Bernier rompe su silencio tras su cese y reta a la diputada de Cultura a que haga una auditoría de su gestión
El protagonista de la polémica cultural de la semana y probablemente de los últimos meses en Córdoba ha roto su silencio. El poeta Juan Antonio Bernier ha sido cesado como gerente de la Fundación de Artes Plásticas Rafael Botí y este viernes ha decidido enviar un comunicado de prensa para contestar a las acusaciones de la que es su presidenta y diputada provincial de Cultura, Marisa Ruz, en el que le reta a hacer una auditoría “valiente” de su gestión y de toda su gestión.
“Recibo con relativa perplejidad y absoluta tranquilidad de conciencia las acusaciones hacia mi persona vertidas en rueda de prensa por la presidenta de la Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí”, arranca en su comunicado Juan Antonio Bernier. “Constituyen un relato sesgado e interesado, magnificado y simplificado según su interés, de asuntos de los que, por naturaleza, es la principal responsable”, señala. “Entiendo que responden a la necesidad de contrarrestar desesperadamente las evidentes y constantes muestras de apoyo recibidas por mí tras mi cese como gerente, producido, como es público y notorio, en condiciones cuando menos peculiares”, agrega.
Marisa Ruz ha cargado duramente contra la gestión de Bernier al frente del organismo y le ha acusado de “deslealtad” y de “ocultarle” operaciones irregulares. Una de ellas, según la documentación mostrada por la diputada de Cultura, le va a costar a la institución provincial alrededor de 50.000 euros por una exposición, Una historia propia: mujeres, vanguardia y política, comisariada por Óscar Fernández, y que no se va a llevar a cabo por la “mala gestión” del exgerente, según Ruz.
“La gravedad de alguna de las acusaciones (también las maliciosamente ridículas), así como las intrigantes circunstancias que envuelven la resolución de mi contrato, merecen una respuesta en los escenarios que la ley proporciona en estos casos”, señala Juan Antonio Bernier. “Más allá de los atentados contra mi honorabilidad, me preocupa el descrédito que su presidenta está infligiendo a una institución como la Fundación Botí, tan necesaria para el tejido cultural de Córdoba y su provincia, y a la que he servido con sacrificio y dedicación, dando lo mejor de mí mismo, hasta donde se me ha permitido”, lamenta el poeta cordobés.
Ante ello, “como ciudadano, comprendo la preocupación de los contribuyentes ante estos acontecimientos. Por ello, exijo a la presidenta Marisa Ruz, en aras de la transparencia y de la defensa del bien común de los que presume, las siguientes medidas”, escribe, y empieza a enumerar:
“1. Que lidere la encomienda de una auditoría completa e independiente de la Fundación, que incluya en primer lugar, pero no únicamente, el periodo transcurrido bajo ”nuestra“ gestión. Considero que esta auditoría debería ser valiente y consecuentemente aplicada a la Delegación de Cultura de la Diputación de Córdoba, de la que también es responsable.
2. Que haga públicas las actas del Consejo Rector en que se aprobó “por unanimidad”, según su relato, mi destitución.
3. Que ponga a disposición de la ciudadanía los expedientes completos, una vez resueltos por los órganos competentes (alguno ya lo está), de los asuntos mencionados en rueda de prensa“.
Benier acaba su comunicado agradeciendo “las innumerables muestras de apoyo y respaldo a mi gestión, recibidas incluso después de estas acusaciones, por mis compañeros, colaboradores, agentes culturales, artistas y usuarios de los servicios que presta esta Fundación, digna de ser tratada con más delicadeza y respeto por su máximo responsable. Me apena además, especialmente, en lo personal, el dolor y la inquietud causados inmerecidamente a la familia Botí”.
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