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El histórico golpe del Covid-19 al deporte

Grada de Vista Alegre lleno en un partido de fútbol sala | MADERO CUBERO

Rafael Ávalos

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El Córdoba alcanza su tercer fin de semana sin saltar al césped. Su lucha por obtener una plaza de play off a Segunda A está detenida. Parece una especie de armisticio sin firma propia por parte de los contendientes. Como le sucede al Córdoba Patrimonio de la Humanidad, cuya pugna por la permanencia en Primera también está paralizada. En ambos casos, curiosamente, todavía están por producirse los estrenos de técnicos tras sendas destituciones que son, en cierto modo, los últimos recuerdos de una realidad rota por un factor inesperado. La situación, en lo que a falta de actividad se refiere, se repite en todos y cada uno de los clubes de la provincia, así como en el resto del país y del mundo. El Cajasur Priego ha de esperar para certificar su sexto título liguero en tenis de mesa; al Adesal le ocurre exactamente igual para lograr su clasificación para la fase de ascenso, y el Deza Box 77 Racing no puede continuar con su recién iniciada temporada de motociclismo. Son sólo algunos ejemplos.

La razón de la parálisis global de las competiciones, que en efecto tiene lugar en todo el planeta, es la pandemia de Covid-19. El coronavirus con origen en Wuhan (China) mantiene en alerta al mundo, que por primera vez en un buen puñado de décadas se queda sin su evento deportivo más importante. Porque la última consecuencia de la emergencia sanitaria provocada por la enfermedad es el aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio. Sin duda, este hecho da buena cuenta del difícil panorama que atraviesa la Humanidad. Más que nada porque se trata de algo insólito desde 1944. Casi 80 años después, la cita más multitudinaria y significativa del deporte no se va a desarrollar como estuviera previsto. Aunque las circunstancias son distintas y la forma en que se suspende también.

Sólo los dos enormes conflictos bélicos de la primera mitad del siglo XX pudieron dar al traste con los Juegos Olímpicos. En 1916 sucedió con motivo de la Primera Guerra Mundial, que entonces se encontraba en su segundo año. La celebración debía tener lugar en Berlín, en lo que en ese momento era el imperio o Segundo Reich. Idéntico panorama se vivió por dos veces durante la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente, la capital alemana acogió la última cita olímpica antes de dos nuevas suspensiones. Ocurrió en 1936, dentro del Tercer Reich y con la nueva contienda global ciertamente próxima. Todavía restaban tres años para el estallido pero era posible intuirla. En 1940 y en 1944, los Juegos no se celebraron con motivo de la guerra. Estos hubieron de desarrollarse en Helsinki -tras renuncia de Tokio, curiosamente de nuevo- y Londres, que acogió el evento cuatro años después (1948).

Aquellos acontecimientos se cancelaron, los de 2020 sólo viven un aplazamiento hasta 2021. Lo cierto es que el Covid-19 logra lo que ninguna otra problemática consiguió desde la Segunda Guerra Mundial. Pero éste es sólo un ejemplo de lo que supone la enfermedad para el ámbito deportivo -al igual que ocurre en los demás-. Ni siquiera el segundo gran conflicto bélico paralizó todas las competiciones nacionales como sí lo hace el coronavirus. No en apenas unos meses. “Durante la Segunda Guerra Mundial en muchos países como Francia, Inglaterra, Alemania, Italia o Estados Unidos se mantuvo la competición doméstica hasta que fue humana y materialmente posible”, expuso Xavier Pujadas, profesor de la Universidad Ramón Llull y autor de Historia Social del Deporte en España, hace unos días en El País.

El historiador explicó en un reportaje titulado ‘Sociología del vacío deportivo’ que dado lo insólito de la situación ésta supone un revés serio para las grandes ligas de fútbol. Ninguna está preparada para echar la persiana al negocio antes de terminar un ciclo. De ahí que todos los patronos, entre ellos LaLiga, tengan la intención de finalizar todos los campeonatos arrancados. De lo contrario, sufrirían un seísmo económico. “Hay un caso: la liga de fútbol en Polonia se interrumpió para siempre en la temporada 1939-40 a causa de la ocupación alemana”, resaltó Pujadas en relación a la tesitura actual de los torneos. Es decir, no hay precedentes ciertos de cancelación de una campaña en pleno fase de desarrollo, con jornadas todavía por disputar, tal y como quedó reflejado en el interesante trabajo de Diego Torres y Alejandro Ciriza para El País. Un amplio texto que también contó con participación cordobesa. Así fue de la mano de David Moscoso, exparlamentario autonómico de Podemos por la provincia y actualmente profesor de Sociología del Deporte en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.

Moscoso abordó precisamente el impacto social de la ausencia de competiciones. “Es previsible que se viva con un gran desasosiego pero no me atrevería a ser pesimista ni optimista porque la sociedad tiene una gran capacidad de adaptación”, expresó sobre la suspensión global de los torneos en todo el mundo. “Los espectadores necesitan llenar su mundo de las sensaciones que proporciona el deporte pero si vienen de otra parte también lo consumen”, añadió. El profesor cordobés hizo además otros apuntes de interés. Por un lado, destacó sobre el ámbito deportivo que “es un modelo basado en la previsibilidad y no en circunstancias fortuitas como las actuales, que cuestiona la prioridad del negocio frente a los intereses de los ciudadanos”.

Por otro lado, Moscoso indicó que el mayor problema durante esta cuarentena es quizá más para “la mayoría social que en España” practica alguna disciplina “sin las consecuencias económicas que derivan del espectáculo”. Esto es, por ejemplo, los conocidos como runners, quienes debido al estado de alarma no pueden correr en la calle desde el 14 de marzo. De vuelta a las grandes competiciones, ni siquiera España vivió esta situación durante la Guerra Civil. El motivo fue sencillo. El conflicto arrancó tras finalizar la temporada 1935-36 y lo que sí hubo fue la cancelación de los cursos que siguieron hasta la conclusión de la contienda. En 1939 se retomó el campeonato y la normalidad retornó en el plano deportivo. Hasta ahora, cuando por primera vez se ven interrumpidas no sólo las ligas de fútbol profesional sino también de amateur y las citas de todas las demás modalidades.

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