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Los deportes de contacto viven desde hace tiempo en una constante doble lucha particular, y no es otra que la de tener que lidiar con las disciplinas más mediáticas, y a su vez con los propios estereotipos y prejuicios que se crean alrededor. Una pugna asumida y que se rebate a base de empeño, muchas ganas y poner todos los conocimientos en la causa. Y en el caso de Córdoba, hay un club que guarda tradición, ilusión y respeto por dichas modalidades a partes iguales. El Club Keikami es, indudablemente, una cuestión de pasión y humildad. De crecer por ambición propia, y al mismo tiempo, tratar de exprimir esos deseos y compartirlos con las nuevas generaciones.

Hace poco más de una década que se puso en marcha el primer ladrillo de dicha entidad, que nació fruto del empeño de un par de amantes de los deportes de contacto, y que hoy en día cuenta con el apoyo de decenas de personas que comparten a su vez dicha ilusión y ganas. El empeño de Juan Carlos Rodríguez y Manuel Ortega, compañeros de equipo y de competición durante muchos años, que quisieron en junio de 2012 emprender un nuevo camino particular. Fue la gestación original del Keikami, que con el paso de los años fue sumando más adeptos, como es el caso de Emilio Lucena, actual gerente del Keikami 1.0.

Así, de una puesta en marcha intermitente e itinerante, con paso por varios gimnasios de la ciudad, en 2016 se inició la aventura en el primer centro oficial del club, situado en la calle Murcia, en la barriada de Levante. “Nosotros venimos de otros equipos de competición, hemos estado en este deporte desde chicos y evidentemente, cuando esto nos gusta, queremos dedicarnos a esto y tenemos la suerte de poder hacerlo”, subraya Emilio, quien lleva un tiempo ya encargado de la sede original y que guarda toda la esencia primigenia del club.

Enfocados en especialidades como el kickboxing, el jiu-jitsu o el grappling, el Keikami asumió prácticamente desde el primer día la necesidad de contar con una base sólida, por lo que la formación en categorías inferiores ha sido una seña de identidad natural del club. “Siempre hemos tenido base. Tenemos clases colectivas desde jóvenes, adolescentes y mayores, aquí da igual la edad, lo que sí es cierto es que la cantera, desde el kicklight, intentamos trabajar en dos tramos de edades, desde los cuatro a los ocho años, y desde los ocho a los once”, puntualiza Lucena.

Así se forman los peleadores del futuro en clave cordobesa, primero con una gestión libre de daños y de un contacto completamente controlado, en gran medida bajo la idea de interiorizar movimientos y perfilar una técnica que, una vez entrados en la adolescencia, pondrán en práctica con el kickboxing tradicional. “Dentro de la misma familia, y haciendo lo mismo cada día, cada uno toma el nivel que necesita y nosotros estamos aquí para dárselo”, matiza.

Es a partir de los 14 años cuando, al menos para la filosofía del Keikami, comienza la competición, mientras que desde mucho atrás se trabaja igualmente con los menores, en este caso, como se ha dicho, haciendo hincapié en la guardia, las manos o el trabajo con saco. Ahí, con los más pequeños, tiene un peso específico Antonio Espejo, alumno del centro y técnico formador, quien hace hincapié en que “cada vez hay más gente que está entrando, que quiere sacarse cinturones, que quiere competir, eso se ve en el número de licencias, por lo que el va evolucionando bastante bien”.

Y es que tal ha sido el crecimiento fulgurante del Keikami que, de unos años a esta parte, eso les ha permitido abrir el centro 2.0 en la calle Alfareros del Polígonos Pedroches, un ambicioso proyecto donde, igualmente para las bases, se trabaja también otras disciplinas como el jiu-jitsu o el muay thai. Una formación continua entre mayores y pequeños, dado que, para el club, la formación de los propios entrenadores resulta imprescindible y todos cuentan con los títulos reglamentarios.

Sin duda alguna, la tradición en Córdoba de los deportes de contacto viene de mucho tiempo atrás, y la ciudad siempre ha estado en un escalón de privilegio con respecto al talento andaluz. Y ahí el Keikami tiene un peso específico, acumulando multitud de medallas en cada torneo a los que acude. Además, el momento actual les ha hecho poder entrar en la ola de auge de las MMA. Así es, pues los deportes de lucha están a día de hoy en boca de todos, y de esa corriente también bebe la entidad cordobesa, con un apoyo más para hacer frente a esa doble pelea particular. Formación y valores de una disciplina que, más allá de la faceta deportiva, se acaba convirtiendo en un estilo de vida.  

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