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Tinte, 9: el patio de las ‘micromacetas’ de plástico

Ana Muñoz en su patio de la C/ Tinte, 9 | TONI BLANCO

Alejandra Luque

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Esta casa patio del barrio de Santiago acogió años atrás un taller familiar de platería y hoy es sede de la Escuela de Baile Español de Maribel Montero

En un pequeño callejón, y a la altura de la calle Agustín Moreno, descansa el patio de Ana Muñoz, amante de las flores. Lo confiesa ella misma: “Son mi pasión y a ellas me he dedicado toda la vida”. Un año más, desde 1975, abre su patio durante estas fechas. Y aunque siempre dice que “ésta será la última vez”, cuando llega mayo se olvida de aquella retahíla.

Hace más de 40 años que Muñoz y su familia llegaron a esta casa, cuando todavía lo era de vecinos. Fue a finales de los años 70 cuando las obras comenzaron para hacer más habitable aquella vivienda que, actualmente, sigue comunicada al número 7 de la misma calle. “El cambio más grande fue la sustitución de la cocina comunitaria por el taller de joyería”, cuenta Muñoz. Los familiares de la propietaria eran plateros y, allí mismo, decidieron construir su lugar de trabajo.

El suelo del patio es hoy de barro cocido porque el paso de los años ha provocado el desgaste del bolo. Su entrada está precedida por una cancela “acorde a la edad de la casa, porque ya no se pueden tener las puertas abiertas como antiguamente”, apunta Muñoz. “Antes, los niños venían aquí a beber agua al pilón. Entraban y salían sin ningún problema. Eso ya no se puede hacer”, explica la propietaria.

A la entrada del patio, a la izquierda, resalta un limonero lunero fruto de un injerto de naranja y limón. La parte inferior del patio está repleta de macetas azules con buganvillas, pendientes de la reina, gitanillas y rosales. En la parte superior, Muñoz llama la atención sobre varios rosales amarillos que han florecido para este año.

Tras cruzar el patio, y al lado del pozo, se encuentra el aspecto más singular de este patio: una pared ocupada por ‘micromacetas’ que van desde tapones de botellas hasta capuchones de bolígrafos. En ellos, crecen todo tipos de flores que Muñoz riega con jeringuillas. A su lado, una pila lavadero restaurada hace pocos meses y que utiliza para el cuidado del patio.

Las puertas y ventanas, cada una con un estilo y forma, siguen siendo las mismas que cuando llegaron. Pero cada habitación es una muestra de las distintas generaciones que han crecido en el barrio de Santiago. Nada más entrar al patio, y justo enfrente del pozo, se abre una sala donde hoy se encuentra la Escuela de Baile Español de Maribel Montero, sobrina de la propietaria.

El primer premio para este patio vino en 2005. Diez años después se llevaría un segundo. Mientras tanto, terceros, cuartos, quintos premios y accésit han reconocido el trabajo de su propietaria durante sus más de 30 años de participación ininterrumpida.

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