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REPORTAJE

Tras los pasos del soldado Juan Bernier

Los hermanos Rafael y Juan Antonio Bernier, siguen los pasos de su tío, el escritor Juan Bernier

Juan Velasco

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El escritor Juan Bernier (La Carlota, Córdoba, 1911 - Córdoba, 1989) fue un soldado más entre los miles que acabaron viéndose obligados a participar en una guerra fraticida en la que nunca tuvo intención de entrar. Pero tampoco fue un soldado cualquiera. El escritor y poeta, miembro del Grupo Cántico, llevó un diario en el que anotó los horrores y los azares de una contienda en la que acabó empuñando un arma simplemente para eliminar las sospechas que se cernían sobre él.

Sus pasos por las trincheras de un país abierto en canal quedaron documentados en una celebrada autobiografía, Diario, publicada por Pre-textos en 2011, y ahora es la fuente de un documental, Miles in bello, realizado por sus sobrinos: el poeta Juan Antonio Bernier y el realizador Rafael Bernier.

Ambos llevaban años dándole vueltas a la idea de colaborar juntos y la figura de su tío y, muy particularmente, su viaje personal durante la Guerra Civil española, no tardó en convertirse en el centro de su primera aventura audiovisual. El resultado, según explica a este periódico Juan Antonio Bernier, es un documental iconoclasta que, pese a tratar un tema tan manido como el de la Guerra Civil, lo hace huyendo de convencionalismos.

Humanismo cristiano

Casi como lo hizo el propio protagonista, un Juan Bernier al que su sobrino define como “una isla dentro del Grupo Cántico”. “Desde luego lo es si lo comparamos con Pablo García Baena o con Ricardo Molina. Porque es el autor en el que, de una manera más decisiva, se percibe la influencia del horror de la guerra en su poesía”, añade.

Bernier ha estado durante años a la sombra de sus compañeros de Cántico, un grupo que renovó la poesía española del siglo XX. Sólo en las últimas décadas, sobre todo a partir de la publicación de su poesía completa y de su autobiografía, su nombre se ha acabado situando en el lugar que le corresponde.

Pero mucho antes de formar parte de aquel decisivo grupo de artistas y poetas, Bernier era sencillamente un joven de muchacho de clase media culta que se vio envuelto en un conflicto “que atentaba contra su sensibilidad”. “El soldado Bernier es una persona que se ve obligada a participar en un batallón de castigo por un expediente de depuración, porque le resultaba sospechoso a las autoridades del momento y, para eliminar toda sospecha, se alista, o más bien lo alistan”, cuenta Juan Antonio Bernier sobre aquel joven que, a partir de aquel acontecimiento, “descubre, contemplando los horrores de la guerra, que él no es ningún monstruo”.

“Frente a la barbarie, frente al saqueo, frente a la destrucción de obras de arte, frente a los asesinatos, Bernier descubre que no es el monstruo que piensa que puede ser hasta ese momento”, detalla su sobrino, que apunta que su tío expresó con mucha claridad su verdadera ideología: “En algún momento dice textualmente: ni comunismo ni fascismo, humanismo cristiano”.

Un viaje dentro de otro viaje

Para contar la historia del soldado Bernier, el documental huye de las imágenes de archivo y opta por ofrecer una mirada poética desde el presente que acaba vinculando el viaje ético de Bernier con cuestiones como la Guerra de Ucrania, la España Vaciada o las identidades. Además, propone una nueva mirada a la poesía de Bernier, incrustando poemas leídos bajo la luz del conflicto bélico para revelar capas no exploradas anteriormente.

Aunque, al final, en un juego metacinematográfico, la película narra un viaje dentro de otro viaje: el de dos hermanos que, rehaciendo el camino que hizo su tío, acaban encontrando el escalofrío: desde las localizaciones aragonesas que revelan paisajes congelados en el tiempo, donde las trincheras y los pueblos aún susurran los ecos de la historia, hasta la ermita de Santa Quiteria, donde Bernier compartió una noche con un artillero rojo caído.

Y muy especialmente en la provincia de Teruel, donde los hermanos encuentran las inscripciones que Juan Bernier dejó cinceladas en una roca, una enorme talla en latín, grabada en un acto de temor a la muerte, y de donde sale la frase que inspira el título del documental, Miles in Bello, que significa Soldado en guerra.

Toda esta peripecia se apoya en un cuidado tratamiento visual, obra de Rafael Bernier, un importante montaje sonoro (obra de Nacho Arenas) y una partitura de aliento poético escrita y compuesta por Fernando Vacas.

El documental, financiado exclusivamente por los hermanos Bernier, está ahora mismo en fase de optar a exhibición en festivales y en contacto con algunas plataformas, si bien sus autores también están trabajando para estrenar la película en Córdoba. Además, este “sueño cumplido” para Juan Antonio Bernier -uno de los poetas más laureados de su generación que es, a su vez, un gran cinéfilo- es también el inicio de una más que probable relación creativa con su hermano, con quien ya está tejiendo nuevas ideas para futuros proyectos audiovisuales.

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