Dulce despedida
Aplausos también en la última función del curso. El Córdoba CF ha logrado echar el telón a la temporada 2021-22 con una nueva victoria que le certifica igualmente como el mejor visitante de todo el Grupo IV de la Segunda RFEF. Restaba ese último propósito y no fallaron los cordobesistas en un choque igualado y emocionante, aunque sin nada en juego a nivel deportivo, en la cancha del Vélez. Hubo pasillo, intensidad y goles en una contienda cargada de deportividad de principio a fin. El broche perfecto y una dulce despedida que incentiva aún más el ambicioso reto del próximo año. El primer paso para algo más grande.
No querían los blanquiverdes despedirse sin una última alegría y así quisieron reflejarlo en la puesta en escena. Y es que fue Willy el que sumó el primer acercamiento para los suyos, con un disparo intencionado pero que se marchó desviado. Por contra, superados los cinco minutos de encuentro llegaría la primera oportunidad del Vélez, propiciada tras un fallo de la zaga califa que dejó un balón desde la frontal para Camacho, aunque su golpeó no encontró portería. Sin duda, la clave y la sinfonía del partido transcurrían a raíz de las escasas dimensiones del terreno de juego, lo cual generaba un ida y vuelta continuo de ambos planteles, y precisamente eso es lo que ocurrió tras la citada oportunidad malagueña.
Un saque rápido de Marín propició una contra que recogió Simo, quien emprendió una galopada en solitario hacia la meta local. Sin embargo, tras caer en un encontronazo con un zaguero del Vélez, fue Ale Marín el que aprovechó el despeje para ponerla directamente en la escuadra al primer toque y así adelantar a los suyos. Sin duda, se volvía a refrendar el idilio del joven canterano con el primer equipo, que suma ya tres dianas en tres choques con el Córdoba. Un estreno perfecto y a la altura del contexto cordobesista. Recompensa recíproca entre jugador y técnico.
Eso sí, lo cierto es que el gol no afectó en demasía al conjunto veleño, que siguió apretando hacia la meta defendida por Carlos Marín, aunque sin fortuna de cara al gol. El paso de los minutos fue tranquilizando un choque que, en el ecuador del primer acto, entró en su fase más pausada. Sin ocasiones y casi sin acercamientos a los marcos. Habría que esperar hasta la media hora para ver la que sería, de largo, la más clara de los locales, que se resolvió con un testarazo de cabeza al rematar un futbolista malagueño un perfecto saque de esquina, el cual se estrelló con la madera. Y es que, tras el gol, el Córdoba pareció relajarse en demasía, al tiempo que no cesó, por momentos, la insistencia costasoleña. Querían el empate y lo buscaron, pero sin acierto en los últimos metros. En el polo contrario, poco más olería la portería el cuadro de Germán Crespo, más allá de un tímido acercamiento de Willy que se resolvió con un disparo lejano que se fue desviado, u otra ocasión del propio delantero extremeño que remató un gran servicio por banda de Simo, aunque de nuevo tampoco consiguió encontrar la vía entre los tres palos.
El segundo tiempo comenzó a un ritmo más sobrio que el primero. Es más, la primera ocasión en este caso se dio superada la hora de juego, y la firmó el Vélez. Chavarría recibió un balón franco a pocos metros de la meta de Marín y éste impacto un golpeo ajustado y completamente solo, aunque mejor aún fue la intervención del guardameta, que se sacó de la chistera una mano salvadora para evitar el empate. Pero ante este Córdoba no puedes perdonar tanto, ya que te castiga con muy poco. Solo un minuto después, un mano a mano de Cristian acabó con el jugador blanquiverde derribado dentro del área, por lo que cual el colegiado acabó decretando penalti. Y desde el punto de pena máxima no falló Willy, que establecía el 0-2 con poco menos de media hora por jugarse.
Sea como sea, el Vélez no quería perderle el pulso a la contienda, y lo siguió intentando principalmente con ataques por los costados, pero una y otra vez se topaba con el buen hacer de Marín bajo palos. Pero también los cordobeses querían ampliar su cuenta en el luminoso, en particular, el que más insistencia puso fue Willy, inmerso en su particular pelea por el pichichi. Entre acciones de verticalidad, ya con las defensas rotas y acusando el cansancio, acabó muriendo la campaña blanquiverde, no sin antes otorgarle un último premio a los locales, que encontraron la recompensa con el 1-2 en el último segundo de partido. En definitiva, una última victoria para cerrar una temporada que ha sabido realmente dulce para los de Crespo, que dicen adiós y miran ya con optimismo a su nuevo desafío en la Primera RFEF.
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