¿Qué hay más andaluz y español que el cuadro de una mujer cordobesa? El símbolo que pintó Julio Romero de Torres fue durante décadas un distintivo que representaba a todo el país a partir de un referente eminentemente andaluz y cordobés. La sombra del pintor puede ser tan alargada para los artistas cordobeses como la de la Mezquita para cualquier otro monumento de los que hay repartidos por sus calles. Y, sin embargo, en una ciudad tan candente, no sobra ninguna sombra, por grande que sea.
El colectivo Algazara, que aglutina a una veintena de artistas de Córdoba, busca, de alguna manera, trazar un punto y a parte respecto al pasado del arte folclórico cordobés y sus códigos y, al mismo tiempo, aspira a situar a la ciudad en el mapa del nuevo andalucismo cultural que ha emergido en el último lustro y que protagoniza exitosos anuncios de televisión, decora muros de ciudades, llega a las pasarelas de pret a porter y llena listas de Spotify con títulos tan acentuados como Jaleo.
En el corazón mismo de este movimiento, que ha sido saludado por esa figura clave del neoandalucismo que es el profesor Antonio Manuel, hay artistas de toda clase, desde el arte urbano a la cerámica, pasando por la fotografía, las artes plásticas, la ilustración, la moda, el diseño, la música, el baile, el tatuaje, la poesía o la historia misma.
Para una de las voces algazareñas, Virginia Filardi, la heterogeneidad del colectivo es, a la vez, el principal estímulo y su fuerza. “Me vinculé a Algazara básicamente porque había diferentes disciplinas y eso me iba a permitir ensanchar mi propio conocimiento”, explica Filardi, una collagista y diseñadora gráfica que nació en Cataluña pero que, con siete años, volvió a su tierra, de donde no tiene ninguna intención de salir y a la que reivindica con cada trabajo que hace para el colectivo.
Para Filardi, la clave de este movimiento está en su mirada a lo cotidiano y lo vecinal. “Creo que la colectividad, la familia y los lazos de vecindad son la base de mi trabajo. No cambio poder salir a la calle y conocer a mi frutero y a mi vecina por nada en el mundo”, explica la artista, responsable, entre otras obras, del mural que anunciaba el último Festival de la Guitarra en el Teatro Góngora.
Algazara, dice la artista, trata de aportar “un punto más fresco a todo lo manío que hay en Córdoba”. Se trata, a su juicio, de “huir un poco del patrimonio para centrarnos en la frescura que aportan los artistas”. Frente a las piedras, están las gentes, parece querer decir Filardi, que destaca la enorme sintonía que reina en el colectivo y que también es apreciable en el trailer del documental Algazara: el presente del califato, dirigida por la productora 7Aros.
Precisamente, el teaser de este documental da una buena medida de cómo el impacto de Algazara comienza a trascender las fronteras de Córdoba y a llegar a otras provincias. Eso se puede ver también estos días, en los que el IES Levante de la ciudad de Algeciras muestra una exposición del colectivo cordobés. Fue la coordinadora del proyecto Vivir y Sentir el Patrimonio del Levante, Celia Velasco, la que se puso en contacto con este grupo de jóvenes artistas para crear una exposición que abordara el sentimiento andaluz con motivo del 28F.
En este sentido, la impulsora de Algazara, Almudena Castillejo, recalca que “la educación es la llave”. “La mayoría hemos acabado estudiando lo que somos por nuestra cuenta y muchos hemos crecido rechazando nuestras influencias. Esto es algo que está dentro de nuestro ADN. No hemos crecido con ese orgullo y para Algazara es importante cambiar esto”, explica la ilustradora, artista visual, muralista y comisaria.
Suya fue la raíz de la planta que tanto ha crecido. Castillejo recuerda que su idea fue la organizar una muestra que reuniera a artistas de la provincia y que el hilo conductor fuese precisamente nuestras raíces. La pandemia paralizó el proyecto, que finalmente se llevó a cabo en mayo de 2021 en el Patio Barroco de la Diputación de Córdoba.
Acabó siendo un éxito. Un éxito repetido. En apenas dos años, Algazara ha protagonizado muestras colectivas en Lucena, hace justo un año, y en el Teatro Cómico de Córdoba, donde cerraron el año expositivo 2022. Además, entre medias participaron en dos actividades de la Delegación de Juventud del Ayuntamiento: el proyecto Identidades y la actividad Naranjas y medias, en las que ocho artistas reinterpretaron, precisamente, la obra de Julio Romero de Torres en varios murales en el Campo de La Verdad.
Uno de ellos fue Borja Cámara Pasadas, que llevó a uno de los muros su visión de la obra Diana (1924) en la que Julio Romero retrataba a la diosa mitológica junto a Pacheco, el galgo del artista. Cámara Pasadas es uno de los ilustradores que mejor ha captado la esencia neoandalucista en su aplicación a otros campos como la música o la literatura.
Como ejemplo, sus diseños para el grupo Mëstiza, que fusionan con enorme impacto el deep house con las raíces flamencas en fiestas y festivales en ciudades como en Ibiza o Tulum (México). También es uno de los que más lejos está llevando este enfoque, como evidencia su labor como ilustrador y diseñador del nuevo disco de la cantante y compositora catalana Silvia Pérez Cruz, una de las estrellas más internacionales de la música española.
Borja Cámara lo cuenta con la boca pequeña, como si todavía fuera un sueño. “Ella me contactó personalmente por Instagram. Me dijo que le gustaba mucho el uso que hacía del color y de los símbolos”, cuenta este artista, que reconoce que, aunque en este trabajo ha buscado una estética diferente, lo ha hecho sin dejar de lado su cultura.
“Con Silvia hay trazos de ese andalucismo que está en mí, pero he podido desarrollar cosas nuevas, nuevos universos y símbolos”, señala este creador, que apunta a que parte de su éxito se ha dado en las redes sociales, donde ha detectado un enorme interés en la mirada que aportan artistas como él y sus compañeros del colectivo Algazara.
¿Y qué cree que aportan desde Córdoba? Reflexiona Cámara Pasadas: “Somos un poco la cara de ese andalucismo que está especialmente visible en Sevilla, pero que en Córdoba no es tan perceptible. De hecho, en Córdoba hay una sensación de estatismo. Hay colectivos artísticos que llevan siglos pinchados y es difícil entrar en el panorama, sobre todo siendo joven y más aún, apostando por un movimiento como el nuevo andalucismo”.
Eso estaba, en parte, en el manifiesto fundamental de Algazara que firmó Castillejo. Hoy, dos años después, la artista suscribe aquellas palabras y apunta que, a pesar de que exista una moda que reivindica el folclorismo, sigue habiendo un doble rasero. Como con Julio Romero de Torres, entiende que, cuando se vende la marca España, se está utilizando la cultura andaluza, sus iconos y sus estéticas.
“Hoy se sigue vendiendo una marca España a partir de unos elementos que, desde hace cinco años, se han vuelto cool. Pero sólo se permite que sea cool para el foráneo, mientras que dentro, se nos sigue señalando, se nos sigue viendo como salvajes o catetos”, afirma Castillejo, que recurre a la actualidad misma. ¿Quién nos va a representar en Eurovisión? Blanca Paloma, a la que define como una artista de Alicante que con un nombre que es el de una virgen andaluza y que copia movimientos que hay en Andalucía.
“Los andaluces somos mucho más que nuestros códigos”, remarca la artista, que, al igual que la cantante de Pozoblanco María José Llergo, participó en la exitosa campaña Con Acento, de la cerveza Cruzcampo, aportando desde Córdoba su visión de lo andaluz y que se plantaba frente a propuestas que, más allá de lo estético, no eran capaces de transmitir lo vivencial.
Algazara, a su juicio, trasciende el folclorismo precisamente por este motivo. “Nos gusta más la palabra evolución, porque esto va mucho más allá de la idea del arte expositivo. Tenemos, por ejemplo, a un ceramista como Luis Torres que ha conseguido llevar la cerámica de La Rambla a la Semana de la Moda de París, o a un artista urbano, como Sota Pérez, que ha incorporado su estética en algo tan tradicional como un botijo”, señala.
Este es el texto que escribió Almudena Castillejo y que sirve como manifiesto fundacional del grupo, en mayo de 2021:
Algazara es un proyecto expositivo colectivo multidisciplinar que consiste en un acercamiento a los vínculos comunes de la cultura contemporánea y tiempos pasados de la provincia de Córdoba. Para ello, se persigue la divulgación del trabajo de artistas jóvenes naturales o residentes en la provincia, que desarrollan sus creaciones en la ciudad. Todo lo que existe hoy en Córdoba, y es exportado, son vestigios del pasado, nos ha sido concedido. Es decir, para los ciudadanos presentes, La Mezquita ya estaba ahí, el río Guadalquivir ya estaba ahí. Desde las fiestas tradicionales hasta los olivares de la campiña, desde la filigrana al cordobán. La visión externa e interna de Córdoba parece que lleva implícita la palabra añoranza. Añoranza de lo que fuimos, con esa incertidumbre en los labios cuando se cita su nombre, de que esos brillantes tiempos no volverán.
Por otro lado, son infinitos los casos, aún en la actualidad, en los que prima la desfachatez de no considerar ni reconocer siquiera nuestra exquisita historia. Casos que abogan por términos y tópicos a los que tenemos que enfrentarnos por ser andaluces. Desde nuestro dialecto, acentos, carácter o forma de enfrentar la vida. Una de las defensas más frecuentes es la de acudir a nombres ilustres de nuestra cultura. ¡Cómo se nos va a llamar analfabetos si esta es la tierra de tan ilustres filósofos, escritores, artistas y músicos! No solo queremos seguir defendiéndonos por lo que fuimos, además queremos plantarnos en un ¡esto es lo que somos ahora! Por ello la propuesta expositiva quiere reunir a diversos ejemplos de creación actual cordobesa ligada a las raíces y al trabajo de unos artistas orgullosos de sus orígenes, que se aceptan tal y como son.
Estos artistas cogen lo que les ha sido otorgado y crean a partir de ahí. Ya sea por las técnicas usadas o por sus temáticas. Sus trabajos son el ejemplo, no de modernidad, sino de evolución. Los orígenes y cultura de estos artistas es imposible de ser amputada de su imaginario. De una mezcla dinámica y enriquecedora, de raíces y contemporaneidad. Queremos mirarnos al espejo y reconocernos, orgullosos de nuestra historia y de nuestro presente. Esto implica ser auténtico. La marca “Córdoba” debe ser legitimada desde el núcleo de la provincia, no impuesta por una visión externa a ella.
Alicia Rosuna, Almudena Castillejo, Ángeles Invernón, Begoña Castillejo, Borja Cámara, Clara Gómez Campos, Dildo con Bigote, Eduardo Parrac, Julio Muñoz, Luis Torres, Marta Araujo, Niño Rubén, Carmen Pérez Cuello, Sakerinox, Sota Pérez, Virginia Filardi y Zarvaje.
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