Los dos polos del fútbol andaluz de plata

El Córdoba atraviesa su mejor momento de los tres últimos lustros, que difiere por completo con la realidad del Almería, que es colista después de realizar una fuerte apuesta económica

En ocasiones, dos más dos no son cuatro en el fútbol. Tanto que las competiciones suelen deparar situaciones al comienzo de las mismas impensables o cuanto menos poco esperadas. De ejemplos está llena una categoría tan igualada como compleja como lo es la Segunda A. No son pocas las veces en las que un equipo preparado para luchar por lo máximo termina luchando por la supervivencia y viceversa. Es lo que sucede esta campaña, sin ir más lejos y en relación a la primera opción, con conjuntos como el Valladolid, el Mallorca o el Almería. Precisamente el de esta última escuadra es el más significativo de los casos, pues superada la undécima jornada ocupa la última posición de la división de plata. Una realidad totalmente opuesta a la previsible –porque este deporte es imprevisible– antes del comienzo del campeonato y que es la contraposición más clara al buen momento del Córdoba.

El conjunto blanquiverde y el almeriense iniciaron este curso con varios puntos en común, el primero que son los dos únicos equipos andaluces que militan en Segunda A en esta 2015-16. Los dos compartieron caída de Primera la anterior campaña, así como los arrancaron la presente con el cartel de máximos aspirantes al ascenso. Ése era, y es, el objetivo de ambos equipos. Así, la única diferencia entre un club y el otro está en la fuerte apuesta económica del rojiblanco, que el pasado verano fue, sin lugar a dudas, el que con mayor claridad mostró sus cartas en el mercado de fichajes. La entidad que preside Alfonso García realizó elevadas inversiones por futbolistas como Pozo o Chuli, uno de los jugadores con más novias en Segunda A de cara a la actual temporada. El atacante terminó en el Juegos del Mediterráneo, con otros refuerzos de nivel como el guardameta Casto, los centrocampistas Montoro y Lolo Reyes o el delantero Cristian Herrera. El Córdoba, por su parte, trabajó en los despachos con las ideas claras pero sin realizar grandes alardes.

Al comienzo de la temporada, el Almería aparecía como rival a batir y el cuadro califal como un aspirante más. Pero en el fútbol mandan los resultados, y las rachas también tienen mucho que ver. En ese sentido, los dos recién descendidos de Primera en los terrenos de juego –el tercero, el Elche, perdió la categoría en los despachos–, viven en la actualidad dos realidades bien diferentes. Mientras el Córdoba atraviesa la mejor etapa de su historia reciente, con un liderato en Segunda A que desconocía desde hace tres lustros y unos registros envidiables, la escuadra rojiblanca es colista y ya cambió de entrenador. Ese relevo en el banquillo, que costó su puesto a Sergi, por el momento no resuelve nada y el equipo continúa en una comprometida situación. De esta forma, el Córdoba y el conjunto almeriense son polos completamente opuestos de una historia común.