Instinto de protección: dos veces con el cerrojo echado
Lo necesitaba. El Córdoba se ha hartado de escuchar durante todo el curso una sonrojante coletilla cada vez que se le presentaba como “el equipo más goleado de la categoría”. Por el camino que ha tomado, pronto dejará de serlo. En Tarragona logró mantener su portería imbatida, enlazando ese éxito al conseguido siete días antes el El Arcángel frente al Lugo. ¿El resultado? Seis puntos que se suman a la otra media docena capturada en las jornadas precedentes. Doce de doce. Y en lo que respecta a la solidez defensiva, la consecución de una marca que puede parecer nimia al ojo ajeno pero que es oro puro para el cordobesismo: el equipo blanquiverde no era capaz de encadenar dos partidos ligueros seguidos sin encajar desde el mes de septiembre de 2016.
Para encontrar un periodo de imbatibilidad similar hay que bucear en la hemeroteca para ubicarse en el inicio del campeonato de Liga 16-17. Con José Luis Oltra en el banquillo, el equipo blanquiverde fue capaz de unir tres jornadas sin recibir goles ante el Levante (1-0), Alcorcón (0-1) y Nástic de Tarragona (2-0). A comienzos del año 2017 también estuvo un par de veces sin recibir tantos: fueron sendos empates a cero en Santo Domingo ante el Alcorcón (en Copa del Rey) y en El Arcángel, en Liga, contra el Rayo Vallecano.
Lo curioso del asunto está en el escenario -repleto de dramatismo, con la salvación en juego y toda la presión que eso conlleva- y en la identidad de los protagonistas: los cuatro componentes de la línea de zagueros en las dos últimas citas no estaban -en ese puesto o ni en el equipo- a principio de temporada. El elemento inamovible en la trinchera es el portero Pawel Kieszek, quien a pesar de la fea estadística mantiene su aura de futbolista de referencia en su puesto en la Segunda División. El polaco ha coleccionado intervenciones determinantes en el último tramo de la competición. Con una renovación automática por partidos jugados en el bolsillo, el exjugador del Estoril portugués es una pieza especial en el patrimonio deportivo del Córdoba.
Ante el Lugo y el Nástic, el Córdoba compuso una defensa con dos centrales llegados en el mercado invernal -Aythami y Álex Quintanilla-, un lateral derecho infrautilizado hasta el momento -Loureiro- y un extremo reconvertido como Javi Galán. Sandoval no podrá calcar la alineación el próximo sábado ante el Oviedo porque el pacense fue expulsado por doble tarjeta en Tarragona y será baja por sanción. Aythami, que llegó desde la UD Las Palmas con muy pocas horas de juego en Primera, se ha convertido en el jefe atrás. Además de orden, contundencia y criterio ha aportado un par de goles que han valido victorias. Álex Quintanilla llevaba más de seis meses sin un partido de competición, después de haber salido del Mirandés y pasar por el Almería, que le cortó al final del mercado veraniego. El vasco se ha ganado el sitio por su eficacia sin alardes.
Y en el ala derecha, la lesión de José Manuel Fernández abrió las puertas a Miguel Loureiro, un descarte habitual para todos los entrenadores anteriores. Sandoval le ha dado confianza y el gallego ha respondido. No solo ha rendido en el césped, sino que además ha protagonizado recuperaciones milagrosas, como la de una lesión en cuyo parte médico el propio club revelaba que el periodo mínimo de recuperación era de tres semanas. Cinco días después estaba saliendo de titular y firmando un partidazo. Es lo que tienen las dinámicas positivas. Todo sale mejor que bien.
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