Una tontería fue veneno
Otra vez se sacará a relucir la lista de méritos contraídos, las muestras de despliegue de esfuerzo y hasta la relación de oportunidades de gol. Esta vez las hubo. Las concentró casi todas Rodri Ríos, que volvía a la que un día fue su casa y seguramente quiso que le recordaran de un modo especial. El soriano las tuvo de todos los colores. Ninguna con la consecuencia deseada por un Córdoba que encadenó su sexta derrota consecutiva en los desplazamientos. Lo hizo por una tontería que, al final, fue un veneno mortal. Un autogol de Pawel al cuarto de hora parecía un asunto reparable. Sí, lo parecía. Los de Carrión se dejaron ver. Hicieron lo que buenamente pudieron ante el filial hispalense y no fue suficiente. Ahora se queda a un punto del descenso y con once jornadas por delante para remendar un curso brioso. Habrá quien explique que se perdió por un error del portero, pero allá quien quiera consolarse con eso. Al fallo de Kieszek se unieron unos cuantos más en otras zonas. Este Córdoba sigue siendo un boceto, un grupo que parece estar en plena pretemporada cuando esto ya se está acabando y aquí nadie perdona a nadie. Se avecinan semanas complicadas en El Arcángel.
Edu Ramos, Sergio Aguza y Pedro Ríos entraron de golpe en el once para dar empaque a un equipo que en la jornada anterior fue un quiero y no puedo. El Córdoba, que arrastraba en este curso una estadística horrible en los derbis andaluces -los había perdido todos-, compareció en el Ramón Sánchez Pizjuán con ese pellizco en el estómago que provoca la necesidad de tener que cumplir. Ganar, para decirlo más claro. Y que, además, parezca que es lo que hay que hacer. Cuando a un equipo como el Córdoba se le cruza en el camino un filial no puede evitar que se propague en el ambiente una sensación rara de condescendencia y miedo. Sí, puede que sean cachorros, pero también muerden. Esta vez, sin embargo, el asunto tuvo más que ver con la autoagresión. El Córdoba contuvo bien a un adversario que tiene talento, pero que también ofrece puntos vulnerables. De hecho, solamente había ganado un partido de los últimos diez de Liga y lo hizo en el tiempo añadido en Zaragoza. Esta vez se vio favorecido por una pifia del portero del Córdoba, una anécdota que terminó siendo letal.
Es probable que el Córdoba esté entrenando de manera fantástica, tal y como repite Carrión cada vez que tiene ocasión. Nadie les va a reprochar a los jugadores falta de ganas, pues lógicamente les duele una situación que compromete seriamente el futuro de sus carreras. Pero en el fútbol suceden cosas. Cosas que no aparecen en las pizarras y con las que hay que contar. Los clásicos hablan de los elementos. Los blanquiverdes se estrellan contra ellos de manera sistemática, metidos en una espiral turbia. En el primer cuarto de hora ante el Sevilla Atlético, el Córdoba perdió por lesión a un jugador clave y se marcó un gol en propia puerta de un modo tragicómico. A los siete minutos, Domingo Cisma hizo un mal apoyo en una acción defensiva y se quedó tendido en el césped pidiendo el cambio. Salió Luso a escena. Hubo que recomponer el plan. Después, en el minuto 15, un disparo raso desde fuera del área de Marc Gual lo interceptó Kieszek, pero no blocó la pelota y ésta entró en mansamente en la portería tras tocar el tacón del guardameta polaco. Y así quedó el asunto: 1-0, malas caras y un problema que resolver.
Al Córdoba le persigue la mala suerte, pero también hay que añadir un ingrediente fundamental a estado de penuria futbolística. No hace goles porque apenas genera oportunidades. En la primera parte ante el filial sevillista, el protagonista de las situaciones de mayor riesgo en el área local fue Rodri Ríos. A los tres minutos, el soriano -forjado en la cantera de Nervión- agarró un envío en globo de Javi Lara y cayéndose, con el meta Caro que había salido del área, pudo conectar un disparo muy desviado que se perdió en la grada de fondo del Pizjuán. Después fue el Sevilla el que controló más. Curro ensayó el lanzamiento desde lejos a los cinco minutos en el primer testimonio en ataque. Al filo de la media hora la tuvo más clara porque recibió en carrera dentro del área, pero se hizo un lío y cayó sin que nadie le tocara. También asustó a Pawel en un latigazo cruzado. El delantero de La Palma del Condado fue el más activo de los suyos.
Rodri apareció de nuevo en el minuto 34 para sacar partido de un centro de Pedro Ríos y armar una chilena que se fue al lado del poste, con Caro mirando sin opción. El blanquiverde pidió penalti en la última acción del primer tiempo, en un intento de remate de volea en el que terminó sin contactar bien con la pelota y tirado en el duelo quejándose. Los sevillistas se le echaron encima reprochándole que fingía y el árbitro Valdés Aller miró para otro sitio y pitó el final.
Tras el intermedio siguió el recital de Curro, que soltaba la pierna para disparar cada vez que le dejaban un metro libre. El Córdoba salió con más brío, presionando desde más arriba, intentando asumir el protagonismo. En el minuto 54, con los cánticos de reprobación a la directiva -“¡González, vete ya!- por parte de la hinchada desplazada al Pizjuán, el Córdoba tuvo dos ocasiones seguidas: un disparo lejano de Sergio Aguza que despejó con apuros Caro a córner y acto seguido un lanzamiento de Alfaro que también salvó el guardameta sevillista. Marc Gual la tuvo para el Sevilla en un disparo en la frontal del área después de burlar a Héctor Rodas con un movimiento que dejó fuera de combate al central blanquiverde. Kieszek vio con alivio cómo la pelota salía ligeramente alta.
Carrión movió el banquillo a falta de media hora. Y lo hizo con una decisión de calado: quitó a Luso -que estaba tocado de una acción anterior- y metió en el campo a Federico Piovaccari. Un delantero más para tratar de reconducir el rumbo de otro partido extraño, en el que los blanquiverdes andaban enredados en ataque y con una creciente angustia cada vez que el adversario armaba una contra. Con todo, el Córdoba rascó alguna oportunidad. Lo hizo por medio de Rodri, que entre el minuto 66 y el 69 tuvo tres excelente ocasiones. En una le sacó Caro el remate a bocajarro con el cuerpo. En la segunda, con el meta ya batido, fue Álex Muñoz el que sacó desde la misma línea. Apenas unos segundos después, bombazo con la zurda que rechazó el portero. El Córdoba dio un arreón y acogotó al Sevilla. A Markovic le anularon un gol por falta -clara- al meta Caro en el remate y luego el serbio, en el minuto 90, tuvo cerca el éxito pero su remate, en carrera y solo, lo lanzó desviado. Y ahí quedó todo.
FICHA TÉCNICA
SEVILLA ATLÉTICO, 1: José Antonio Caro, David Carmona, Bernardo Cruz, Álex Muñoz, Matos, Fede San Emeterio, Yan Brice (Borja San Emeterio, 84'), Borja Lasso (Juanje, 90'), Curro (Giorgi Aburjania, 72'), Ivi y Gual.
CÓRDOBA, 0: Pawel Kieszek, Caro, Héctor Rodas, Domingo Cisma (Luso, 8') (Piovaccari, 62'), Bíttolo, Edu Ramos, Pedro Ríos, Sergio Aguza, Javi Lara, Alfaro (Markovic, 75') y Rodri.
ÁRBITRO: Valdés Aller (Comité Castellano Leonés). Amonestó con tarjeta amarilla al local Matos y al visitante Edu Ramos.
GOL: 1-0 (15') Pawel Kieszek, en propia puerta.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada trigésimo primera del campeonato nacional de Liga 1|2|3, disputado en el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante 5.512 espectadores.
0