El primer robot camarero ya trabaja en Córdoba
No sabemos si pasaría el test de Turing, pero sí que ha pasado el test de Sushicolor. Aún no tiene nombre, pero ya tiene título honorífico: es el primer robot camarero que presta servicio en la hostelería de Córdoba. Apunten la fecha, por si acaso: 17 de febrero de 2022. Desde este jueves, hay un androide llevando y trayendo platos y comida en la ciudad.
Se trata de un modelo Peanut T1, un androide inteligente capacitado para entregar y llevar comida y platos. Una camarera autónoma, en realidad, que presta servicio en el nuevo establecimiento que ha abierto Sushicolor en la calle Alhakén II, en pleno centro. El gerente de este nuevo Sushicolor City, Lailai Xu, explica a este periódico que llevaba dos años detrás de un robot así, ya que se adapta a la perfección al nuevo modelo de negocio que han abierto, un restaurante urbano con autoservicio, similar a los de comida rápida, en los que el pedido se hace por una pantalla o por una aplicación.
La diferencia es que, en este establecimiento, un androide aún sin nombre te lleva a la mesa tu pedido. Con buenas palabras, además, ya que su software está programado con alta dosis de simpatía, lejos de la fama de sieso que precede al tabernero cordobés.
“Mi amor, sírvanse su menú y después acarícienme la cabeza para que pueda seguir trabajando”, dice con voz y acento sudamericano el androide cuando llega a la mesa con un pedido. “Que aproveche cariño”, dice al despedirse de los comensales, con un tono amable.
Carga de 40 kilos, sensor inteligente y amabilidad poco cordobesa
Aunque, su propietario, Lailai Xu, no lo ha contratado por su simpatía. “A mí me interesaba mucho porque en China se lleva desde hace años y porque creo que es una inversión en publicidad”, explica, aclarando que también supone un evidente ahorro en personal. No obstante, remarca que Sushicolor City es un restaurante distinto, que no estaba pensado para tener servicio en mesa, por lo que el androide viene a redondear el personal del establecimiento, formado por dos cocineros y dos personas en barra.
Este tipo de tecnología lleva años funcionando en Asia, aunque ha sido la pandemia lo que ha disparado el interés en ella, dado que los fabricantes comenzaron a glosar las bondades que ofrecía un producto que, en tiempo de brotes, evitaba el contacto personal. Aunque, en realidad, los fabricantes de este tipo de androides no se cortan a la hora de aclarar de qué va la cosa: “El robot de entrega T1 mejora principalmente la eficiencia del servicio, reduce el costo de mano de obra y crea características de servicio para la industria de la restauración”, dicen en la descripción del producto.
El Peanut T1, que avanza por el restaurante a ritmo de música electrónica, es capaz de cargar 40 kilos, tiene visión artificial y un sensor que detecta el movimiento y que hace que se frene o gire para evitar colisiones con personas u objetos. Además, avisa: “Me estás obstruyendo el camino”, dice el androide cuando no encuentra manera de seguir andando.
El T1 es capaz de trabajar todas las horas que pueda de forma autónoma, ya que, cada vez que hace un pedido vuelve a posarse en su sistema de carga. Tiene dos pantallas, una que muestra los ojos del robot y que reproduce algunas expresiones humanas, y una trasera. Lo que, de momento no tiene es nombre. Lailai Xu dice que está pensando en hacer un concurso a través de las redes sociales para que los clientes voten el nombre.
Y, aunque viene de asia y trabaja en un restaurante japonés, de momento el robot T1 no se ha despedido de nadie diciendo “Sayonara, Baby”. El futuro, en cualquier caso, ya está aquí.
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