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Al Di Meola invoca a Lennon, McCartney, Chick Corea y De Lucía para cerrar el Festival de la Guitarra

Concierto de Al Di Meola en el Festival de la Guitarra

Juanjo Fernández

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Hay un punto de justicia poética en que la edición número 41 del Festival de la Guitarra de Córdoba la cierre uno de los mejores guitarristas que conocemos (y que conoce Córdoba y su Festival), el grandísimo Al Di Meola.

No estaba previsto así por la organización, que había diseñado un fin de fiesta en La Axerquía con una opción progresiva de la mano de Alan Parsons Project, pero una cancelación de su gira europea lo impidió.

Imaginen un símil futbolero: “Di Meola, salga, resuelva y gane la final”.

Y lo hizo, claro. Maravilloso el repaso que realizó el prestigioso mago de las seis cuerdas por todas las músicas que le son afines. Solo o en compañía del versátil percusionista Sergio Ramírez y del discreto y elegante guitarrista Paolo Alfonsi que entraba o salían de la escena según el repertorio o los designios del maestro así lo demandaban. Porque Al Di Meola se las “apañó” a solas casi todo el tiempo con la única guitarra que utilizó (a pesar de tener dispuestas cuatro modelos más, eléctricas y acústicas, a sus espaldas por si fuera menester). La capacidad de improvisación del maestro pone muy en guardia a sus técnicos de sonido y también a sus seguidores.

Más allá de la espectacular técnica del guitarrista de New Jersey, lo más destacable de Di Meola es el amor por el instrumento y cómo lo pone al servicio de músicas de toda condición y parajes y pelajes, desde el jazz más libérrimo al rock o el pop, pasando por la música armenia o el tango. Así sonaron piezas como Fandango, Esmeralda, For only you o su homenaje a Piazzola con La milonga del ángel.

De su último proyecto editado, Across the universe, dedicado a revisitar a The Beatles, sólo nos dejó una deliciosa versión de Strawberry fields forever a solas con su sempiterna guitarra española, desviándose de la melodía original de los de Liverpool y regresando a ella tras demostrar su espectacular digitación y su especial sentido para combinar velocidad, calma y silencio con el instrumento.

Y, claro, el Flamenco. Al Di Meola se dirigió al público para rememorar su encuentro con Paco de Lucía, su fascinación y cómo se fraguó aquella colaboración que acabó en un par de giras y un par de discos junto, también, a Jonh McLaughlin.

Fue el momento de invitar al guitarrista cordobés José Antonio Rodríguez para atacar Mediterranean Sun Dance. Después de una hora y media de concierto de Di Meola fue sorprendente ver (y escuchar) a Rodríguez cómo se acoplaba cómplice recién invitado al escenario.

Aún se quedó el grupo con José Antonio Rodríguez como invitado para rematar el show con el inmortal standar Spain, del grandísimo, y desgraciadamente también desaparecido, Chick Corea.

Olviden cualquier otra lectura tendenciosa: el 41 Festival de la Guitarra de Córdoba se cerró con una composición que se llama España, escrita por un pianista chicano nacido en Massachusetts, interpretada por un cordobés y un tipo de New Jersey con apellido italiano.

Es lo que hay. Y es lo que afortunadamente mola.

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