González: “Estoy listo para volver al Córdoba y levantarlo”
“Estoy listo para volver al Córdoba y levantarlo”. Lo asegura Carlos González, quien sigue “con profunda tristeza” los acontecimientos que han llevado al club al descenso a Segunda División B y a un estado de crisis global que pone en grave riesgo el futuro de la entidad. El empresario tinerfeño ha declarado a CORDÓPOLIS que considera “imposible” que el actual accionista mayoritario y presidente, Jesús León, pueda abonarle los 4'5 millones de euros que aún le adeuda por la compra del club. El plazo para el pago finaliza el 31 de julio, aunque la pérdida de la categoría y la avalancha de problemas con los que tiene que lidiar el Córdoba -impagos, pleitos, fractura social...- otorgan una dimensión peculiar al escenario. Olvídense de una transición apacible. Todo apunta a un giro de guion drástico, en la línea de lo que sucedió en el invierno del curso 18-19, cuando se gestó una operación de compraventa que aún no ha finalizado.
Con varias de las principales peñas blanquiverdes orquestando acciones de protesta para el partido del próximo día 19 de mayo ante el Nástic -en el que el equipo podría descender, si no lo ha hecho antes, de manera efectiva-, el colectivo de Minoritarios CCF despegándose cada vez más del actual mandatario -le han exigido que no permanezca “mudo” en un duro comunicado-, los trabajadores del club soportando meses de impagos y el equipo penando por los campos a ritmo de ridículos y goleadas, el Córdoba arde por los cuatro costados.
León no ha comparecido en público en las últimas semanas, un periodo en el que se consumó el descenso a Segunda B tras la bajada de brazos colectiva después del bochornoso 0-4 ante el Lugo en El Arcángel. Tampoco ha realizado ninguna manifestación a propósito de varias operaciones financieras con tintes escandalosos publicadas por el diario ABC Córdoba, ni ha ofrecido hechos después de las reuniones con los empleados para resolver el asunto de las nóminas atrasadas. Ni, obviamente, ha abierto la boca para revelar algunas trazas de ese famoso plan B cuyas líneas maestras enseñó a una representación de Minoritarios CCF a la que recibió -después de varios retrasos- por si ocurría lo que finalmente ha pasado: el batacazo.
Carlos González, que se declara “indignado” por la deriva del club, aparece ahora con un propósito muy claro. “El Córdoba está en una situación crítica, con un riesgo real de desaparición”, apunta el expresidente blanquiverde, que después de poco menos de año y medio fuera de la entidad lamenta que “todo se haya hecho tan mal” y anuncia que está dispuesto a “tomar las riendas del club” y “tender la mano” a quienes quieran sumarse a la tarea de “sacar adelante” a un equipo “y a una ciudad” que “no se merecen estar así”.
González ofrecerá a Jesús León “llegar a un acuerdo” que contemplaría, en cualquier caso, la “salida inmediata” del montoreño para así “tener tiempo para armar una estructura nueva” dirigida a “poner al Córdoba en su sitio”. Ya expresó ese deseo de regresar hace mes y medio, cuando el equipo aún tenía opciones matemáticas de salvación creíbles. También lanzó una propuesta al grupo de Minoritarios CCF para encontrar una salida que permitiera un cambio en la cúpula cordobesista. El empresario afincado en Madrid, que accedió al Córdoba en la temporada 11-12 -con el club en concurso de acreedores después del periodo de José Miguel Salinas-, afirma que “será difícil y exigirá trabajo” el reconducir las cuentas cordobesistas en la actualidad. “Pero sí puedo asegurar que todo el mundo cobrará y no existirán problemas en ese aspecto”, apunta.
“Todos nos hemos equivocado, y yo el primero, pero la situación exige que dejemos de pensar en lo que pudo ser y no fue para dedicarnos a trabajar por lo que tiene que ser el Córdoba”, expone González, que tiene claro que “León no debe seguir ni un minuto más” porque “ha demostrado su incapacidad: ahí están los hechos”.
Los próximos días se avecinan intensos. Con el Córdoba a la espera del descenso matemático, el cordobesismo soliviantado por la mayúscula decepción de la temporada 18-19, la losa de los impagos y los puestos de dirección del club en el aire, el desembarco de Carlos González aparece como la batalla final por saber quién y cómo reconstruye lo que a día de hoy es un absoluto erial.
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