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Xisco, el penalti, la fortuna y el discurso amargo de Villa

Xisco, jugador del Córdoba. FOTO:MADERO CUBERO

Paco Merino

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En un Córdoba con evidentes dificultades para la definición, los penaltis malogrados erosionan la candidatura al liderato

“Hemos tenido tantas ocasiones de gol que parece mentira que no hayamos aprovechado ninguna”, se lamentó Pablo Villa en la sala de prensa del estadio Gran Canaria. “La fortuna alguna vez caerá de nuestro lado”, expresó para concluir una comparecencia ante los medios que rezumó amargura. El Córdoba acababa de encajar su segunda derrota en la Liga, un 2-0 ante la UD Las Palmas que sentó como una bofetada en el momento más inapropiado. ¿Sólo es cuestión de suerte? Evidentemente, no. Es un factor más, a menos que se considere cuestión de fortuna el haber errado dos penaltis en sendas salidas. Uno, en Jaén, con el duelo empatado a cero. Así, sin goles, terminó la contienda. Otro, este sábado en Las Palmas, también con el marcador sin movimiento. Los cordobesistas acabaron hincando la rodilla por un excesivo 2-0.

En ambas ocasiones el lanzador fue Xisco Jiménez, el goleador de cabecera del club, el hombre sobre el que se centran los focos como encargado de subir las cifras del casillero anotador en la clasificación. Uno se lo detuvo Toni García y el otro Mariano Barbosa, porteros de Jaén y Las Palmas, respectivamente, que se convirtieron por ello en héroes. En medio de ambas citas, un partido en El Arcángel ante el Girona que sirvió de redención al ariete de Santa Ponsa. Marcó dos goles -uno de ellos de penalti, muy celebrado- y pudo haber firmado cuatro o cinco si llega a estar más inspirado. Xisco ha ejecutado tres penas máximas en las últimas tres jornadas. Dos no entraron. Se pagó el precio. El debate sobre la idoneidad del ex del Depor y Newcastle como responsable de los tiros desde los once metros está servido.

En principio, y como mandan la lógica y la prudencia, Villa arropó a su jugador y se afanó en exculparle. “El penalti solo lo falla el que tira. Yo, como entrenador, lo único que puedo hacer es apoyar a los futbolistas. Al final el que toma la responsabilidad es el que lo puede meter o el que lo puede fallar”, dijo, y aunque admitió que “son ocasiones bastante claras y al final hacen que el partido pudiera haber tirado hacia un lado o hacia otro”, resaltó que en Las Palmas no había sido una jugada crucial. “Si analizamos objetivamente todas las ocasiones que hemos tenido, tampoco considero que el penalti haya sido una jugada tan esencial”, indicó el de Alcorcón.

Los nombres de Abel, Caballero o López Silva, todos ellos especialistas en acciones a balón parado, resurgen como alternativa para hacerse cargo de una suerte en la que el Córdoba anda especialmente espeso. Y no es sólo cuestión de Xisco. La “maldición” lleva activa bastante tiempo. Y es algo que requiere solución dados los tiempos que corren. En las tres últimas temporadas, el Córdoba sólo había disfrutado de seis penaltis a favor hasta el partido de Girona en El Arcángel. Sólo convirtió uno en gol (y, por cierto, no le sirvió para puntuar; lo marcó Pepe Díaz en Girona: 3-1). Desde éste hasta el pasado sábado, le han señalado tres en tres semanas. Transformó en gol uno y desperdició dos. También en la Copa del Rey tuvo el equipo blanquiverde un episodio singular con los penaltis, ya que junto al Deportivo de La Coruña protagonizó (28 lanzamientos) la serie más larga de la historia de este torneo. Terminó eliminado.

Parece que el Córdoba, que normalmente pisa el área contraria con frecuencia, recupera un idilio con los penaltis que se había enfriado, casi congelado, en los últimos tiempos. Al equipo blanquiverde sólo le habían señalado dos penaltis a favor en un periodo de 52 partidos durante tres temporadas seguidas en Segunda. Falló ambos. De los últimos ocho ha convertido dos en gol. En la campaña pasada sólo tuvo una oportunidad desde el punto fatídico. En Murcia, en la jornada inaugural de la segunda vuelta, lo lanzó Enzo Rennella -después fichado por el Betis y ahora cedido al Lugo, próximo adversario- y lo falló. Ahora que el Córdoba acude con más frecuencia al punto de penalti, las pifias cobran una relevancia superior. De momento, los puntos perdidos le han privado de alcanzar el liderato de la clasificación de Segunda.

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