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Un cerrojo para abrir otra puerta

Kieszek, en un duelo en El Arcángel | LARREA

Rafael Ávalos

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Está más que visto y comprobado. Tan importante es marcar como no recibir. No se trata de una teoría novedosa, pero sí de una idea que cobra fuerza en el Córdoba en la presente temporada. Porque el conjunto blanquiverde necesita en demasía dejar su portería a cero para alcanzar el triunfo. Sólo tres excepciones impiden una lectura aún más sombría en ese sentido de la campaña del cuadro califal. Una circunstancia ésta que tiene lugar también debido a la escasez de dianas anotadas: suma menos tantos a favor que encuentros disputados. Siempre con la mente puesta en la Liga, conste, ya que en Copa las estadísticas varían ligeramente. De esta forma, la victoria por más de un gol de diferencia es algo casi desconocido este curso para los de Carrión. Dicho de otro modo, a los cordobesistas no les queda otra que echar un cerrojo para abrir otra puerta, la del triunfo.

Bien pudiera decirse que no falla la ecuación: si no encaja, el Córdoba gana. Sólo ante el Rayo y el Numancia no se cumplió, aunque al menos, como es lógico, sacó sendos empates. Lo cierto es que al conjunto blanquiverde le pesan en exceso los goles en contra con motivo de su falta de olfato anotador. Cada diana en la meta de Kieszek es un mundo cuesta arriba para los califales, que sólo consiguieron tres de sus once victorias con un tanto en contra: sucedió ante el Reus y el Oviedo lejos de casa y ante el Zaragoza en El Arcángel. En todos los casos fue por la mínima (1-2 y 2-1), y en los dos primeros tras lograr sendas ventajas de dos goles. El resto de triunfos llegó siempre merced al equilibrio completamente ajustado entre la contundencia atrás y el acierto arriba. Es decir, entre no encajar y enganchar alguna ocasión. Hasta siete duelos ganó el Córdoba por 1-0 (o 0-1).

El dato es tremendamente clarificador, tanto por lo que significa dejar la portería a cero como la dificultad para batir a los guardametas rivales que tiene el cuadro califal. Esta temporada, para cerrar el círculo, sólo consiguió ganar por más de un tanto en una ocasión: fue ante el Nàstic de Tarragona (0-2), en un choque que queda ya demasiado lejos en el tiempo -se disputó a finales de septiembre de 2016-. Más rotundo es si cabe otro guarismo: el que se refiere a encuentros en los que los blanquiverdes vieran puerta más de una vez. Además del último citado y los que les midieron a Reus, Oviedo y Zaragoza sumó apenas otro más, y terminó con empate: fue el que le enfrentó al Lugo a comienzos de campaña (3-3). Porque el equipo tiene menos dianas a favor que encuentros disputados -de Liga, cabe recordar-. De ahí que, con nueva demostración el pasado sábado ante el Reus, resulte esencial para los de Carrión echar el cerrojo a su puerta para abrir la de los tres puntos.

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