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Alejandro Jiménez

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Unos comienzos prometedores en natación, buenos brotes en gimnasia rítmica, puntera en voleibol, jugadora de fútbol y apasionada del tenis. Pocos deportes se le resistieron en su infancia a la protagonista de este reportaje, que ha demostrado poder lograr todo lo que se proponga. Fuera de la pista, seguidora de la NBA y de Stephen Curry, así como de otros deportes como la Fórmula 1 o el fútbol, más específicamente del Real Betis. Dentro de ella, una ala-pívot dominante y versátil, capaz de adaptarse a todas las circunstancias del juego. Marta Martínez (Córdoba, 1994) finalmente encontró su lugar en el baloncesto y, tras un ascenso frustrado en 2011 a Liga Femenina 2, la pasada campaña se quitó la espina con el equipo de su vida, un equipo que ha cambiado mucho con el paso de los años, pero que ha logrado unificar al baloncesto femenino cordobés en un solo conjunto.

Apasionada de todos los deportes imaginables, puntera en muchos de ellos, y capitana de uno de los clubes de baloncesto más importantes de Córdoba. Marta Martínez encabeza el proyecto del Milar Córdoba BF en Liga Femenina 2 donde, tras un inicio de liga prometedor, las recién ascendidas prometen dar guerra y no rendirse en ninguno de sus encuentros, tal y como comenta su capitana. La garra y la intensidad, marcas de la casa de la interior, parecen haberse instaurado en el seno de una entidad con mucha historia en el deporte de la provincia.

Despuntando en todo tipo de deportes desde los comienzos

Natación, gimnasia rítmica, voleibol, bádminton, tenis, fútbol y, finalmente, baloncesto. Si ya es difícil tener buen nivel en alguna de estas disciplinas, imaginen hacerlo en todas ellas. Marta Martínez ha sido una deportista nata desde sus inicios, desde su época de infante, pero, por unas circunstancias o por otras, acabó decantándose por el baloncesto. De hecho, comenzó a practicarlo en el equipo masculino de Salsas Musa acompañando a su hermano.

Tal y como comenta a CORDÓPOLIS en las gradas del pabellón de Colegio Cervantes, casa del Milar Córdoba BF, la cordobesa, tras no poder continuar con el voleibol en su colegio por la discontinuidad del equipo, probó el baloncesto y nunca más lo dejó. “En el colegio no pude seguir haciendo deporte, y al lado de mi casa estaba Vista Alegre, así que entrenaba con el masculino de lo que era Salsas Musa en ese momento”, explica. Entonces su envergadura -177 centímetros- y habilidad con tan solo 13 años llamó la atención de uno de los entrenadores, que acabó llevándola al Adeba. Allí se vio obligada a elegir entre el tenis y el baloncesto, y finalmente acabó decidiéndose por el segundo porque “es un grupo y me llamó mucho más el deporte colectivo que el tenis”.

El Adeba, el club de su vida

En el Adeba, Marta Martínez conoció las dos caras del deporte. Tras debutar en la temporada 2009-10 con el primer equipo en Primera Nacional, la campaña 2010-11 fue la de la consagración. Tras un año memorable, el club cordobés logró sobre la pista el ascenso de categoría a Liga Femenina 2, aunque la falta de apoyos económicos acabó por impedir la certificación del ascenso. “No se sabía qué iba a pasar con las categorías base, y al final, era un poco hipotecar el club”, cuenta la jugadora. Fue una decisión de la entidad de Las Margaritas, pero que dejó una espina clavada en ella que, diez años después, logró erradicar con el ascenso firmado el pasado año. “Siempre había soñado con un ascenso, y después de jugar en otro equipo de fuera, pues conseguirlo con tu ciudad, habiendo alcanzado ya un poco la madurez y siendo más veterana, pues la verdad es que sabe mejor”, reflexiona al respecto.

El Adeba, sin embargo, ha cambiado mucho como club en esta última década. Tras ser uno de los equipos punteros del baloncesto cordobés durante los últimos años, la pandemia de la Covid-19 afectó económicamente ya no solo al conjunto cordobés, sino a toda la estructura deportiva mundial. Fruto de esas crisis surgió uno de los movimientos más relevantes para el deporte en la provincia, y fue la unión de los dos equipos femeninos más importantes a nivel cordobés de baloncesto: Adeba y Maristas. Fruto de esa unión surgió el actual Córdoba BF -denominado como Milar Córdoba BF por razones comerciales-, equipo del que Marta Martínez es la actual capitana y segunda máxima anotadora. “Yo creo que la unión hizo al club mucho más de la ciudad. Si hubiésemos seguido separados, al final se hubiese generado mucha más división. Yo creo que ha servido para unir el baloncesto femenino en Córdoba”, comenta. De hecho, una de las cosas que más destaca del vestuario es la unión del grupo, que ha llevado al equipo a los grandes éxitos logrados. Pese a que podría haber sorprendido en un principio por la rivalidad existente antaño entre ambas entidades, la realidad es que las piezas han encajado, construyendo así una bonita unión “por el baloncesto y por los niños”.

Viviendo un sueño, pero con ganas de más

La buena química surgida en el grupo y el buen nivel mostrado hasta el momento han llevado al Milar Córdoba BF a ser uno de los equipos revelación de la temporada. Tras cuatro victorias consecutivas en los primeros cuatro encuentros de liga, las pupilas de Antonio Quintero acabaron cediendo su primer partido en su visita a Almería frente al Ingenia Solar Energy Costa de Almería. La victoria frente a Maristas Coruña en la jornada seis reafirmó la buena dinámica y, aunque cayesen derrotadas frente al Unicaja, uno de los conjuntos más punteros de la categoría, las cordobesas aún siguen ocupando los puestos altos de la tabla, en el quinto escalón de la misma, y a tan solo dos victorias del CB Arxil, líder, que aún no ha caído derrotado en ningún encuentro.

Pese a todo, los resultados no sorprenden a una Marta Martínez que recalca, sobre todo, la pelea y la capacidad de competir todos los partidos hasta el final. “La verdad es que están saliendo las cosas bien, pero a mí realmente no me sorprende, el equipo siempre ha trabajado súper unido, ha confiado, y ahora tenemos que seguir”, reflexiona. Aunque muchas de las victorias “han sido sufridas hasta el final”, lo que realmente importa es que “el equipo ha dado la cara y ha mostrado esa capacidad de responder, ya que demuestra que es un gran grupo y que, salga quien salga, aporta, y eso es lo importante”. Estas características del equipo reflejan a la perfección a la figura de Marta Martínez como capitana. Una luchadora que nunca se ha rendido y que siempre lo ha dado todo, pese a haber tenido complicaciones en su carrera como el frustrado ascenso o dos graves lesiones en el ligamento cruzado de su rodilla.

Aunque el peso de la capitanía no parece afectar en exceso a la jugadora cordobesa, la realidad es que, tal y como ella reconoce, supone “una responsabilidad”. El grupo, muy unido y compenetrado, ayuda a sobrellevarlo y “lo hace fácil”. Martínez define su labor como “simplemente remar por el equipo y ser la unión con el entrenador”, aunque la realidad es que la influencia de la ala-pívot va mucho más allá. Segunda máxima anotadora histórica del conjunto, y la baloncestista que firmó tanto el punto número 1.000 como el número 2.000. Quizás estas dos últimas cifras sean más fruto de la casualidad, tal y como se refiere ella, aunque también habla de la enorme aportación e indudable continuidad de Martínez en el Milar Córdoba BF. 284 de los puntos anotados por el equipo llevan su firma y, pese a que admite que esta temporada su rol está mutando hacia uno más posicional, su despliegue seguirá siendo el mismo. “Al final, rebotes, defensa y pelear creo que es lo que se me da mejor, así que eso siempre estará”, puntualiza. Eso sí, su capacidad anotadora en esta campaña también está siendo importante, con 38 puntos de los 435 anotados por el equipo.

Mirando hacia el futuro, tanto personal como colectivo

Ahora, tras este inicio destacado del Milar Córdoba, el ascenso a Liga Challenge, segunda máxima categoría femenina de baloncesto, se ve más cerca que al principio de temporada. Aun así, la capitana prefiere ir con prudencia, al menos de momento. “Lo importante es ir sacando los partidos”, expone, aunque también destaca que, si siguen en ese nivel y siendo “ambiciosas y competitivas”, el equipo va a seguir queriendo crecer. “Por ser un club recién ascendido no nos vamos a conformar con lo que hay, y lo estamos demostrando”, puntualiza.

A nivel personal, Marta Martínez prefiere no ponerse un límite. El baloncesto, y el deporte en general, es para ella “una manera de divertirse”, aunque eso no quita que siempre “vaya a luchar por llegar a lo máximo que pueda”. “Considero que si he llegado a poder jugar en Liga Femenina 2 es porque nunca me he rendido”, comenta la capitana del Milar Córdoba BF, que también reconoce que, con el ascenso, el baloncesto le ha “devuelto el sueño de mi vida”. “Siempre me habían dicho que el baloncesto me debía algo, porque cuando me lesioné las dos veces era cuando empezaba a despuntar. Aquí en Córdoba no había dado con la oportunidad de poder crecer o de llegar a conocer la Liga 2 antes. El año pasado y este año se ha dado un poco todo, y el baloncesto me ha devuelto un poco el sueño de mi vida”, admite. Ahora, lo que más disfruta del baloncesto es el grupo, que, al final, es un reflejo del motivo por el que acabó eligiendo dicha disciplina por encima del tenis en sus inicios. “Decidí jugar más al baloncesto por lo colectivo sobre cualquier deporte individual. Te lleva al límite y tienes que saber lidiar con el estrés, y esa adrenalina que te genera engancha mucho”, precisa.

Tras casarse recientemente con otro apasionado del deporte, Arturo Guerrero -entrenador del Adeba infantil 2007 de baloncesto-, Marta también resalta la importancia de poder compartir su pasión y su entrega con los demás. “El baloncesto te da la vida”. Así lo explica, a la vez que afirma que “te tiene que encantar, ya que, si no te gusta, no te va a dar esa satisfacción”. A ella, sin duda, le merece la pena, demostrando así su amor por un deporte que, al fin, le está devolviendo tantos años de entrega.

En lo colectivo, más allá de los éxitos deportivos de su club, Marta Martínez también ambiciona que, algún día, el deporte femenino se tenga, al menos, tan en cuenta como el masculino. Con el ejemplo de la WNBA -liga femenina de baloncesto en Estados Unidos-, el camino se ha abierto un poco, aunque aún queda mucho por andar. “Allí se visibiliza mucho más de lo que nos creemos, pero, al final, creo que va todo un poco por el dinero y la visibilidad que le quieran dar”, admite al respecto. Pese a ello, la igualdad va llegando poco a poco, y referentes como el de Marta Martínez, sin duda, acercan aún más al público con el deporte femenino. Con una ambición y una guerra sin igual, la ala-pívot cordobesa ha logrado liderar un proyecto como el de Milar Córdoba BF que es, sin duda, puntero en Córdoba. Gran parte de lo que es el club hoy en día es gracias a su labor, y conseguir el ansiado ascenso a Liga Challenge no haría más que engrandecer la figura de la ala-pívot. Con la lucha, la intensidad y la pelea como firma, no hay reto que no pueda superar. 

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