Fede Vico en versión 'runner'
Con un pañuelo azul en la cabeza y una barba poblada, su presencia pasó desapercibida para -casi- todo el mundo. Fue uno más de los casi ocho mil corredores populares que tomaron la salida en la Media Maratón de Córdoba en la Avenida Conde Vallellano. Perdido entre la multitud, Federico Vico Villegas despachó los algo más de veintiún kilómetros y pasó después por la zona de avituallamiento para reponerse con líquidos y alguna fruta. Allí hubo quien le saludó. Quizá se cruzara en la bulla multicolor con alguno de los miembros del cuadro técnico del Córdoba CF, el equipo en el que se forjó y con el que pasó a la historia por ser en su momento el traspaso más caro jamás realizado. Le vendieron al Anderlecht belga por un millón y medio de euros después de haber deslumbrado en sus primeros cursos en Segunda División, donde fue una estrella juvenil y un icono para el cordobesismo. Firmó por cinco temporadas con el histórico club de Bruselas, pero el cuento no tuvo un final feliz. No llegó a jugar ningún partido oficial y, tras cesiones al Ostende, al Albacete y al propio Córdoba, entendió hace unos meses que había llegado el momento de romper lazos y buscar un nuevo horizonte. Ahora, como hombre libre, espera que cuaje alguna operación para poder jugar de nuevo a partir de enero.
Bajo la lluvia al principio, y durante algo menos de dos horas, Fede Vico pudo experimentar esa sensación que hace al atletismo tan distinto del fútbol, en el que él es profesional. En la carretera corres solo, en silencio interior, compitiendo contigo mismo, con tu propia marca como baremo para medir si hay evolución o retroceso. No hay miles de personas alrededor juzgando cada movimiento, cada pase, cada remate, cada gesto. Es otro mundo. Fede, en versión runner. Un modo como cualquier otro de mantenerse en forma y con el gen competitivo activado.
Fede Vico aguarda su retorno al fútbol, donde aún le quedan cosas que decir. El mismo día en el que corrió la Media Maratón se juega en El Arcángel un Córdoba-Getafe. Un partido especial para el joven jugador, de 22 años, que defendió la blanquiverde en ese mismo choque hace apenas un año y medio, en Primera División. Fue una noche aciaga en lo colectivo y dolorosa en lo personal para Fede, que marcó un gol en su propia portería. Su único gol en la élite. El Córdoba perdió aquel partido y terminó bajando. Fede se marchó después. Quizá algún día pueda volver y ese recuerdo deje de torturarle.
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