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Se dice que la halterofilia es seguramente una de las disciplinas deportivas más antiguas. Algunos investigadores datan su origen en la antigua China, en torno al 3600 a. C. Otros también en la dinastía Chow, donde los soldados debían superar una serie de pruebas de fuerza para poder acceder al ejército. Igualmente, los griegos portaban pesas en sus manos antes de realizar saltos de longitud, pues pensaban que eso les ayudaba a un desempeño más efectivo. Sea como sea, existe un consenso sobre su destacada longevidad. 

Mientras todos estos históricos imperios desarrollaron la fuerza como vehículo de progreso, lo que deparó finalmente en un deporte, en la Campiña Sur cordobesa, concretamente en la localidad de Aguilar de la Frontera, existe un pequeño núcleo de amantes de dicha disciplina. Además, al igual que no se ha podido concretar la fecha exacta del surgimiento de la halterofilia, que hay que decir que formó parte de los Juegos Olímpicos de Atenas 1896, tampoco se ha podido ofrecer el año real de la fundación del Club Amigos de la Halterofilia, que con más de medio siglo de historia, aún persiste en su pasión desmedida por el levantamiento olímpico de pesas. 

Fue aproximadamente a mediados de los años 60 cuando un grupo de amigos amantes de las pesas, de la musculación, se interesaron por la halterofilia. Estos se fueron a Sevilla, donde estaba la sede de la federación, a aprender y volvieron a su pueblo para propulsar uno de los clubes más antiguos de la localidad. Fue todo un acontecimiento en el municipio, ya que fueron muchas las personas que en su momento quisieron probar y se contagiaron de esa misma pasión. 

Durante esas primeras décadas se alcanzó seguramente su pico de éxito en cuanto a resultados. Uno que se será muy complicado volver a igualar. Y es que la formación de mayores a jóvenes fue una constante desde los primeros pasos del Club Amigos de la Halterofilia, que en esos boyantes años 80 encontraron a su alumno más aventajado. Un tal José Zurera Alberca, quien se convirtió muy pronto en ídolo de todo su pueblo, aunque fuese en un deporte tan minoritario en términos generales, aunque a su vez muy arraigado ya entonces en Aguilar. 

Zurera alcanzó dos participaciones olímpicas, en Seúl 1988 y Barcelona 1992, además de otros tantos campeonatos nacionales e internacionales. Eso sí, después de la experiencia catalana, tuvo que retirarse definitivamente al no poder compaginar la exigencia del deporte profesional con su propio trabajo. Y eso coincidió, a su vez, con la desaparición de la entidad. 

Caída y resurrección, desde la base 

En 1993 hubo un largo cese de actividad. La efervescencia de Zurera como olímpico quedó atrás y los pioneros de la disciplina decidieron dar un paso al lado, sin que nadie tomara el relevo. Hasta que en 2014, el propio José Zurera, actual presidente y entrenador, quiso poner de nuevo en marcha al Club Amigos de la Halterofilia. 

El actual dirigente admite que, en la última década, ha habido una evolución con “más nivel”, aunque “en cuanto a más cantidad de gente. No que se haya llegado más alto, pero sí ha habido más gente con mejores marcas, compitiendo en Campeonatos de España sub 15, sub 17, júnior, etc.”. 

Sin duda, dos de los grandes valores a nivel formativo del conjunto aguilarense son Soledad Palma y Manuel Zurera, grandes dominadores de la disciplina a nivel andaluz en categorías inferiores y llegando ambos a ser campeones autonómicos absolutos. Palma estuvo en dos Europeos sub 17, aunque tuvo que dejarlo, mientras que Zurera, quien ahora mismo se encuentra concentrado en el CAR de Madrid, busca competir en el Europeo sub 23 y apunta al absoluto. 

Grandes picos de forma y rendimiento, aunque con lógicos altibajos debido a que sigue siendo un deporte minoritario y resulta muy complicado atraer a nuevas generaciones, además del hándicap que puede suponer el prejuicio que haya de los padres. “Los primeros años son muy técnicos, no se cogen kilos, es todo técnica”, remarca José Zurera. Concretamente, hasta los 12 años está prohibido ir a competiciones de kilos. 

De este modo, tras una época de barbecho, el Club Amigos de la Halterofilia, única entidad de toda la provincia, volvió a reunir a lo largo del pasado año una base de canteranos prometedores. Cerca de una decena de nuevas promesas que ya sueñan y se contagian a través de una disciplina milenaria y cargada de tradición en la localidad. Una apuesta por la formación, la salud y los valores deportivos. 

Un aprendizaje continuo, teniendo que superar multitud de dificultades a base de esfuerzo. Como el propio deporte lo marca. En un arranque sueñan y en dos tiempos cumplen sus deseos. Amigos de la Halterofilia, tradición y amor a toda costa.

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