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A un paso de la final de Copa: el sueño roto del Córdoba en 1967

Escudos del Córdoba y Athletic de Bilbao | MADERO CUBERO

Rafael Ávalos

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En los tiempos recientes existe la idea de que el Córdoba mantiene cierto idilio con el torneo. Curiosamente esta temporada no puede repetirla al caer en su primera ronda. Lo cierto es que la competición no se le da nada mal, si bien fue hace más de cinco décadas cuando cerró su mayor logro. “Bueno, bueno… […] Luego en una Copa del Rey, del Generalísimo entonces, llegamos a semifinales, que jugamos con el Atlético de Bilbao”, rememoró emocionado José Luis Navarro del Valle en 2016. Ese recuerdo formó parte de la entrevista N&B que concedió a CORDÓPOLIS quien es la leyenda más grande del Córdoba, tristemente fallecido en enero. El de Aranjuez retrotrajo a la campaña 1966-67, en la que, en efecto, el conjunto blanquiverde estuvo a un paso -un poco más en realidad dados los resultados de la eliminatoria- de alcanzar el partido de la lucha por el título. Un hito que no tuvo precedente y no se repitió después…

Sólo dos años después de cerrar su mejor clasificación histórica, el Córdoba completó una participación memorable en la Copa del Rey. Entonces, como bien mencionó José Luis Navarro, se denominaba del Generalísimo. Porque España vivía aún bajo el signo del franquismo. La competición se disputaba entonces una vez finalizadas la campaña liguera en las distintas categorías. El cuadro califal superó hasta tres rondas. Primero dejó atrás al extinto Atlético Ceuta, al que eliminó gracias a un 5-0 en la vuelta con el que pulverizó la ventaja norteafricana de la ida -que fue de 4-2-. Ya en octavos acabó con las ilusiones de un histórico como el Europa, con el que empató (1-1) en su feudo y al que venció por 4-0 en El Arcángel. Llegado a cuartos, el equipo de los Navarro, Juanín o Simonet se deshizo del Pontevedra con un doble equilibrio a uno.

Hecho ese recorrido, el Córdoba se vio por tanto en semifinales, donde esperaba nada más y nada menos que el Athletic de Bilbao, entonces Atlético. Las expectativas eran muy altas en torno a El Arcángel: la final se vislumbraba en cierto modo. Pero surgió la figura de un árbitro que por siempre va a permanecer ligado, inevitablemente, al club y su historia. El 18 de junio de 1967, el conjunto blanquiverde recibió en choque de ida al vizcaíno. La dirección de la plantilla corría a cargo del francés Marcel Domingo, que dejó para la posteridad una polémica con un jugador mítico de la escuadra rojiblanca: el portero José Ángel Iribar, el Chopo. De vuelta al partido, la designación del trencilla no agradó demasiado ya con anterioridad. El augurio se confirmó sobre el verde.

“Aquel año hubiéramos llegado a la final… en fin… Una desafortunada actuación del árbitro nos lo impidió. Nunca me ha gustado hablar de los árbitros pero son como nosotros, hay días que tienen suerte y días que no”, rememoró José Luis Navarro. El colegiado en cuestión fue Félix Birigay Nieva, valenciano pero nacido en Bilbao. Sí, en la capital vizcaína. El Córdoba estuvo a la altura y compitió para merecer mejor suerte. Sin embargo, el trencilla no cerró su mejor partido. Finalmente, el Athletic, en el que jugaban otros como Iñaki Sáez o Txutxi Aranguren, se impuso por 0-1 con un tanto de Zorriqueta en el 26. El pitido final trajo consigo la rebelión del público, como recogió el periodista Ignacio Cid en el segundo tomo de Historia del Córdoba Club de Fútbol.

Los incidentes los expuso Cid de la siguiente forma: “Al término del encuentro se produjo un apagón de las luces del estadio y al volver a encenderse, el terreno de juego estaba invadido de espectadores que corretearon al colegiado y a varios jugadores del Ath. Bilbao, pero la intervención de la Fuerza Pública hizo que se desalojara el terreno sin que se produjeran graves consecuencias”. “El colegiado valenciano había nacido en Bilbao y eso ya molestó de principio a los aficionados”, añadió el periodista sobre los sucesos. El caso es que el Córdoba pareció perder sus fuerzas y en la vuelta se mostró incapaz: cayó por 2-0 en San Mamés y el sueño de la final de Copa se le rompió. Los vizcaínos, por cierto, tuvieron que conformarse con el segundo puesto al perder ante el Valencia (2-1) en el Santiago Bernabéu. Fue el 24 de junio de 1967 cuando la esperanza de luchar por el título se esfumó definitivamente. El enfado en la ciudad, con todo, duró hasta días después. El 29 de dicho mes el club se posicionó de manera clara, algo que también destacó Cid en su obra. “Con la Copa ya concluida, la junta directiva cordobesista hace pública una nota de prensa, muy larga, en la que viene a decir que considera imprudente designar un árbitro nacido en Bilbao, Birigay, para el partido Córdoba-Ath. Bilbao. La nota menciona las palabras parcial y provocación”, relató.

Pese a la decepción, el Córdoba disfrutó al máximo de la competición mucho antes de que nadie inventara aquello de “la Copa mola”. El conjunto blanquiverde logró un éxito que desconocía y que durante 53 años no ha sabido repetir. Muy cerca estuvo a punto de conseguirlo, eso sí, en una etapa más reciente. Fue la campaña 2001-02 cuando el equipo acarició las semifinales, que dejó escapar ante un rival de menor categoría. El Figueres destrozó la ilusión de la entidad, el equipo y la afición, que quizá encararon la eliminatoria con exceso de confianza, y eliminó a los califales. Al frente del equipo en ese momento estaba Pepe Murcia. Antes había eliminado al Murcia, al Jaén y a un Mallorca que en esa época jugaba en Europa y tenía a Eto’o como estrella. El cuadro catalán dio el golpe en El Arcángel, ya el nuevo claro, con un 0-2 y remató la faena en su campo con un insulso empate a cero.

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