Maneras de ganar: historias de la Media
Más de ocho mil atletas. Más de ocho mil historias. La Media Maratón de Córdoba tomó hace unos años un rumbo claramente popular. Es una prueba prácticamente llana, con un recorrido atractivo, muy golosa para los runners, que son legión. Acuden familias enteras, grupos de amigos del trabajo que se pican por lograr un mejor puesto en la tabla final, los habituales del circuito de carreras y, también, muchos visitantes. En esta edición, más de la mitad de los dorsales los coparon atletas de fuera de la provincia. Buena noticia para los bares de toda la zona centro, que no dieron abasto preparando cafés y tostadas. Hay quienes leen este tipo de acontecimientos en clave económica -tanto mejor cuanto más se gasten los visitantes- y otros lo hacen en función a sus rutinas dominicales, que saltaron por los aires. Hubo quien -pese a que se trata de una cita que lleva 33 años ya celebrándose- no se había enterado de qué es esto de la Media Maratón.
Algunos de los jóvenes voluntarios de la organización tuvieron que lidiar con quejas de quien no pudo pasear por sus lugares habituales o se encontró atrapado y sin salida con el coche. Cada año se producen episodios así en una prueba que condiciona la movilidad, durante unas cuantas horas, de los cordobeses por gran parte de la ciudad y toda la zona centro. Los que vivieron la Media desde la barrera pudieron comprobar que, en cierto modo, el sufrimiento es para todos. Entre los que sudaron en el asfalto había rostros referenciales en el atletismo local.
José Antonio Ballesteros, un clásico en las carreras, logró cruzar con su silla de ruedas la línea de meta en tercera posición. El atleta paralímpico, natural de Almodóvar del Río, sigue añadiendo apuntes sobresalientes en un expediente deportivo lustroso. El primero en llegar a la Puerta del Puente no fue Moussaab Hadout, no. Los primeros aplausos se los llevó Daniel García Díaz, que llegó campeón en la modalidad en silla. Después apareció Pedro Luis Camacho.
El patrocinador EDP introdujo en la prueba cordobesa una experiencia que ya lleva a cabo a nivel nacional: un programa en colaboración con la ONCE denominado Comparte tu Energía. Un invidente, el gaditano José Antonio Parra, corrió con un guía cordobés al que estaba unido por las muñecas con una cuerda.
También participó una vez más Manolo Garnica, invidente parcial que tiene en su palmarés medallas en su paso por Europeos y Mundiales. Su nombre está asociado a la Media Maratón del Córdoba, al igual que el de Loli Jiménez Sillero. La veterana egabrense, con una hoja de servicios brillante tanto en el ámbito local -ganó una Media- como internacional con la selección española, no faltó a su cita en una mañana de domingo que fue especial para miles de cordobeses amantes de las zapatillas entre los que se encontraban personas vinculadas a otros deportes. Se pudo ver, entre otros, al responsable de los servicios médicos del Córdoba CF, Javier Bejarano, o a los entrenadores de baloncesto José y Curro Santaella y al legendario jugador local Pepe Ferrer. Y hubo, cómo no, quienes usaron la prueba para resolver tests personales o realizar algún acto singular. Como el dorsal 6346, Juan Pedro Jiménez, que cruzó la línea de meta marcándose una coreografía fácilmente reconocible. Eterno Chiquito de la Calzada.
0