Disparidad de emociones para los cordobeses de Segunda
Como sucede cada año, sensaciones de todo tipo deja la temporada. Son tan distintas como las realidades de los diferentes clubes en liza. Porque, como siempre, existen éxitos y fracasos, lo que conlleva que haya alegría y tristeza. Y lo cierto es que esa disparidad de emociones en esta ocasión se produce también con acento cordobés, ya que de todo hay para los representantes de la provincia en la categoría. Terminada la campaña en Segunda, la felicidad extrema es para Raíllo, que retorna a Primera con el Mallorca. Mientras, la peor parte a nivel deportivo, y por ende en sentimiento, la sufren hasta tres jugadores. Rafa Gálvez y Regalón, así como Álvaro Jiménez, padecen dos duros descensos a Primera RFEF con el Castellón los dos primeros y con el Albacete el último. A todo esto, cada uno de los desenlaces para ellos tiene lugar con jornadas de antelación, como mínimo una.
En efecto, el mejor final fue el vivido por Antonio José Raíllo. Por quinto campeonato formó parte de un Real Mallorca del que es ya uno de los referentes. Lo demuestran los datos esta temporada, en la que, con Luis García Plaza en el banquillo, fue uno de los futbolistas con más minutos del cuadro bermellón. El defensa disputó más de una treintena de partidos de Liga con el conjunto balear y sumó más tiempo de juego que ninguno de sus compañeros. Además anotó dos goles. De esta forma, fue uno de los principales artífices del ascenso en Palma, que se produjo en realidad a dos jornadas del cierre del curso. Fue el 18 de mayo, con victoria en Santa Cruz de Tenerife (0-1) y tras la derrota un día antes del Almería. Ambos resultados otorgaron la plaza directa en Primera a un equipo que mantuvo dominio en la categoría junto con el Espnayol. Éste es, por cierto, el tercer salto de división que vive el cordobés en tierras insulares.
También con dos fechas de antelación llegó la primera de las grandes decepciones en relación a los jugadores de la provincia. Fue el descenso del Albacete a Primera RFEF con Álvaro Jiménez en sus filas. El joven atacante, al igual que Raíllo, fue uno de los hombres claves del cuadro manchego. Participó en más de 30 partidos de Liga y sólo se vio superado en minutos por el cancerbero, Tomeu Nadal. Sin embargo, su papel no sirvió para evitar una pérdida de categoría en el Carlos Belmonte que tuvo lugar en la jornada 40. Y se dio por el average particular con el Logroñés, al que todavía tenía a seis puntos, con seis en juego, en la clasificación. El desenlace del conjunto blanquillo fue el broche negativo a una campaña marcada por la inestabilidad, con hasta cuatro entrenadores a lo largo del campeonato.
La tristeza por el descenso la vivieron también, como quedó referido, Rafa Gálvez y Regalón. Ambos sufrieron la caída a Primera RFEF con el Castellón, si bien en este caso no se certificó hasta la penúltima jornada de la temporada, tras su derrota ante el Rayo Vallecano (0-2) y triunfo del Lugo ante el Cartagena (2-1). Curiosamente, se dio la misma situación que con el Albacete: el average particular con el cuadro gallego fue lo que determinó la pérdida de división para los orellut. La desazón fue mayor si cabe para Francisco Regalón, que aunque miembro del club no tuvo ficha durante toda la campaña. Hubo de vivir la debacle levantina desde fuera y sin opción de jugar. Por su parte, el centrocampista ex del Córdoba repitió la experiencia tanto de Raíllo como de Álvaro Jiménez en cuanto a importancia dentro de su vestuario. También disputó más de 30 partidos de Liga y fue el tercer futbolista blanquinegro con más minutos.
Con todo, no fueron los cuatro jugadores mencionados los únicos de la provincia que a lo largo de la 2020-21 compitieron en Segunda. A ellos hay que sumar a otros tres que cerraron la temporada de manera tranquila e incluso, en uno de los casos, con plena satisfacción. Quien concluyó feliz pese a no entrar siquiera en el play off a Primera fue Adri Castellano, que compartió con el resto de la plantilla de El Bierzo un notable curso de la Ponferradina. No en vano, el conjunto leonés selló su salvación sin apuros y, de hecho, con una posición alta en la tabla -fue octavo-. Más discreto fue el rendimiento del Zaragoza y el Málaga, dos clubes definitivamente venidos a menos y que apenas tuvieron ocasión de mantener la categoría. En sus filas militaron, respectivamente, Atienza y Juande, que al menos espantaron los fantasmas del descenso.
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