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La vida junto a un respirador cuando la luz está por las nubes: una pareja de Córdoba se enfrenta al pago de una factura de 700 euros

Isabel y Jesús en su casa

Alejandra Luque

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Una diferencia de más de 400 euros. Esa es la sorpresa con la que se ha encontrado una pareja de Córdoba, Isabel y Jesús, al recibir la última factura de la luz. Visto así, su caso no sería otro igual que el de miles de españoles que, desde que comenzó la guerra en Ucrania, temen abrir el correo electrónico o el buzón para conocer el último recibo de la luz. Y es que Jesús no puede escatimar en este servicio que, para él, es más que necesario. Su vida depende de él. Padece Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) desde que tiene 37 años, por lo que necesita un respirador las 24 horas del día.

La factura que acaba de recibir la pareja asciende a 707,55 euros ya que, al precio desorbitado de la luz, hay que sumar el impuesto del tope al precio del gas; una medida del Gobierno de España para abaratar el precio de la electricidad en el mercado mayorista que, aunque está funcionando según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el elevado coste penaliza especialmente a los hogares en el mercado libre con precio fijo. Se trata de una medida urgente y temporal que estará vigente como máximo hasta el 31 de mayo de 2023, aunque podría interrumpirse antes. El importe en cada factura no es el mismo ya que varía en función de la demanda de la energía.

Según cuenta Isabel a Cordópolis, preveía que la factura de la luz iba a ser alta ya que su recibo es bimensual, por lo que englobaba al verano. “Hemos tenido unos meses muy malos por el calor, pero esta cantidad claro que no me la esperaba”. En realidad, afirma, el consumo de esta familia ha sido el mismo, pero la cifra total se ha agravado por el precio de la luz y el nuevo impuesto del tope al precio del gas. En su caso, este gravamen le ha aumentado su factura en 241,97 euros. Asegura que comparando este recibo con el del año pasado en la misma época, la diferencia es abismal: unos 300 euros más.

La vida de Isabel y Jesús, que forman parte de la Red de Madres y Padres Solidarios, cambió en el año 2002, cuando él empezó a sufrir las consecuencias de la ELA. Era bombero del Consorcio Provincial de Bomberos de Córdoba y, cuando aún no tenía un diagnóstico firme, tuvo que dejar de trabajar, al igual que Isabel. Ambos van mano a mano contra una enfermedad “que se afronta muy mal, otra cosa es que tires para adelante”, se sincera ella.

Jesús vive pegado a un respirador, pero no es la única máquina que necesita para su día a día. “Tiene otro respirador que siempre está cargándose, además dos colchones de aire, un tosedor que le ayuda a toser y un aspirador de flemas que también va enchufado a la luz”. A ello se suma que “los pacientes de ELA son personas que no pueden regular su temperatura: en verano necesitan aire acondicionado y, en invierno, calefacción”.

La familia cuenta únicamente con la pensión de Jesús y con lo que les sufraga la Ley de Dependencia, que en su caso asciende a unos 340 euros. Con ambos ingresos deben hacer frente a todos los gastos de la vivienda y a todo lo que supone la enfermedad. Isabel explica que no han solicitado la Ayuda a Domicilio porque los profesionales “no están preparados para una enfermedad de este tipo”, por lo que, de forma externa, tienen contratada a una persona que cuida de Jesús durante unas horas. El coste de esta trabajadora se eleva a unos 1.100 euros. “Siempre le digo a mi marido que vivimos de sus pagas extras. Hay veces que llegamos a fin de mes raspando pero otras muchas hemos tenido que pedir ayuda, claro que sí”. Para afrontar el pago de esta factura, Isabel afirma que irán a Consumo.

Además de sufragar este gasto, que para Jesús es, simple y llanamente, supone seguir viviendo con dignidad, la pareja debe pagar los recibos de las terapias y el fisioterapeuta. A su vez, la subida de la cesta de la compra, por ejemplo, es, para familias como la de Isabel y Jesús, otra losa más. “Cuento los céntimos para todo porque tenemos mucho gastos de farmacia. La ELA es una enfermedad que no tiene remedio ni tratamiento, por lo que vives afrontando” sus consecuencias, que no están afectando al raciocinio de Jesús. “Él es consciente de todo y ahora, con la subida económica en todo, se siente mal y angustiado”, relata Isabel, que cuenta que, como su caso, hay muchos. “Hay quienes están tirando la toalla y están tomando el camino de solicitar la eutanasia. Muchos piensan que es lo fácil, pero para nada. Nadie quiere morirse, pero hay familias que quieren y no pueden y eso es muy doloroso”.

¿Qué es el tope del precio del gas?

Según informa la OCU, el sistema de precios del mercado mayorista de electricidad hace que el precio del último kWh necesario para casar oferta y demanda decida el precio del 100% de la energía. De esta forma, cuando hay que recurrir a una tecnología de alto coste, como el gas, el impacto se traslada a toda la energía negociada para esa hora.

Para evitar el encarecimiento que este sistema provoca, el RD Ley 10/2022 ha impuesto un tope de 40 euros/MWh al precio del gas que se utiliza en la generación eléctrica. A partir del sexto mes, el precio se irá elevando de 5 en 5 euros hasta los 70 euros/MWh. Las plantas que generan electricidad con gas reciben una compensación por la diferencia entre el coste real y el coste topado que utilizan para hacer sus ofertas.

Cada hora que se genera electricidad con gas, si su coste real es superior a 40 euros/MWh, se remunera a las productoras por esa diferencia. El resultado es un importe que varía hora a hora, como el precio mayorista de la electricidad, que hay que repartir entre los consumidores eléctricos. Para ello, Red Eléctrica facilita un precio por kWh para cada hora del día. Durante el mes de agosto, la OCU estima que el precio de la energía (teniendo en cuenta el coste de la medida de limitar el precio del gas y el propio coste mayorista) se habría reducido en un 22% gracias a esta medida. Se trataría de una reducción de 68,89 euros MWh. Sin embargo, difícilmente se puede hablar de ahorro, ya que ha coincidido en el tiempo con una fuerte incremento de los precios de gas, por lo que más que de un ahorro hay que hablar de una moderación en esta fuerte subida de precios.

¿Quién paga y cuánto cuesta el tope a gas?

Según la normativa, el coste de la compensación se reparte entre todos los usuarios del mercado eléctrico, menos en los contratos con un precio fijo que sean anteriores al 26 de abril de 2022, pues al tener una tarifa fija, tampoco se verían beneficiados por la potencial bajada de precios que debe producir esta medida en el mercado mayorista. Dicho de otro modo, si la tarifa es indexada (como el PVPC) o un contrato con precio fijo que se renovó con posterioridad al 26 de abril, la compañía trasladará esa compensación al contrato de la luz.

¿Por qué se utiliza como fecha de referencia el 26 de abril?

En esa fecha se dio a conocer que la Unión Europea autorizaba que España y Portugal aplicaran esta medida. Las comercializadoras, desde ese momento, pudieron empezar a ofrecer precios teniendo en cuento una hipotética rebaja de costes, aunque todavía no conocían la letra pequeña de la norma que se publicaría casi 3 semanas después.

¿Cuál es el precio del tope del gas?

En junio, julio y, especialmente, en agosto, el gas ha alcanzado precios de escándalo, de hasta 250 euros/MWh. Además, se ha utilizado una gran cantidad para generar electricidad: en agosto, el 31% de la energía provenía de esta fuente, cuando es frecuente que no se supere el 10% o, incluso, el 5% en meses con más viento y agua. Todo esto ha encarecido mucho el coste de la compensación y, como todavía hay muchos hogares con contratos fijos firmados con anterioridad al 26 de abril, no son demasiados consumidores entre los que repartir el coste.

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