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¿Cómo lo hubiera contado Chaves Nogales?

Retrato de Manuel Chaves Nogales.

Juan José Fernández Palomo

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El Centro Andaluz de las Letras (CAL) de la Junta de Andalucía declaró al periodista Manuel Chaves Nogales (Sevilla1897- Londres 1944) Autor Clásico Andaluz del 2020. La suspensión de las ferias del libro a causa de la pandemia y el extraño curso académico entre presencial y telemático han hecho que esta declaración haya pasado casi desapercibida, aunque ha habido ocasión para que el pasado 16 de diciembre le fuera dedicado el Día de la Lectura de Andalucía. Justo hace un siglo vivió y trabajó en Córdoba. Nos preguntamos qué y cómo hubieran abordado sus crónicas todo lo que nos ha tocado vivir en este año que por fin acaba. 

Chaves Nogales vivió y trabajó aceleradamente en un tiempo veloz y acelerado y supo contarnos una época convulsa de las primeras décadas del siglo XX donde surgieron los totalitarismos en Europa (nazismo, fascismo y estalinismo) y en la que España vivió la Segunda República abortada por el golpe de estado que nos llevó a la infausta Guerra Civil. Chaves Nogales, autodefinido como “un demócrata, republicano convencido y liberal”, lo vio y lo puso negro sobre blanco en sus crónicas, reportajes y relatos que, aún hoy, un siglo después, son imprescindibles para comprender ese tiempo y, además, son un prodigio estilístico y un ejemplo de compromiso ético tanto con sus convicciones como con el propio oficio del periodista que, básicamente, él definía como “andar y contar”.

Comenzó muy joven de meritorio en la redacción de El Liberal, en Sevilla y, luego, como redactor de El Noticiero Sevillano. En 1920 recala en Córdoba, como redactor de La Voz, donde nace su hija Pilar y publica su primer libro La ciudad. Su breve pero intenso periodo cordobés lo cuenta muy bien aquí Alfonso Alba:  https://cordopolis.es/2014/01/01/chaves-nogales-en-cordoba/ En 1922 se traslada definitivamente a Madrid para trabajar como redactor en El Heraldo y participa en el nacimiento de Ahora en calidad de vicedirector y, tras la rebelión militar de 1936, como director. En noviembre de ese año se autoexilia con su familia en París y empieza a colaborar en diversas publicaciones francesas y también americanas de Chile, Argentina, Colombia o Cuba. Cuando el avance de las tropas nazis en Francia es inminente, en 1940, se desplaza a Londres donde trabaja en una agencia de prensa que acabará tomando su nombre, en varios medios británicos con sus textos traducidos y hasta en el servicio en español de la BBC. Allí fallece el 8 de mayo de 1944, pocos días antes de que los aliados desembarquen en Normandía. Sus restos reposan en el cementerio de North Sheen, en Londres.

Esa intensa peripecia vital y profesional nos ha dejado sus crónicas sobre la Rusia revolucionaria (La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja), reportajes de la guerra de España en Marruecos, visitas a la Andalucía campesina, una entrevista memorable a Goebbles en 1932, una semblanza demoledora del general Franco publicada en la revista cubana Bohemia escrita un mes y medio antes detalla del Ebro, su visión de la “Defensa de Madrid”… mucho más y, sobre todo su libro de relatos A sangre y fuego. Héroes y mártires de España, en cuyo prólogo escribe “De mi pequeña experiencia personal, puedo decir que un hombre como yo por insignificante que fuese habría contraído méritos bastantes para haber sido fusilado por los unos y por los otros”. Frases así han hecho que Chaves Nogales sea considerado como un máximo representante de la llamada “Tercera España”.

El debate seguirá entre ser “equidistante” o “ecuánime”, pero nunca podremos decir que Chaves Nogales, en su vértigo, se puso “de perfil”.

Un siglo después, trase darle la vuelta al calendario y quemar la página 2020, nos preguntamos qué hubiera hecho Chaves Nogales, cómo hubiera contado los féretros en un Palacio de Hielo, monjas desinfectando con agua bendita una residencia de ancianos, políticos tirándose los trastos a la cabeza en cada sesión parlamentaria, zumbados utilizando las redes sociales, hospitales como “atracción turística”, desbordadas comparecencias de prensa mascarilla sí, no, guantes, no, sí, cuidado con tocarte la nariz o los ojos, gotículas en suspensión, sal, no salgas, terrazas sí, no…

Hubiera andado para contarlo, suponemos. Usaría poco el smartphone. No todas las preguntas tienen respuesta. Pero podemos posicionarnos moralmente incluso ante el desconocimiento.

Esperemos que el 2021 prolongue la intención de seguir conociendo el legado ético, profesional y estilístico de este andaluz que trascendió su tiempo y que muchos de nosotros, ya que estamos aquí, recojamos sus lecciones. Las de Manuel Chaves Nogales, el hombre que siempre estuvo allí.

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