El legado del poeta Álvarez Ortega se queda en Córdoba
El presidente de la Fundación Manuel Álvarez Ortega (MAO), Juan Pastor, ha anunciado este martes que, “tal y como fue su última voluntad, hoy podemos confirmar que el legado de Manuel Álvarez Ortega se va a quedar en Córdoba”. Dicho anuncio, según han informado la Fundación MAO y la Universidad de Córdoba (UCO), lo ha hecho durante la presentación inaugural de las jornadas universitarias que han organizado la propia Fundación MAO y la UCO y que van a reunir, entre hasta este miércoles, a algunos de los mejores investigadores sobre el contexto literario del poeta cordobés.
Precisamente, la investigación es uno de los objetivos de este encuentro, que, en palabras de Juan Pastor, “es nuestra actividad estrella de la programación de este año, porque presta atención a los estudios y a las nuevas vías de investigación sobre Manuel Álvarez Ortega y su tiempo”.
En este mismo sentido se ha expresado el coordinador general de Comunicación, Proyección Social y Cultura de la UCO, Luis Medina, quien ha dado la bienvenida a los participantes diciendo que “si hay algún sitio perfecto para la reflexión y la investigación, es la Universidad y, en este caso, de las universidades, pues ha sido necesaria la colaboración entre varias para la organización de estas jornadas”.
Por su parte, el coordinador de universitarios del evento y profesor de Literatura, Blas Sánchez, ha dicho que “Córdoba está de enhorabuena, porque se abren las puertas a un poeta que tiene que ser reivindicado por su ciudad”, y ha agradecido a la Fundación MAO que “traiga a un poeta a su tierra”.
Seguidamente, han intervenido los poetas, profesores y ensayistas Andrés Sánchez Robayna y Fanny Rubio, que han coincidido en la necesidad que hay de conocer y reconocer la obra de Manuel Álvarez Ortega en el panorama literario español.
Para comprender ese ostracismo, Sánchez Robayna ha explicado que “Álvarez Ortega no buscaba la proyección, sino que la obra era el objeto exclusivo de su atención”, mientras que Fanny Rubio también ha insistido en ese aspecto, al decir que “él mismo se sitúa en la sombra y reivindica el lugar de la periferia como el lugar del canto, porque, cuando el poeta está en el escaparate, el poema sufre, y Manuel Álvarez Ortega lo sabía. Por eso, decidió voluntariamente ponerse en los márgenes”.
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