El acusado de asesinar a un hombre en Platero Pedro de Bares pide perdón
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Córdoba ha celebrado este jueves la cuarta y última sesión del juicio por el crimen de Platero Pedro de Bares con las conclusiones de las partes y la última palabra del acusado, que aprovechó su turno para pedir perdón.
Desde este lunes y hasta el miércoles, los miembros del jurado se han enfrentado a las testificales de un gran número de personas, como el acusado, la testigo principal de los hechos, policías, familiares de la víctima y peritos. A partir de este jueves, el jurado tendrá que reunirse para responder a las preguntas sobre si han quedado probados o no los hechos y el veredicto de culpabilidad o inocencia.
Antes de que el jurado conociera las preguntas a las que deben dar respuesta, el acusado ha hecho uso de la última palabra y ha asegurado que se arrepiente de los hechos. “Yo no quería que pasara lo que pasó. Me arrepiento de lo que he hecho. Creo que nadie quiere pasar por lo que me pasó. ¿Qué puedo hacer?”, ha expresado el acusado.
Durante esta última sesión, las partes han presentado sus informes. El Ministerio Público ha sido tajante en sus conclusiones, solicitando un veredicto de culpabilidad por asesinato. La fiscal ha recordado que la víctima, de 46 años, deja una viuda y tres hijos -dos de ellos menores-, y que su familia quedó “desgarrada por una muerte violenta, innecesaria y repentina”. La acusación pública ha defendido que el acusado actuó con alevosía, pues atacó de manera sorpresiva, sin que la víctima pudiera defenderse. “No solo debe responder por la muerte en sí, sino también por la forma en que se produjo”, ha sostenido la fiscal, que ha recordado, además, que el propio procesado había llegado a admitir a un policía que decidió acabar con la vida de la víctima porque “le había chuleado”.
Las acusaciones particulares se adhieren
En la misma línea, las dos acusaciones particulares han rechazado de plano la tesis de la defensa, que pretende amparar los hechos en una supuesta agresión previa. “No hubo legítima defensa, porque no existió proporcionalidad ni riesgo cierto para el acusado”, han remarcado.
Estas partes han recordado que en la escena del crimen “todo estaba perfectamente ordenado” y que no se encontraron signos compatibles con una pelea. La víctima, han sostenido, recibió una puñalada mortal de forma inopinada y no tuvo posibilidad de defensa. Incluso con asistencia médica inmediata, esa herida habría resultado letal, según los informes forenses, han reseñado los letrados.
La abogada de los padres y de la hermana de la víctima ha insistido en que la intención del acusado fue “acabar con su vida”, y ha defendido la credibilidad de la testigo principal, pese a que la defensa intentó desacreditarla, y ha destacado su coherencia mantenida en su relato a lo largo de todo el proceso. “Ese día, Enrique se encontró cara a cara con la muerte”, ha afirmado la letrada, que ha pedido una condena por asesinato y se ha adherido a las conclusiones del resto de acusaciones.
La defensa insiste en la legítima defensa
La defensa del acusado, en cambio, ha solicitado su absolución por legítima defensa, o, subsidiariamente, que se valore esa circunstancia como atenuante junto con el consumo de drogas y alcohol en las horas previas.
La letrada ha mantenido que su cliente fue agredido previamente con un martillo y un cenicero, y que intentó repeler el ataque con la navaja que se encontraba sobre la mesa, utilizada la noche anterior para cortar droga. Ha añadido que el acusado tiene una discapacidad reconocida del 56% que limita su movilidad, por lo que no resulta verosímil la versión de la testigo principal de los hechos, que declaró que el procesado “corría como una liebre” después de que se produjeran los hechos.
Además, ha cuestionado la credibilidad de esa testigo, a la que acusó de incurrir en contradicciones, y se apoyó en informes de ADN que, según dijo, evidencian restos del acusado en el martillo, lo que probaría que fue golpeado con él. “Pónganse en la situación: si alguien les ataca con un martillo, ¿no intentarían coger lo primero que tuvieran a mano para defenderse? ¿No llegaríais a pensar: su vida o la mía?”, ha planteado la abogada al jurado.
También ha reiterado que tanto el acusado como la testigo habían consumido cocaína, cerveza y otras bebidas a lo largo de la tarde y la noche, lo que habría afectado al desarrollo de los hechos. No obstante, policías que han testificado durante el juicio aseguraron que el acusado se encontraba “perfectamente normal”.
Tras estas intervenciones, el magistrado Juan Luis Rascón ha dejado el caso visto para veredicto del jurado popular.
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