Hace dos años que por aquí pasó Messi

Hay efemérides para celebrar, para reflexionar o para llorar. El Córdoba-Barcelona que se disputó en El Arcángel el 2 de mayo de 2015 -hizo exactamente dos años ayer- dejó marcada a una generación de cordobesistas. Los que se engancharon al carro de la élite se dieron cuenta de que aquello no era tan idílico como algunos lo habían pintado. Los fieles, los que nunca se mueven del sitio pase lo que pase, balancearon la cabeza durante un rato y esbozaron una mueca entre la sorna y la rabia. Aquel día protagonizó el Córdoba su último partido como equipo de Primera División. Los tres encuentros que le quedaban fueron pura farfolla. Todos los perdió. Como la mayoría de los anteriores desde el mes de enero, cuando pasó por el estadio ribereño el otro coloso español, el Real Madrid, que sufrió horrores para vencer por 1-2 de penalti postrero en un partido que dejó para la historia la imagen de un Cristiano Ronaldo expulsado y sacándose el polvo del escudo, en señal de mofa, delante de la Tribuna. Qué tiempos aquellos. Hace solo dos años.

El Córdoba estaba muerto desde hacía meses. “Desde que perdimos con el Almería no volvimos a ser un equipo”, reconoció meses después Deivid, uno de los pocos supervivientes de esa época. El canario estuvo en aquel duelo ante el Barcelona. Como Luso Delgado, que también resiste desde entonces en la cambiante plantilla blanquiverde. Ese partido ante el Almería fue a principios de febrero. Luego llegaron seis derrotas seguidas más, la destitución de Djukic, la sorprendente llegada al banquillo de José Antonio Romero, la decadencia más absoluta. Y el 2 de mayo llegaba el Barcelona. Día de pago para los abonados y entradas caras. ¿Quién iba a abonar un suplemento por ver el descenso de su equipo? No hubo, ni mucho menos, un lleno en El Arcángel. Apenas unas 14.000 personas. El cuadro catalán, disparado a por el título de Liga, acudió con todo.

¿Y qué ocurrió? Pues lo esperado y más. El Córdoba se encerró, tratando de no llevarse un resultado escandaloso, pero los planes no le salieron bien. Ése fue el signo de la temporada. Al final terminó encajando la goleada más abultada de todos los tiempos en casa. “Si me tienen que atropellar, que sea un Mercedes”, dice una broma macabra. Al Córdoba lo mandaron a Segunda tres goles de Luis Suárez, dos de Messi, uno de Neymar, otro Rakitic y uno más de Gerard Piqué. El cordobesismo aplaudió a Iniesta y Xavi, dos futbolistas emblemáticos en la historia del fútbol español, y no lloró más el descenso de los suyos porque las lágrimas se le habían secado desde mucho antes.

El Barcelona sigue manteniendo la estructura de aquel equipo. Luis Enrique alineó en Córdoba a Bravo, Alves, Piqué, Mascherano (Matthieu, 60′), Jordi Alba, Sergio Busquets, Rakitic (Pedro, 68′), Iniesta (Xavi, 60′), Suárez, Messi y Neymar. En las filas locales apenas queda nadie. Romero era el entrenador. Salieron Juan Carlos, Crespo (Gunino, 46′), Pantic, Íñigo López, Edimar, Deivid, Luso (Ekeng, 57′), Krhin, Fidel, Bebé (Fede Vico, 61′) y Florin. Solo continúan dos.

Deivid y Luso son ahora dos de los capitanes de un equipo que pelea por la permanencia en Segunda División. Este miércoles vuelven a entrenar después de una jornada de asueto y en el horizonte tienen una visita al Coliseum Alfonso Pérez, donde les aguarda un Getafe que era vecino en la élite en aquellos tiempos. Ahora los madrileños pelean por regresar a la máxima categoría, un objetivo que para el Córdoba dejó de tener sentido hace meses. Hay otras prioridades.