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Trashumancia de abejas, una ganadería muy particular de flor en flor

Un apicultor con sus colmenas entre almendros en flor en la provincia de Córdoba | MIEL SIERRA MONTORO

Carmen Reina

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La actividad de la trashumancia se asocia habitualmente a los rebaños de ovejas, vacas o cabras que se trasladan de lugar para buscar los pastos que las alimenten durante distintas épocas del año, en función del clima de distintos territorios. Pero hay otro tipo de ganadería donde también se practica la trashumancia: la apicultura traslada las colmenas de abejas durante el año, en busca de la floración que se va dando mes a mes en distintas especies vegetales.

El abuelo de Lorenzo Ruiz ya tenía algunas colmenas “porque sabía lo bueno que era para la huerta” la actividad de polinización de las abejas. Lorenzo tiene ya 69 años y se ha dedicado a la apicultura desde joven, una forma de vida que ahora también ejercen sus hijos. Tienen unas 1.500 colmenas en el Parque Natural Sierra de Cardeña-Montoro -la primera miel de Andalucía en comercializarse bajo la marca de 'parque natural'-, y desde allí practican la trashumancia con sus abejas por toda la provincia de Córdoba.

Esta particular ganadería necesita de la floración de las especies vegetales para ir alimentándose y en busca de esas flores se trasladan a lo largo del año por distintos territorios. Las colmenas de Lorenzo han pasado de los almendros en flor en el pasado mes de marzo a trasladarse esta misma semana hasta Palma del Río, en la Vega del Guadalquivir, donde un mar de naranjos en flor se abre ahora ofreciendo el azahar a las abejas. En meses posteriores buscarán la floración del cilantro y la matalahúva en la zona de Montilla, para volver a Montoro aprovechando la flor del eucalipto y viajar hasta Conquista cuando las encinas ofrezcan su floración.

“Vamos buscando la flor de cada cultivo”, explica Lorenzo al contar todo ese recorrido de la trashumancia de sus abejas, que se alojan en distintas fincas previo acuerdo con los propietarios. “Es un beneficio mutuo”. Ellos obtienen la ansiada polinización de sus cultivos y los apicultores los productos que generan las abejas. Porque de las colmenas no solo sale miel, sino también polen, cera, propóleo y otros derivados.

Solo en la provincia de Córdoba hay unas 65.000 colmenas, la mayoría -cerca de 39.000-, en la zona de la Sierra de Hornachuelos que, junto a los parques de Cardeña-Montoro y el de las Subbéticas, son las tres grandes zonas de la apicultura cordobesa. “En 65 municipios de la provincia se reparten los más de 400 colmeneros que hay en Córdoba”, explica Lorenzo Ruiz, que es apicultor, fue uno de los impulsores de Expomiel, la feria del sector en Córdoba que ya ha cumplido un cuarto de siglo de vida.

En el conjunto de Andalucía hay unas 630.000 colmenas, el 15,6% del censo nacional. Hay explotaciones apícolas en 488 de los 777 pueblos andaluces y representa el 25% de la producción nacional, siendo la primera comunidad autónoma productora de miel.

Labores apicultoras a lo largo de todo el año

La trashumancia de las colmenas de abejas es solo una de las actividades que conlleva este tipo de ganadería que Lorenzo lleva practican desde hace 30 años y que lleva a sus colmenas a producir entre 10.000 y 30.000 kilos de miel cada temporada, en función de diversos factores. “Este año ha sido muy seco, no ha habido alimento para las abejas y ha habido que echarles alimento. Incluso se han muerto colmenas”, lamenta.

“La apicultura es una afición convertida en profesión”, define Lorenzo mientras explica que el trabajo que conlleva no acaba nunca. “Va desde reparar las cajas de las colmenas, pintarlas, darle el tratamiento a la madera y quitar las colmenas muertas, a preparar las colmenas nuevas de febrero a mayo, eliminar los enjambres en el entorno para que las abejas no se vayan, o pegar la cera....”, desgrana en una retahíla de labores.

Unas labores que, en este año, han elevado los costes de producción de los apicultores, al igual que en otros tipos de ganadería. Desde la Coordinadora de Organizacióne sde Agricultores y Ganaderos (COAG), esta misma semana se ha denunciado que los apicultores españoles han iniciado “la campaña de trashumancia más cara de la historia” ya que “el vertiginoso aumento de los precios del gasóleo ha duplicado el coste de los desplazamientos” de las colmenas. Y a la subida de los precios del gasóleo, se ha sumado el coste del suplemento alimenticio de las abejas ante la escasa floración por la sequía.

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