Primera División Futsal

— Córdoba Futsal - Ribera Navarra

El Córdoba Patrimonio da un golpe sobre la mesa y frena la sangría con una goleada

Era una final y el Córdoba Patrimonio de la Humanidad respondió como tal. El conjunto blanquiverde se reencontró con la victoria de la mejor manera posible, con una goleada balsámica (4-1) ante el Ribera Navarra que rompe de cuajo la racha de tres derrotas consecutivas. Liderados por un doblete de un estelar Carlos Gómez y sostenidos por las paradas heroicas de un inmenso Fabio en la segunda mitad, los de Santoro firmaron un partido completísimo que les da un respiro vital en la clasificación.

No era un partido más y el Córdoba Patrimonio lo demostró desde el pitido inicial. Con la clara intención de romper la mala racha, los de Emanuel Santoro se adueñaron desde el arranque del balón y sometieron a un Ribera Navarra que apenas podía salir de su campo. Arnaldo Báez, en su esperado regreso tras la lesión, protagonizó uno de los primeros avisos, pero fue Fabio el que se erigió como salvador blanquiverde. En prácticamente la única aproximación navarra con peligro, el meta se agigantó con una doble intervención felina, primero con una mano -o codo más bien- prodigiosa a un remate a bocajarro y después sacando un buen pie a una volea tras el córner, manteniendo intacto un marcador que era un tesoro.

Lejos de amilanarse, el susto pareció espolear aún más a un conjunto local que convirtió el partido en un monólogo. Liderados por un incisivo Titi del Rey, que probó en varias ocasiones al meta Paulo, los califas encerraron a su rival hasta que la insistencia tuvo su merecido premio. Rondaba el minuto 8 cuando Carlos Gómez inició y finalizó una jugada de tiralíneas; combinó con un Nicolás que, con una visión de juego exquisita, le devolvió la pared para que el '27' la empujara a la red y desatara la euforia en un Vista Alegre que veía, al fin, la superioridad reflejada en el electrónico.

Con el 1-0, el asedio cordobés no cesó. Con Ribera Navarra cargado con cuatro faltas, las ocasiones se sucedieron en la portería de un Paulo que se multiplicaba para salvar los disparos de Zequi y Titi. El tramo final, además, no estuvo exento de polémica: una mano en la frontal del área navarra obligó, tras mucha protesta, a la intervención del vídeo-soporte, que decretó falta y la quinta para los visitantes. El lanzamiento no encontró portería, pero fue el preludio del gol de la tranquilidad. A falta de dos minutos, Nicolás firmó una acción de pívot de manual: recibió de espaldas, se fabricó el espacio con el cuerpo y, con una media vuelta fulminante, ajustó el balón a la cepa del poste para sellar un 2-0 que hacía justicia a una primera mitad brillante.

Tras el paso por vestuarios, el guion del partido cambió por completo. Ribera Navarra dio un paso adelante y se topó con un muro llamado Fabio. El meta madrileño inició un recital de paradas que sostuvo al equipo, destacando un doble paradón espectacular a Mykytiuk que desesperó a los atacantes navarros. La exhibición del guardameta fue la que permitió al Córdoba Patrimonio sobrevivir al despertar de un rival que, viéndose impotente, apostó a la desesperada por el portero-jugador a falta de doce largos minutos para el final.

Con superioridad numérica, los tudelanos encerraron al cuadro blanquiverde, que se defendió con orden y uñas y dientes del asedio. Fabio continuó con su recital, pero la resistencia blanquiverde encontró su premio en ataque. En el minuto 34, Carlos Gómez se inventó una genialidad: tras una rápida jugada por banda izquierda, habilitada por el pase de Pescio, el jugador cedido por Palma superó a su par en velocidad y, con un toque sutil, coló el balón entre las piernas de Paulo para firmar un 3-0 que parecía la sentencia. Era un gol de bandera que castigaba la arriesgada apuesta visitante y que daba la tranquilidad necesaria a los califas.

Pese a que Otero recortó distancias para maquillar el resultado, el partido ya estaba visto para sentencia. Fue Murilo quien, a dos minutos del final, robó un balón en el ataque de cinco navarro y anotó a placer el 4-1 definitivo que ponía la puntilla al choque. Aún hubo tiempo para la guinda, con otra doble intervención de un Fabio que se marchó ovacionado por un Vista Alegre que coreó su nombre, reconociendo al héroe de una victoria que sabe a gloria.

Un triunfo, en definitiva, que es mucho más que tres puntos. Es una inyección de moral para una plantilla que lo necesitaba, un golpe sobre la mesa para ahuyentar las dudas y la confirmación de que, con este nivel de intensidad y acierto, el equipo puede competir. La sangría se ha cortado y ahora el reto es dar continuidad a esta versión en los próximos compromisos.