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Ángeles Mora: “La mujer tiene que salir de lo privado”

Ángeles Mora | ALEX GALLEGOS

Juan Velasco

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“A la libertad aspiramos, pero vivimos en un mundo que nos dice que somos libres cuando estamos llenos de ataduras”, reflexiona la poeta Ángeles Mora. Acaba de pasar por Cosmopoética, el Festival de Poesía de Córdoba, en el que, para desconocimiento del periodista, no es una presencia habitual a pesar de ser natural de Rute y vivir en esa ciudad hermana llamada Granada.

Algo cansada tras el recital inaugural de Cosmopoética, Mora posaba a la mañana siguiente algo cohibida para las fotos, y pedía un vaso de agua para arrancar la charla en un patio del Hotel Alfaros. “Avísame antes de las 11, no vaya a ser que pierda el tren”, pedía al periodista, dispuesta a entregarse a la charla.

Mora ha vivido un año que se podría calificar decisivo. En lo personal y en lo profesional. En un mismo año le han llovido los premios y reconocimientos, al tiempo que sufría un amargo revés cuando, en octubre de 2016, perdía a su pareja, el catedrático, ensayista y escritor Juan Carlos Rodríguez, uno de los impulsores de aquella corriente poética llamada La Otra Sentimentalidad, de la que Mora, Javier Egea y Luis García Montero formaban parte y que apelaba al papel social de la poesía.

Al golpe que supuso la pérdida, en una benévola carambola, le han sucedido dos hitos de los que pocos escritores en España pueden presumir. Y es que Mora ha ganado, de manera sucesiva, el Premio Nacional de la Crítica y el Premio Nacional de Poesía, a partir de la publicación del libro Ficciones para una autobiografía, en el que ha ahondado en esa mujer que quiere ser y que la aleja de los roles tradicionales que ha consentido durante toda su vida, como contará en esta entrevista.

PREGUNTA: ¿Su paso por Cosmopoética ha sido algo puntual o es usted habitual?

RESPUESTA: En Cosmopoética he estado pero hace tiempo. Creo que fue en el segundo o el tercero que me invitaron, pero después no he vuelto hasta ahora.

P. ¿Y qué ha cambiado en usted desde entonces?

R. Pues ha cambiado bastante, y tampoco tanto. Ha cambiado que soy más mayor y que tengo más bagaje poético detrás; que he perdido a un compañero, que es algo triste. Y eso es lo que ha cambiado fundamentalmente.

"A la poesía hay que sacarla a que el público la oiga y la sienta cercana"

P. ¿Y como poeta?

R. Pues siento que mi mundo poético lo tengo más claro. A lo largo del tiempo, la poesía te va dando conocimiento. Escribimos por eso, por pensar, por conocer…

P. En el mundo de la poesía, ¿qué papel juegan los festivales poéticos?

R. Pues son importantes. Hacen que los poetas nos encontremos, hablemos, intercambiemos impresiones, y hacen por visibilizar la poesía. A la poesía hay que sacarla a que el público la oiga y la sienta cercana. Es un género que la gente no suele leer mucho porque le temen y parece que no la van a entender, cuando es como todo, si empiezas tarde o temprano la vas a entender. Un poema a cada persona le dice una cosa diferente, porque todos leemos desde nuestra propia experiencia y nuestra posición en cada momento.

P. De alguna manera la poesía convierte al lector en protagonista con más facilidad que la narrativa.

R. Efectivamente. Cada poema te habla de tu vida. Los poemas nos hablan de nuestra propia vida y nos aclaran el sentido de la vida, también. Con una ventaja sobre la narrativa, que es que se puede leer a saltos. No es necesario llevar un hilo ni leerlo de una vez.

P. Luego el mito de la complejidad de la poesía no tiene mucha base.

R. A mí hay quien me ha dicho: Yo es que la poesía no la entiendo. Y debe ser porque no la lee, porque la poesía no tiene tanto misterio. Yo resumo muy sencillamente: Lo que tú entiendas del poema es exactamente lo que dice el poema. Lo que dice el poeta es lo que a ti te dice.

P. Hace unos años estuve con David Trueba, también con motivo de Cosmopoética, y recuerdo que me dijo que la mejor poesía puede ser súper cotidiana.

"Lo más trascendente de nuestra vida es lo cotidiano"

R. Pues muy de acuerdo. Yo escribo poesía desde lo cotidiano, siempre. Yo no creo que existan palabras previamente poéticas ni nada de esto. Yo escribo poesía desde la cotidianidad. Lo más trascendente de nuestra vida es lo cotidiano.

P. Es complejo explicarle eso al lector. Porque hay un buen número de personas que tienen metido en la cabeza que existen palabras y recursos poéticos.

R. Sí, palabras poéticas que al final resultan cursis. A mí me gusta escribir con el lenguaje de todos los días, y así han escrito los más grandes. Me vienen ahora T.S. Elliot, o incluso Emily Dickinson, que es una poeta metafísica; ella escribe con el lenguaje de todos los días. Lo que importa no es el lenguaje, sino lo que el propio poema va diciendo.

P. A usted, los festivales le conectan también con los nuevos poetas, como en Irreconciliables en Málaga.

R. En ese no había estado nunca. Es un encuentro de gente joven y que me caen muy bien, y escriben muy bien los dos que me han invitado. Angelo Nestore, que ha recibido el premio Hiperion, y Violeta Niebla. Me encantó porque nosotros hacemos en Granada un ciclo que se llama Memoria Joven en la mediateca Francisca Ayala al que van poetas jóvenes y a veces menos jóvenes, y fue Violeta Niebla y me encantó y se lo dije. A ella le hizo mucha ilusión.

P. Al final, las cosas que nos unen son las mismas, ¿no?

R. Nos une la poesía. A mí me encanta lo que escriben estos dos. Son muy interesantes y muy agudos.

P. ¿Cuando usted era más joven quizá era más difícil conectar con otros poetas?

R. No te creas. En Granada, cuando yo comencé a escribir, había mucha movida cultural. También hubo varios encuentros de poetas y allí llevamos a los poetas del 50, como Alberti. Entonces había mucha cultura en Granada. Ahora hay menos o, al menos, no de la calidad de entonces. Aunque ahora noto como si estuviera volviendo.

"La dicotomía burguesa de lo privado y lo público nos ha dejado a las mujeres en fuera de juego"

P. En general, yo percibo que la poesía se está haciendo más necesaria en estos momentos.

R. Sí, sí. Mira, en Granada ahora hay unos ciclos muy interesantes y se está hablando de volver a crear ciclos como los de antes, apostando por poetas importantes. Pero, en mis tiempos, había mucho movimiento.

P. ¿Y ese movimiento le sirvió a usted para dar con alguna figura inspiradora?

R. Bueno, es que yo ya escribía. Yo ya tenía muchos. Cuando llegué a Granada ya conocía a los poetas de La Otra Sentimentalida. Luis García Montero, Javier Ejea, Juan Carlos Rodríguez… Ese hilo de unión con esos poetas me impulsó mucho, aunque traía un bagaje de lectura parecido al de ellos, que hizo fácil congeniar… Sobre todo las clases de Juan Carlos nos dieron una nueva mirada sobre la vida, la poesía y la escritura. Él decía que aquello de: “El amor es histórico, todo es histórico, no somos sólo naturaleza, sino que también somos historia, y por lo tanto, se puede cambiar”.

P. ¿Y qué querían cambiar?

R. Ingenuamente, nosotros queríamos, dentro de la poesía, cambiar los sentimientos. Los sentimientos son históricos y el amor puede salir a la plaza. Ésa era la ilusión que teníamos en aquel tiempo, aunque luego La Otra Sentimentalidad tuvo su influencia en lo que ocurrió en el país, poéticamente hablando, y de allí surgió La Poesía de la Experiencia. Luego, cada uno de nosotros siguió su propio camino, como es natural.

P. Me gustaría viajar un poco más atrás en el tiempo, hacia Rute.

R. Yo en Rute empecé a escribir poemas, y escribí un libro, el primero, que no se publicó. Yo allí publicaba en un periódico y en otro de Cabra, que se llamaba La Opinión, que lo llevaba un primo de mi padre. Y allí conocí a un poeta viejo de Cabra que se llamaba Juan Soca, que me dijo una cosa que nunca se me olvidó. La poesía necesita cajón. Me dijo que guardara mis poemas y que, al cabo del tiempo, volviera a ellos para ver si decían lo que yo había querido. Eso lo sigo practicando.

P. ¿Y qué fue de ese libro?

R. Pues no lo edité, pero lo presenté a un premio en Madrid y quedó finalista. Premio César, creo que se llamaba. Ese libro se publicó mucho más tarde con el nombre de Caligrafía de ayer. Ése es un libro escrito en Rute.

P. Es un pueblo muy literario y que incluso ha seducido a algunos literatos importantes, como puede ser Camilo José Cela.

R. Sí, y a Alberti. Él estuvo en Rute dos veranos, porque tenía familia allí, y como estaba enfermo y Rute era un pueblo muy sano de sierra…

"Mi poesía ha sido muy importante para construirme como mujer"

P. ¡La Sierra del Canuto!

R. Efectivamente (ríe). ¿La conoces? El nombre es bastante feo. Cualquiera lo dice. Yo no puedo poner en un poema a la Sierra del Canuto. Pero Rute y la sierra son muy bonitos. A mí me gusta mucho y yo tuve una infancia muy feliz en Rute y el recuerdo de Alberti es evidente. Allí recibió el Nacional. Era el primer año que se daba y él se presentó con Marinero en Tierra, que se llamaba Mar y Tierra en principio, un libro emblemático.

P. Sin duda.

R. A mí me impresionaba mucho leer a Alberti en Rute, porque en sus poemas veía paisajes de mi infancia. Además, allí escribió él también poemas que salieron en otros libros.

P. ¿Mantiene vínculos con Rute?

R. Sí, sí, mantengo vínculos. Bueno, me han hecho hija predilecta de Rute.

P. Hombre, qué menos.

R. (Se ríe) Fue un acto muy bonito y muy entrañable.

P. Ahora que estamos haciendo memoria, ¿qué papel juega ésta en su poesía?

R. Mucho. Yo creo que escribimos a partir de la memoria, aunque luego el poema te vaya hablando. Lo que importa sobre todo es lo que las palabras sugieren, y lo que se lee entre líneas.

P. ¿Y qué preponderancia tiene la noción de mujer en su obra? ¿Es muy militante?

R. Yo soy militante, pero no quiero utilizar un lenguaje de mujer, sino dar una imagen de la mujer como yo quiero que sea, y también analizar el papel de ésta en la sociedad y lo perjudicada que ha estado a lo largo del tiempo. Sobre todo la dicotomía esta burguesa de privado/público, que nos ha metido en lo privado y nos ha dejado a las mujeres en fuera de juego en muchos sentidos. En la poesía también lo intentó, de ahí que fuera tan difícil que las mujeres entráramos en la corriente de la poesía.

"Cuando una mujer llega a lo más alto del sistema, está dominada, igual que los hombres"

P. Entiendo.

R. Es que la mujer tiene que salir de lo privado, porque además es una dicotomía falsa, porque lo público está dentro de lo privado y lo privado está dentro de lo público. Es que no se pueden separar. Eso es lo que yo quiero, hablar de la igualdad, y en los poemas denunciar de alguna manera ese papel subalterno que hemos tenido las mujeres.

P. ¿También el suyo?

R. Pues mi poesía ha sido muy importante para mí, para construirme como otra mujer. Porque yo recibí una educación tradicional, y mi papel primero, el de alguien que se casó muy joven y tuvo hijos, no era lo que yo quería. Yo quería escribir y no me sentía al margen de los hombres, me sentía al mismo nivel. A mí la poesía me ayudó a cambiar.

P. ¿En qué sentido?

R. En mi primer libro publicado, Pensando que el camino iba derecho, ya respondía a que me daba cuenta de que el camino no iba tan derecho, y entonces ya empecé a romper con esa imagen de la mujer en un sitio y el hombre en otro, con los papeles impuestos. Hay un poema en ese libro, que se llama Claudicar y muriendo en el que ya hablo de esa caída y esa ruptura. Y el segundo libro, La canción del olvido, ya habla de superar la mujer que había sido y sobre la mujer y la poeta que quería ser.

"La política tiene que entrar en la poesía"

P. Es curioso porque la imagen cultural de la escritoras o las poetas es la de una mujer fuerte y super independiente, al estilo de, bueno, Emily Dickinson quizá no sea un paradigma, pero quizá Virginia Woolf.

R. ¿Quieres preguntar si en la vida diaria es lo mismo o asumimos los roles tradicionales?

P. Efectivamente.

R. Claro. Pero hay muchas mujeres que están de acuerdo con el papel tradicional y otras que no estamos de acuerdo pero que tenemos que pasar por muchas cosas de este rol, y lo asumimos muchas veces con gusto porque creemos que eso va a ir cambiando pero a nosotras nos ha pillado en medio. Y todavía hoy es difícil para muchas relaciones. Muchas veces asumes un papel pensando que lo que haces es una decisión propia, pero siendo consciente de que no es que ése tenga que ser mi papel.

P. Una nueva dicotomía.

R. Ése fue mi caso. Cuando Juan Carlos se vino a vivir conmigo, era una persona que para las cosas de la casa era inútil absolutamente. No sabía ni poner una bombilla, y ya no era el momento de que yo me pusiera a enseñarlo. Él se pasaba la vida escribiendo y leyendo, y yo eso lo respeté y yo llevaba las cosas. Sin embargo, yo creo que una chica joven hoy no lo haría ni tiene que hacerlo.

P. ¿Y es usted de las que aboga por una feminización de la vida o de la política?

R. Sí, feminización sí, pero no olvidemos que también existe la ideología. Y las mujeres de derechas, fíjate tú, Margaret Tatcher, la otra o la de más allá, han hecho una política de derechas exactamente igual que la de los hombres. Porque lo que importa no es sólo ser mujer u hombre, sino el sistema que nos domina. Cuando una mujer llega a lo más alto del sistema, está dominada, igual que los hombres lo están ahora mismo, por los bancos y el capitalismo.

P. Hay mucho que cambiar.

R. Es que no es sólo la mujer, es el sistema. Las relaciones sociales cambiarán mucho más si alguna vez cambiase este sistema. Y yo no se si esto será posible, porque cada día va a peor. Creo que el mundo tiene que cambiar.

"Las relaciones sociales cambiarán mucho más si alguna vez cambia este sistema"

P. Mucha pedagogía, desde luego.

R. Sí, pero no se trata sólo de pedagogía. Es que nacemos en un mundo que nos crea un inconsciente, con la familia, las relaciones sociales… Y nos creemos que la vida es eso. Juan Carlos decía: “Nacemos capitalistas”. Y con sus ideas, y una de las más importantes y con las que más nos ha engañado el capitalismo es con la de libertad. Nos creemos libres porque podemos comprar un vestido u otro.

P. Desde ese punto de vista, ¿qué cree que aportaba un poeta como Luis García Montero a la política?

R. Yo qué sé. Luis le da a todos los palos, y en política también es influyente, pero cuando se metió en la aventura aquella en Madrid no le salió bien desde luego.

P. ¿Ha hablado con él de ello?

R. No, que va. Es que él en Granada ya no suele estar. Lo veo de vez en cuando. Pero de eso no hemos hablado. Luis es muy político y creo que su postura ha de estar en hablar de política y analizar, pero no en ser un político, porque los políticos tienen una serie de ataduras con las que iba a chocar.

P. ¿Y la poesía debe ser política?

R: La poesía tiene que ser política. La política no tiene por qué no entrar en la poesía. Lo único que importa es cambiar las ideas, y cambiar las ideas es política.

"Soy más de Leonard Cohen, pero el Nobel a Dylan me parece muy bien"

P. ¿Y qué opina de los artistas que rechazan premios nacionales por sus ideas políticas?

R. Pues que son muy valientes. Es muy fuerte rechazar un premio nacional. Tiene el sentido ese de reconocimiento de la literatura y siento que han reconocido mi libro poéticamente, y rechazarlo no me pareció oportuno, aunque no esté de acuerdo con el sistema en que vivimos. Pero, igualmente, creo que el que no quiera tener relación ninguna con el poder y quiera rechazarlo está en su legítimo derecho. Me parece una postura.

P. Y para terminar hablando de premios, ¿qué le parece el Nobel a Dylan?

R. A mí me parece muy bien. Yo soy más de Leonard Cohen, pero el Nobel a Dylan me parece muy bien, porque en el fondo también es un poeta y sus letras son poéticas. A mí me gusta mucho. La música y el cine, además, han entrado mucho en mis poemas. Tengo cantidad de citas de canciones, sobre todo en mi primera época de creación poética, hasta Contradicciones. En mis primeros libros, el cine y la música estaban muy presentes.

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