay un día de la Semana Santa cordobesa en el que no ponga en la calle a una hermandad. Lleva 25 años haciéndolo con un estilo personal y con una capacidad de liderazgo que se traduce, precisamente, en que no sólo tiene a 500 costaleros a sus órdenes, si no que hay por lo menos 100 más que han querido ser dirigidos por él pero que no han podido.

Curro, además de capataz, es propietario de tres negocios en Córdoba. El más famoso, y el que desde luego es su cuartel general, es la histórica La Trabajadera, en la calle Alfaros, donde se desarrolla la entrevista. Antes de empezar, Curro es avisado de que no será una entrevista como a las que está acostumbrado, entre otras cosas porque el periodista que hace las preguntas no es que domine especialmente los temas de Semana Santa. Y es así como dos personas que conviven en la misma ciudad entre ambientes distintos se sientan tranquilamente a hablar.

PREGUNTA. Tu nombre es Luis Miguel Carrión pero todo el mundo te conoce como Curro. ¿Esto qué es como los toreros, un nombre artístico?

RESPUESTA. En mi casa, desde chico, tenían la costrumbre de llamarme Curro. Al final, Curro, Curro, y al llegar al mundo de las cofradías me quedé con Curro. Ya estoy acostumbrado.

P. ¿Curro eres sólo para la Semana Santa o ya para tu vida en general?

R. Ya ha inundado mi vida. Todo el mundo me llama así, en la hostelería, en la Semana Santa, en todo. Mi madre es la única que me llama Luis Miguel.

P. ¿Lo tuyo es un caso raro o es normal en la Semana Santa que alguien tenga un nombre artístico?

R. Yo no lo considero artístico. No es como Morante de la Puebla o Finito de Córdoba. Mi padre tenía la costumbre de decirme ese apodo y así se me quedó. En la vida cotidiana hay mucha gente que no se llama Francisco pero le dicen Curro.

P. Entrando en materia de Semana Santa. ¿Has visto Ocho apellidos vascos?

R. No, tengo muchas ganas.

P. ¿Sabes que va de un sevillano que va al País Vasco y se hace pasar por uno de ellos?

R. Sí, sí.

P. Imagina que sucede al revés. ¿Cómo le explicarías a un vasco lo que significa ser capataz y costalero de la Semana Santa de Córdoba?

R. Vamos a ver. Le explicaría que nuestras tradiciones están muy arraigadas en nuestra fe y que una cosa así, si no, no tendría sentido. A nosotros nos puede chocar que unos tíos muy grandes levanten piedras, pero es su tradición y su cultura. La religiosidad en Andalucía es muy popular, sacando las imágenes a la calle, dándole vida durante siete días a lo que la gente le ha rezado durante todo el año. Nosotros en Andalucía tenemos una gracia distinta a la del resto de los sitios en España y es que a esas imágenes le damos vida. El dolor o la pasión tiene vida en Andalucía. Es complicado que un tío de fuera entienda que se le diga a una virgen guapa, o ver salir a un costalero debajo de un paso emocionado.

El dolor o la pasión tiene vida en Andalucía

P. Ese sufrimiento que se ve debajo de un paso puede sorprender mucho. No sé si conoces a gente de fuera que te ha llegado y te ha preguntado que qué necesidad tienes de sufrir tanto.

R. Claro. Hace muchos años, el que fue comisario adjunto del pabellón de Canadá para la Exposición Universal de Sevilla que se celebró en 1992 y asistente de Nelson Mandela, Gary Bedell, se enamoró de Sevilla. El tío se quedó prendado de cómo se vivía y de cómo era la Semana Santa, tanto que se hizo costalero. Tuve la suerte de conocerlo y me lo traje a Córdoba a salir en el Santo Entierro. Extrapoló lo que él vivió entonces y ahora todos los años viene a ver salir su cofradía. Estamos hablando de una persona de mundo, que había formado parte del cuerpo diplomático. El tío se quedó prendado de la Semana Santa. ¿Cómo le explicas a alguien de fuera los sentimientos que puede tener una persona? Hay que vivirlo. Debajo de un paso se pueden sentir tantas emociones... Eso sí, debajo de un paso se pasa mal. Eso de que digan que todo es alegría no es así. Debajo de un paso se pasa mal. Pero en la siguiente chicotá tú le estás dando gracias a Dios por estar viviendo ese momento. Es un cúmulo de sensaciones que no se puede explicar. El sentimiento que se vive en una chicotá debajo de un paso bien llevado, el arte efímero que se crea en un determinado momento es algo que no se puede explicar con palabras, hay que sentirlo. Igual que el espectador, que tiene que ser consciente del arte efímero que se crea en un momento dado: el olor, la música, lo que está viendo. Eso es único.

El sentimiento que se vive en una chicotá debajo de un paso bien llevado, el arte efímero que se crea en un determinado momento es algo que no se puede explicar con palabras, hay que sentirlo

P. ¿Desde pequeñito quisiste ser capataz?

R. Yo siempre fui un enamorado de la Semana Santa. Me recuerdo con 10 años, en el colegio y sin tener tradición familiar en casa... Mi abuela siempre tuvo una devoción muy arraigada a la Virgen de los Dolores. Esa tradición se la inculco a mis hijas. El Viernes de Dolores comienza la Semana Santa. Un Viernes de Dolores sin ir a ver a la Virgen de Córdoba y estar empapándote de ese ambiente en la plaza de Capuchinos es imposible de concebir. En el colegio, hacía pasos con mi pandilla. También salía de nazareno y a partir de ahí se fue forjando mi devoción.

P. ¿Y cómo has llegado a ser el capataz de seis procesiones en Semana Santa, una por día?

R. Bueno, tengo una afición desmesurada al mundo de los costaleros y aglutino a un gran número de gente. Me he rodeado siempre de gente muy buena y he llegado a donde he llegado gracias a ellos. Uno puede ser muy buen entrenador pero si no tiene un equipo que le juegue a la pelota... Aquí pasa igual. Detrás de mí hay un equipo muy importante, tanto de auxiliares como de costaleros.

P. ¿Cuántas personas componen tu equipo?

R. Mi equipo de auxiliares lo componen 16 personas. Digamos que tienes un equipo base en todas las cofradías, pero después hay gente que sale de costalero, al día siguiente de contraguía... Pero mi equipo de auxiliares entre listeros, contraguías, segundos, responsables... 16 personas más o menos.

P. ¿Y a cuántos costaleros llegas a dirigir en toda la Semana Santa?

R. El otro día estuvimos echando números con las tarjetas de trabajo que vamos a repartir esta semana y llegamos a los casi 750.

P. ¿Distintos o repetidos?

R. No, esos son los trabajos que vamos a repartir. Estaremos en torno a unos 500 hombres.

P. Es muy complicado mover a 500 personas en Córdoba para cualquier cosa, y más para ejercer una fuerza bruta de portar un peso como hace el costalero.

R. Bueno, 500 son los que tienen sitio debajo del paso.

P. ¿Hay cola?

R. Claro. Este año se nos han quedado fuera en torno a unas 100 personas. Pero desgraciadamente no hay sitio. A mí me gusta tener dos cuadrillas. Por ejemplo, el Esparraguero calza 96 hombres, 48 y 48 son las dos cuadrillas. A mí no me gusta decir, no, que haya más o menos. Al final vienen los enfados y como tienes estructurado el trabajo creo que es mejor dos cuadrillas completas.

El costalero bajito es más rítmico

P. Son 100 los que se han quedado fuera. No sé esos descartes cómo se hacen. ¿Es el último que llega el que se queda fuera o hay alguna razón objetiva?

R. No, no. Mira. Normalmente le doy prioridad a los que son hermanos de las hermandades. Si quedan huecos, se distribuye a la gente por altura y según la disponibilidad de la gente que haya. Pero antes se pregunta a los chavales que vienen a pedir sitio quién es hermano. Por lógica tienes que darle preferencia antes a los hermanos. Si el hueco que hay disponible no es de la altura del hermano, pues hay que echar mano de los que no lo son, lógicamente. Luego también depende de las alturas y depende de cada paso.

P. Un jugador de baloncesto no puede ser costalero, por ejemplo.

R. Demasiado alto, sí. Además, a mí me gusta llevar cuadrillas de gente baja. El costalero bajito es más rítmico. No quiere decir que la gente alta no sepa trabajar. Pero es verdad que cuanto más pareja es la cuadrilla y los cuerpos más bajos todo es más rítmico. Pero también te digo que los pasos de Cristo son para la gente más alta y los de Virgen para los pequeños.

P. También hay diferencia de peso.

R. Aparte de cómo se ve un paso de Cristo con gente alta no es igual. La zancada que tiene un costalero grande no es la misma que la de un tío bajito. La elegancia que hay que imprimirle a un paso de palio... cuanto más bajito sea un costalero, los movimientos son menos estridentes y todo es más suave.

P. ¿Qué peso medio llega a transportar un costalero cordobés?

R. Depende. El palio del Santo Entierro o el Desconsuelo en la primera levantá puede estar en torno a los 40 kilos, que de vuelta son más por las horas, el cansancio... Quizás el aguantar el peso andando no sea el mayor esfuerzo, si no la cantidad de veces que tú arrías el paso, lo levantas, las revirás castigan mucho al costalero, ya que estás girando sobre un mismo sitio. En los pasos de palio en la delantera va toda la candelería y hay una gran diferencia de peso entre adelante y atrás.

P. Naciste en 1969. Imagino que llegaste a ver la crisis que vivió la Semana Santa durante el final del franquismo y el principio de la Democracia, cuando la fiesta no era tan masiva como ahora. Había pasos que salían con ruedas y otros portados por costaleros de pago. Ahora son todos voluntarios.

R. Sí, el costalero profesional no existe.

Hoy el costalero está muy mentalizado del trabajo que va a hacer. Se prepara físicamente

P. Pero existió.

R. Sí, sí, sí. Te explico: el mundo del costalero, aunque ahora creamos que todo es lo mismo nunca fue así. En la primera parte del siglo XX, te hablo de Sevilla, el costalero era un mundo aparte. La sociedad siempre ha sido muy clasista. Y el mundo de las hermandades ha sido un mundo elitista, la junta de gobierno de una hermandad siempre estuvo dirigida por Don Fulano de Copas... El costalero provenía de una clase social baja. En el caso de Sevilla era gente del muelle o de los que se dedicaban a las tejas, en Córdoba eran los faeneros de la lonja. El único nexo de unión que tenían los costaleros con las hermandades era el capataz. El costalero no tenía una relación como la de hoy. ¿Qué ocurre? Como todo en la vida, estos costaleros se van haciendo mayores y se van deteriorando. La sociedad tras la Transición cambia de una manera vertiginosa. Esos cambios también llegan a las cofradías. Dentro de los costaleros antiguos había gente que eran unos enamorados de la Semana Santa. También había gente que iba a por lo que iba, a por el dinero, por que en esa época la necesidad era muy grande. Pero es verdad que a mediados de los setenta esas cuadrillas cada vez son más mayores y en Sevilla estaban teniendo muchos problemas por que cada vez hay menos gente. Se da el caso, incluso, de que las cofradías de Sevilla contratan a capataces de fuera, de los pueblos, y no se presentan el día de la salida. Sevilla siempre ha marcado la tónica y en 1973 crea la primera cuadrilla de hermanos y revoluciona la Semana Santa. A partir de ahí, se crea la semilla, que el que lo hizo fue mi maestro, el hombre que está ahí en un azulejo [señala a la imagen que preside La Trabajadera], Manolo Santiago, que fue el promotor de la primera cuadrilla de hermanos costaleros. La evolución de lo que se creó a lo que tenemos hoy en día es abismal. El costalero de hoy en un 80% es desmesuradamente aficionado en lo que hace. Es como el tío al que le gusta jugar al fútbol o el tío aficionado al toro. Pues es igual. Hoy el costalero está muy mentalizado del trabajo que va a hacer. Se prepara físicamente, la ropa también. Ha habido una evolución en los últimos diez años en Córdoba muy grande.

Todo el frikismo que hay alrededor de las cofradías se está extrapolando mucho a que esto sea una fiesta cultural. Y creo que nos equivocamos.

P. Una década solo.

R. La Semana Santa de Córdoba tiene un antes y un después. A primeros de los años 90 las cofradías se recogían solas. Las cofradías iban muy cortitas de gente. En 1993 saqué la Hermandad de la Esperanza cuando estrenó el misterio y en la calle Enrique Redel a las 3.00 de la mañana el paso iba solo. Había gente, pero no es la afluencia masiva que hoy en día tienen las cofradías en la calle. Tal y como se está viviendo esto hoy día creo que la Semana Santa tiene que tener unos condicionantes religiosos, si no esto no tendría fundamento. Al final lo que sacamos es a Dios y a la Virgen a la calle. Pero todo el frikismo que hay alrededor de las cofradías, que no me van prendas en decirlo, hay frikismo alrededor de la Semana Santa, se está extrapolando mucho a que esto sea una fiesta cultural. Y creo que nos equivocamos.

Intento inculcarle al costalero que por muy aficionado que sea y por mucho que le guste meterse debajo de un paso esto no es deporte sacro. Tenemos que tener claro que lo que estamos haciendo es llevar a Dios y a la Virgen encima

P. Es malo para la Semana Santa entonces.

R. Sí, por que el fundamento de esto es lo que es. No vayamos a equivocarnos. Las cofradías tienen en su base darle culto interno y externo a nuestras sagradas imágenes. Intento inculcarle al costalero que por muy aficionado que sea y por mucho que le guste meterse debajo de un paso esto no es deporte sacro. Tenemos que tener claro que lo que estamos haciendo es llevar a Dios y a la Virgen encima. Esto no es como ir al gimnasio y soy un superatleta con mis tirantes... No, aquí hay que saber lo que vamos a hacer y que este que vamos a poner en la calle seguramente habrá una viejecita que le rece y se emocione cuando lo vea.

Hoy los ensayos son una feria. Llevas bulla viendo el ensayo

P. ¿Pero puede ser, te pregunto, que esa gran eclosión de la Semana Santa, esa masa que se ha acercado, lo haya hecho quizás por folclore, y que quizás se pueda perder a toda esa gente que ha llegado por que se destaque sobre todas las cosas lo religioso?

R. No por que esa gente ya está dentro del contexto. Hoy en día hay bandas con más seguidores que una hermandad. Es curioso pero es así. Recuerdo que hace 10 años tú ibas con la parihuela pelá y mondá durante los ensayos de los costaleros. Hoy los ensayos son una feria. Llevas bulla viendo el ensayo. Los domingos por la tarde ensayamos en el Santo Entierro, cuando vas acercando el paso a la puerta de la Compañía la plaza es una feria. Y eso un paso que no lleva ni música. Es andar, reposado. Es un ensayo aburrido. Y te dices: esto es desmesurado. Recuerdo cuando organizamos hace 23 años el primer certamen de bandas de La Trabajadera y la repercusión que tiene hoy en día... Podemos llegar a la Diputación y meter a 1.000 o 1.500 personas en un concierto. Pero ojo, aquí y en todos sitios. Recuerdo que a mitad de los 80 la Semana Santa de Sevilla no estaba tan masificada como actualmente. Bueno, habrá que amoldarse a los tiempos. O las personas que tienen que estar marcando las guías a seguir, que es la Iglesia, lógicamente, tendrá que encauzar esto. Si no yo creo que se nos puede ir un poco de las manos. Hay que educar.

Las personas que tienen que estar marcando las guías a seguir, que es la Iglesia, lógicamente, tendrán que encauzar esto. Si no yo creo que se nos puede ir un poco de las manos. Hay que educar

P. Hablas mucho de la Semana Santa de Sevilla y de que es la que marca los tiempos. Allí las cofradías tienen una fuerza impresionante. Tanta fuerza que llegan incluso a enfrentarse al obispo. Aquí no ha pasado.

R. No puede pasar por que la estructura social de las cofradías está tan metida dentro de la ciudad que no se puede concebir Sevilla sin sus cofradías ni las cofradías sin su ciudad. Entonces claro cuando llega un obispo y quiere ponerlo todo boca abajo es imposible por que todo está muy estructurado. Estamos hablando de que son tradiciones de siglos. Y ser hermano mayor de una cofradía en Sevilla es algo que no consigue cualquiera. Las cofradías en Sevilla dan prestigio. ¿Me entiendes lo que quiero decir? La estructura social de las cofradías en Sevilla es otro concepto. A nivel nacional se han llegado a cambiar la fecha de algunas fiestas y las cofradías de Sevilla dijeron que el día de la Inmaculada no se cambiaba, y el día 8 de diciembre es fiesta en Sevilla. Y el día del Corpus también, junto con las ciudades que es su fiesta, como Toledo y Granada. Y Sevilla es una ciudad que mantiene mucho sus tradiciones. Eso es muy importante para una ciudad, cosa que a mí me jode mucho de nuestra Córdoba. Nos da igual ocho que ochenta. Si admiro algo del sevillano es que defiende sus tradiciones a muerte. Y yo soy cordobés y llevo luchando por mi ciudad... pero llega un momento que te cansas, por que se trata de una ciudad que en el momento en que sacas un poco el cuello... hay que dar.

Si admiro algo del sevillano es que defiende sus tradiciones a muerte

P. Córdoba, desde luego, es una ciudad mucho más cainita que Sevilla.

R. A mí me parieron en Córdoba y me siento más cordobés que nadie, pero reconozco que al sevillano no le ha hecho nunca falta mirar a nadie. Esa es nuestra desgracia, que siempre hay que mirar a los mismos. Y ellos están donde están por que nunca les ha hecho falta mirar a nadie. Y ellos son lo que son por sí solos. Y nosotros tenemos una ciudad que si la tuvieran los sevillanos, Sevilla sería, yo qué sé, la gran maravilla del mundo, por que no es bonita, es una ciudad fea. Lo que pasa es que aunque sea una ciudad grande Sevilla ha mantenido esa aureola de pueblo grande. Al sevillano le gusta vivir como si aquello fuera un pueblo: de salir un domingo arreglado, los niños con su pantaloncito corto... Son muy personalistas. Y el concepto de feria. Son muy suyos.

Al sevillano le gusta vivir como si aquello fuera un pueblo: de salir un domingo arreglado, los niños con su pantaloncito corto...

P. No me lo puedo imaginar en Córdoba.

R. Pero yo eso lo he vivido en la feria de Córdoba...

P. Pero no te hablo de eso, si no de un poco del sentimiento sevillano. Somos muy diferentes y estamos a sólo 130 kilómetros de distancia.

R. Somos muy distintos pero yo siempre digo lo mismo: he conocido la fiesta del Corpus en Córdoba siendo muy importante. Con unos altares, la ciudad engalanada... Y la ciudad en la calle. He conocido la feria con el hombre con traje y las mujeres de largo. El problema es que aquí se intenta poner el uso otra vez, pero hay una generación de cordobeses que no lo ha conocido.

P. Ojo, el cordobés va a seguir defendiendo que su feria sea abierta y no privada como en Sevilla.

R. No, no, no. Pero yo no me refiero a eso. La feria de Córdoba ha sido siempre abierta. En La Victoria había casetas privadas. Yo creo que tiene que haber casetas privadas, por que si yo me gasto un dinero en una caseta, por qué va entrar cualquiera. Y después que haya casetas para todo el mundo. Entonces, yo sí defiendo ese tipo de feria. Las casetas privadas no molestan a nadie. Y las abiertas para que disfrute todo el mundo. Lo que ocurre es que el sevillano extrapola a la feria su propia casa.

P. Bueno, nos hemos ido a Sevilla. Vamos a traer la entrevista de vuelta a Córdoba. Me ha llamado mucho la atención eso que te preguntaba de la diferencia entre las cofradías de Sevilla y Córdoba, por la fuerza de las primeras. Se han enfrentado al obispo, que es la autoridad de Dios en la Tierra. Sobre todo por esta reflexión de que en Andalucía se entiende más la Semana Santa como folclore que como algo religioso, y que esa es la clave de su éxito.

R. A Dios se puede llegar de muchas maneras y yo se lo digo mucho a los curas, algunos son cofrades, otros no. Y se lo digo: a Dios se puede llegar de muchas maneras. Y si los 30 tíos que nos hemos juntado esta noche aquí hasta las 3.00 de la mañana cargando 30 vigas de hormigón para después sacar a Dios a la calle... Un tío de estos es capaz de hacer eso y luego es incapaz de entrar a misa. Por eso, a Dios se llega de muchas maneras. En la sociedad de hoy en día lo estamos viendo: las iglesias están vacías.

P. Las cofradías van más rápido que la propia Iglesia.

R. Sí. Creo que [la Semana Santa] es una manera de aferrarse a la fe en los tiempos que corren. Y es una buena manera de llegar a Dios. De alguna manera u otra el caso es llegar. ¿Que es verdad que vamos más rápido? Sí, por que la sociedad vive muy de espaldas a la Iglesia. Vas a unos cultos a una cofradía y hay 20 personas, y vas a un ensayo de unos costaleros y hay 200 alrededor del paso. Algo pasa.

Vas a unos cultos a una cofradía y hay 20 personas, y vas a un ensayo de unos costaleros y hay 200 alrededor del paso. Algo pasa

P. ¿Crees que la Iglesia está pensando en eso? Antes, no te digo que la rechazase, pero la Iglesia no miraba con demasiados buenos ojos a la Semana Santa.

R. Bueno, el otro día hubo una reunión de obispos en Andalucía y se están dando cuenta de que las cofradías hay que cuidarlas, y yo creo que es un gran nexo de unión entre el pueblo y la Iglesia. Se está demostrando. La cantidad de gente que mueve la Semana Santa... que habrá de todo, eh. Las sensaciones que se viven alrededor de la Semana Santa... ahí hay algo. Eso pasa por que hay verdad. Suspenden una salida por lluvia y ves a los críos llorando. Algo llevará el agua cuando la bendicen. En mi casa se vive. Tengo dos hijas: Carlota es una enamorada de la Semana Santa y Carmela, ni verla. No le llama la atención. Sin embargo, mi mayor... estaría todo el día con los pasos. Pero la otra ve un paso y es como si ve un carrillo de polos. Fíjate. Y se han criado viendo lo mismo. Os voy a contar una anécdota que me pasó con mi hija la chica, que tiene 10 años. Todo empezó el Domingo de Ramos en la Virgen de los Faroles, en la Catedral. Se murió el tío de mi mujer, que era como si fuera el abuelito de mi Candela. Todos los años veía la Candelaria en la Virgen de los Faroles. En ese momento iba la Virgen por allí y yo me acordé de él. Candela iba de monaguillo al lado del paso. Le dediqué la levantá y ella se me quedó mirando y empezó a llorar como una magdalena. Ella es muy bohemia y va a ser... una pillabichos. Total, que me dio un beso y siguió andando. Y llega el Jueves Santo. La entrada del Esparraguero tiene mucho pellizco por que se canta el himno del Cristo llegando y te emocionas. La gente llora, en fin. Llega Candela y me dice: “Papá, ¿la gente por qué llora con los cristos y con las vírgenes?”. Y le digo: “¿Tú te acuerdas lo que te pasó el Domingo de Ramos con la Candelaria cuando nos acordamos del tito Enrique? Pues eso es la fe”. Algo tiene. La fe cada uno la vive a su manera. La fe se puede vivir de muchas maneras, no como te la diga el clérigo.

Suspenden una salida por lluvia y ves a los críos llorando. Algo llevará el agua cuando la bendicen

P. ¿Alguien sin fe o no creyente puede formar parte de la Semana Santa? ¿Has conocido a costaleros ateos? Alguno tiene que haber.

R. No debe. La realidad es que no se debe. Es que entonces esto no tendría ningún sentido. Yo no he conocido a ninguno. Si lo conociera te lo diría. Pero pienso que para estar debajo de Dios hay que creer en él. Si no no tendría sentido. Lo que sí es verdad es que me gustaría convencer a una persona que no fuera creyente y que sintiera lo que se siente debajo del paso.

Para estar debajo de Dios hay que creer en él

P. ¿Y que pudiera seguir sin ser creyente después?

R. Vale. Pero que captara el mensaje. Tú no eres creyente, eres incapaz de ir a misa, pero métete debajo de un paso siete horas conviviendo con tíos que lo dan todo por el que va arriba. Y esos tíos son iguales que tú, que no van a misa los domingos, que viven sus creencias de una manera muy particular. Ahí dentro se viven cosas muy de verdad. Entonces, convencer a alguien que no crea que sienta lo que se siente debajo de un paso me gustaría.

P. Sería un experimento curioso.

R. Sí. Claro, tienes que ser receptivo.

Esto es todavía algo machista

P. Si tu hija te dice: “Papá, yo quiero ser capataz”...

R. Yo no puedo ir contracorriente. Vamos a ver. Córdoba ha sido pionera en que las mujeres fueran costaleras.

P. Y ha habido problemas.

R. Bueno, no. La cuadrilla de mujeres del Cerro es una cosa que está totalmente estructurada. Ha habido problemas con las cuadrillas mixtas... Volviendo a lo anterior. No sé lo que le diría, pero esto es todavía algo machista.

P. ¿Crees que llegaremos a verlo?

R. Sí, sí. Yo creo que sí.

P. Nosotros entrevistamos a un cura, que es Jaime Loring, y que nos dijo que le gustaría plantearle al Papa la posibilidad de que las mujeres pudieran dar misa.

R. Oye, hay sitios en los que el paso lo lleva una mujer, eh. Se podrá ver perfectamente, no te digo que no. Lo que pasa es que yo he sido abanderado de muchas cosas y me he llevado... Esto es como el primer hijo: el primero es el que se lleva las tortas y el segundo se lo lleva todo de corrido. Aquí yo era el sacapasos, el que había importado el modelo sevillano... y ahora todo el mundo hace lo mismo. A mí tampoco me gustaría que mi hija fuera la percha de las guantás por eso. Bueno, pero el día de mañana puede decir ¿por qué no? Ahora, hay que tener unas espaldas fuertes para aguantar las críticas de esta ciudad. Hay que tener dos pelotas. Nosotros aguantamos desde prensa... Cuando en 2004 comenzamos a sacar cofradías todos los días nos daban hasta en el cielo de la boca. Y además sin juicio de valor, por que si a mí me ha llamado esta cofradía es por que no había costaleros y hemos aportado 150 hombres. ¿Porqué lo criticas? Yo voy a hacer el mismo servicio a la hermandad, por que al final el que sale a la calle es Dios y la Virgen. Que después yo tengo a los que le rezo, por supuesto. Pero yo realizo el mismo trabajo desde el Domingo de Ramos hasta el Viernes Santo. El pellizco que me dé a mí la imagen es distinto, por que sé que al final yo voy a llevar tú hermandad, y es el tesoro más preciado el que ponen en mis manos. Entonces, por que no sea mi hermandad no voy a querer estrellarla.

P. Algo que estoy notando mucho, y tú me dices que no si no estás de acuerdo, es que la Semana Santa se está politizando. O al menos se corre ese riesgo. Me refiero: no sé si la izquierda tiene muchos complejos o prejuicios sobre la Semana Santa, y que la derecha esté intentando apropiarse de la fiesta y de que no haya vasos comunicantes. Y conozco a mucha gente de izquierdas ultrafan de la Semana Santa.

R. Sí, el exconcejal José Joaquín Cuadra, el Novelas, sale de costalero conmigo. Y ha sido concejal con IU.

P. El expresidente de la Agrupación de Cofradías es ahora concejal del PSOE.

R. Sí.

Me jode para mis creencias, y yo respeto a todo el mundo, que no las respeten

P. La politización de la Semana Santa la veo como una debilidad.

R. Sí, sí. Para mí la política es algo que me da igual. Lógicamente tengo muchos amigos en la política. Pero me jode para mis creencias, y yo respeto a todo el mundo, que no las respeten. Me da igual que usted sea lo que sea, hay que respetarse. Eso es la esencia de la democracia. Pero en estos últimos años a mí me jode ver las banderas republicanas cuando las ponen en Semana Santa. También se apropia de la República la izquierda. Habrá de izquierdas y de derechas. Aquí la izquierda se ha adueñado de la película República. Pero claro, a mí me jode ya que en la República le meten fuego a las imágenes.

P. Bueno, digamos que eso fue en la Guerra Civil, y que no lo hizo la República como tal, si no que fueron milicianos, principalmente anarquistas, a los que la República no controlaba.

R. Si quieres poner una bandera republicana en un balcón me parece muy bien, pero espera al lunes.

P. ¿Y no es una falta de respeto para un republicano o alguien de izquierdas que la Macarena lleve el fajín de Queipo de Llano?

R. Sí, lo que pasa es que Queipo de Llano es hermano honorario de la cofradía antes de, y sobre todo por todo lo que hace por la Macarena.

P. Ya, pero eso no lo puedes desligar de lo que luego fue la persona, autor intelectual de la represión y muchos fusilamientos durante la Guerra Civil. Y la República no es sólo la quema de iglesias durante la guerra.

R. Sí, lo que pasa es que el que pone la bandera republicana lo hace a mala idea. Yo iba llevando el paso el año de las famosas bocinas y de la pancarta en la calle Blanco Belmonte, en la casa de la que hoy es la consejera de Fomento y Vivienda de la Junta. Y te dices: ¿esto a qué viene? Hay que respetarse. Oye, supongo que habrá gente a la que le moleste que pongamos los pasos en la calle. Bueno, y a mí me molestan otras cosas, y me callo y soy respetuoso. El término medio es vamos a respetarnos.

Supongo que habrá gente a la que le moleste que pongamos los pasos en la calle. Bueno, y a mí me molestan otras cosas, y me callo y soy respetuoso

P. Vamos a llevarnos bien.

R. Sí, por que hay cabida para todo. Mi hija no le hace daño a nadie por salir de nazarena. Y yo he estado en Sevilla sacando un paso de Gloria por la zona roja, por la Alameda, y le tiraron unos huevos a la Virgen delante de nosotros. Se montó un pollo de cojones. Son ganas de crear un altercado. Son cosas surrealistas. Sigo pensando lo mismo: hay que respetarse. Entre otras cosas, hay que mirar la cantidad de millones que ingresa la ciudad durante esta semana. Es mucho dinero. Y el patrimonio cultural que durante siglos han atesorado las cofradías.

P. Pero mira por ejemplo que aquí en Córdoba donde ha gobernado la izquierda durante tantos años jamás ha habido problemas con la Semana Santa. Todo lo contrario.

R. Se han dejado llevar. Como se dice ahora, vamos a ser políticamente correctos. Pero aquí han pasado muchos años en los que no había ningún concejal presidiendo la carrera oficial. Respetando los ideales de cada uno, eso merma en una ciudad. Coño, que yo a Julio Anguita lo he visto viendo pasos por que le encanta.

P. Yo no te quería dar ese nombre...

R. Sí, sí. Le encantan. Lo he visto en la bulla. Pero claro, eso te retrae un poco. Que en una Semana Santa no esté el mayor representante de la ciudad, como es el alcalde... Bueno, ideales políticos. Vale, vale. Pero sé lo que me quieres decir, que la izquierda se despega y la derecha dice esto es mío.

Debajo de un paso puede convivir el director de banco, el albañil, el médico, el fontanero, y todos son iguales

P. Eso lo veo como una debilidad. Si por algo tiene éxito la Semana Santa es por que aglutina a gente de todo tipo.

R. Esa es la grandeza de las cofradías. Y debajo de un paso puede convivir el director de banco, el albañil, el médico, el fontanero, y todos son iguales.

P. Y todo lo excluyente al final provoca rechazo.

R. El mundo de las cofradías no es excluyente. Y en Córdoba menos. Las cofradías lo que necesitan son muchos recursos humanos para funcionar. Y cada vez hay más gente joven que se acerca. Entonces tiene futuro, si sabemos encauzarlo bien.

P. ¿Cuántos años llevas siendo capataz?

R. Llevo vinculado al mundo de abajo 31 años.

No me imagino mi vida sin la Semana Santa

P. 31 años entre capataz y costalero, y tienes 44 . Desde los 13 años. No has vivido nunca un año sin Semana Santa ni te imaginas un año de tu vida sin ella.

R. No, y estuve a punto. El año en que hice la mili, que estuve fuera de España, tuve la suerte de que llegué el Domingo de Ramos a las 7 de la tarde y la cofradía salía a las 8. Hay un artículo muy bueno de Lucas León...

P. Sí, también de izquierdas.

R. Fue concejal de Julio Anguita, del PCE. Y este hombre sale con el paso de la Candelaria. Lucas León me dedicó un artículo muy bonito. Yo llegué casi saliendo la cofradía a la calle. Yo venía de El Ferrol, que allí me había dejado el portaviones. Tuve la suerte de que viví la primera parte de la semana. Después, ningún año más. No me imagino mi vida sin la Semana Santa.

P. Cuando acaba la Semana Santa, ¿qué?

R. Te pega un bajón el cuerpo de cojones. Te quedas tocado. Ten en cuenta que nosotros, durante tres meses, te pegas como un loco: igualando, preparando cuadrillas, ensayando, cerrando tarjetas de trabajo... Es tal la tensión que cuando se acaba, puf. A mí me pega el cuerpo un bajón. Lo paso fatal. Me da un bajón tanto físico como mental. Lo vives tan intenso que cuando se acaba te dices, ¿y ahora qué?

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