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El siglo en el que el Reino de Córdoba dejó de ser la puerta de Andalucía

Paso de Despeñaperros

Alfonso Alba

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Hasta finales del siglo XVIII, el Reino de Córdoba era la puerta de entrada a Andalucía. Lo había sido siempre, pero la construcción del paso de Despeñaperros, en Jaén, lo cambió todo. Tanto que a día de hoy para la gran mayoría de la población se sigue pensando que el desfiladero es la única zona accesible para transitar por Sierra Morena, algo que no es así.

Según se describe en el Atlas de la Historia de Andalucía, publicado por el IECA, “antes de la apertura de Despeñaperros, las rutas a Andalucía desde el centro de la Meseta partían de Toledo para bifurcarse posteriormente hacia el valle de Alcudia y el del Guadalquivir o hacia el puerto del Muradal, en las proximidades de Despeñaperros, para los que se dirigían a los reinos de Jaén o de Granada”. Es decir, no había un único acceso a Andalucía. Córdoba o la Ruta de la Plata, para Andalucía Occidental. El Muradal, para Jaén o Granada.

“El punto de la ramificación varió en el transcurso del tiempo, y también hubo distintas alternativas para los distintos itinerarios. El camino Madrid-Sevilla-Cádiz tuvo una particular importancia estratégica para el Reino de España desde que se estableciera la Casa de Contratación de Indias, primero en Sevilla (1503) y posteriormente en Cádiz (1717). Sin embargo, hasta finales del XVIII el panorama de las comunicaciones entre estas ciudades andaluzas y la capital no varió significativamente respecto al periodo medieval”, señala este atlas.

Pero, ¿por dónde discurría el camino? “Entre Toledo y Sevilla se solía invertir ocho jornadas de camino y dos más de descanso. Las ventas eran abundantes, sobre todo en el tramo cordobés que aparece en el detalle del Mapa geografico del Reyno y Obispado de Córdoba de 1797 que se reproduce, en el que se representan 10 ventas en el tramo de menos de 60 kilómetros entre Conquista y Adamuz (Ventas Nuevas, del Zerezo, Orán, La Jama, la Cruz, los Locos, de la Fresnedilla, del Puerto, de Navajunda y de Aguadulce)”.

La mayor parte de estas ventas han desaparecido hoy en día. La zona es surcada por una carretera nacional, la N-420, que une Montoro con Cardeña, y que la Dirección General de Tráfico (DGT) recomienda como alternativa cuando hay problemas en Despeñaperros. De hecho, el viaje es más corto en kilómetros, aunque al no ser autovía es, obviamente, más largo en tiempo.

Despeñaperros se diseñó a finales del siglo XVIII, cuando aún no se había inventado el ferrocarril, como un gran camino por el que podían rodar diligencias. Los caminos no transitables para carros se llamaban de herraduras. “La construcción de la nueva variante del camino de Andalucía por Despeñaperros se inició en 1779. Su éxito fue inmediato y las rutas que se utilizaban anteriormente cayeron en desuso”, señala el atlas. “El mismo ingeniero que trazó el paso por el desfiladero de Despeñaperros, Carlos Lemaur, proyectó el Canal de Guadarrama entre Madrid y Sevilla. Se optó por Despeñaperros, entre otras opciones, a pesar de su gran dificultad técnica, ya que había que contar con «numerosos puentes, rompimientos y terraplenenes», según expresión del Informe Betancourt. El proyecto de ingeniería y la obra, finalizada en 1786, se abordó conjuntamente con planes de repoblación de los alrededores para proporcionar mayor seguridad al nuevo trazado, surgiendo las Nuevas Poblaciones habitadas por colonos alemanes y flamencos, fundamentalmente”.

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