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La postura de Antonio Gala contra el sionismo e Israel que acabó en denuncias por antisemitismo

Antonio Gala.

Juan Velasco

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Pocas voces en España han sido más críticas contra el sionismo y la intervención del estado de Israel en territorio Palestino que la del escritor Antonio Gala (1930-2023). En su trayectoria como columnista, Gala publicó en numerosas ocasiones textos que condenaban la política expansionista y belicista de Israel contra Palestina, sin importarle que ello le convirtiera en un autor señalado como antisemita por parte de la comunidad judía a nivel internacional.

Es más, el dramaturgo, poeta y mecenas, siempre mantuvo una postura clara a favor del reconocimiento del pueblo Palestino, y se mostró, en no pocas ocasiones, muy duro con el papel de Israel, llegando incluso a apuntar por ello a todo el “pueblo judío” con sus dardos. Lo hizo en varios de los medios en los que ejerció de columnista, pero muy especialmente desde su tribuna La Tronera, en el diario El Mundo.

En sus últimas décadas como columnista, algunos de sus escritos suscitaron fuertes críticas por parte de la comunidad judía. Pero fue el que publicó en 2014, titulado ¿Los elegidos?, el que más ríos de tinta hizo correr, ya que condujo a un anuncio de querella por incitación al odio que, por lo que se sabe en Córdoba, nunca llegó a prosperar.

¿Qué decía Gala en aquel artículo para que la comunidad judía lo tildara públicamente de antisemita y lo llevara a los tribunales? Pues el escritor arrancaba señalando que el pueblo hebreo “podía haber hecho mucho bien a la humanidad: por su cautela, su prudencia y aguante, su aparente fidelidad religiosa y su ratificada administración de cualquier dinero” para, a continuación, cargar las tintas: “Lo que sucede es que, de pronto, harta a la parte de la humanidad con la que vive: fenómeno reiterado de su historia: como si no estuviera hecho para convivir”.

El texto, publicado días después de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaran la Operación Acantilado Poderosor sobre territorio gazatí, pasaba entonces a denunciar que era la población de Gaza la que sufría en ese momento “sus abusos”. En su alegato final, Gala atacaba con fiereza: “No extraña que los expulsen tanto. Lo que extraña es que los vuelvan a llamar. Porque o no son buenos o alguien los envenena. No soy racista”.

La denuncia

Aquel texto llevó a que la Comunidad Judía de Madrid amenazara con una querella. Según publicó la prensa de la época la denuncia se registró ante el Juzgado de Instrucción de Madrid y la Fiscalía General del Estado por un presunto delito provocación a la discriminación, de incitación al odio, ofensa a los sentimientos de los miembros de una comunidad religiosa y/o un delito de injurias del Código Penal. Incluso el partido UPyD la llevó al Parlamento Europeo.

Sin embargo, según contaban este viernes los familiares del escritor, aquella querella nunca llegó a notificarse oficialmente a Antonio Gala, que en su dilatada trayectoria como columnista, tuvo bastante experiencia a la hora de recibir querellas, que encajaba muchas veces con honores.

En este caso, según su entorno, no tuvo que presentarse en ningún juzgado para defender sus palabras y opiniones. Tampoco le hubiera importado, puesto que Gala siempre había expresado su postura con vehemencia y en no pocas ocasiones, pese a las reiteradas acusaciones de antisemitismo, una tacha que le acompañó cuando le entregaban algún reconocimiento, e incluso el día de su muerte (“Muere Antonio Gala, escritor español ”antisemita y judeófobo“, publicó el medio Enlacejudío cuando falleció).

El sionismo equivale a fundamentalismo

Antonio Gala Escritor

Él nunca se amilanó. Por ejemplo, cinco años antes del anuncio de la querella, coincidiendo con la campaña de bombardeo aéreo sobre la Franja de Gaza, que comenzó el 27 de diciembre de 2008 y finalizó el 18 de enero de 2009, Gala había publicado dos artículos sobre el tema que, de nuevo, le pusieron en la diana por su postura ante el conflicto Israel-Palestina.

En el primero, titulado Pueblo elegido, el cordobés afirmaba con rotundidad que “el sionismo equivale a un fundamentalismo y es, por tanto, ciego y vengativo”, y criticaba a “quienes usan Israel (no todos) en lo que contra ellos se realizó”, para “arrebatar a otro pueblo su geografía”. “Desde Egipto a Sefarad, desde Canaán a Sión: todas tierras prometidas. ¿No haría bien preguntándose el porqué le ocurre siempre igual? ¿O estará el resto del mundo equivocado?”, se cuestionaba Gala en dicha columna, publicada el 5 de febrero de 2009.

Justo un mes después, el 5 de marzo, Gala volvió a la carga en otro texto titulado El mal camino, en el que volvía a plantear una espinosa pregunta: “¿Por qué piensan los sionistas que persiste en la Historia el rechazo hacia el pueblo elegido?”. En aquella tribuna, el escritor planteaba que “la única salida es hablar con los palestinos, incluso con Hamas”.

Los dos textos se publicaron durante sendos ataques de Israel sobre Gaza, si bien, en otras ocasiones, cargó contra Israel sin necesidad de qe se diera este tipo de contexto. Por ejemplo, en un artículo sobre el tsunami en Japón señalaba a Israel como “el país más racista del mundo”, mientras que en 2011, ya apuntó contra quien hoy es primer ministro de Israel: “¿Por qué Netanyahu, tan dependiente de sus compatriotas (no sé si me excedo) o sus consanguíneos (sí, me excedo) es tan osado, o tan insensato, como para obrar como obra, renovando el brote de antipatía que lo hebreo despierta en lo no hebreo?”.

Hubo más artículos, antes y después. Gala nunca se movió de su posición. “Sin dos Estados independientes no habrá paz”, llegó a escribir en 2009. Unas palabras que, quince años después, parece haber hecho suyas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la hora de fijar la postura de España ante los miles de asesinatos que se están produciendo en la franja de Gaza por parte del Ejército de Israel, y que la Corte Internacional de Justicia ya investiga como un genocidio.

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